Stendar_

Untitled

Aug 14th, 2018
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  1. Nombre: Kohnel Vess
  2. Apodo: Asra Khem
  3. Face claim: Matt Daddario
  4. Especie: Híbrido.
  5. Edad: 33
  6. Empleo: Buscavidas
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  8. Kohnel nace como el segundo hijo de una familia noble de Carannia, Serenno, en el sistema D'Astan. Su madre era una joven arcaniana de gran riqueza cuando conoció al conde Nazarian Vess. Él fue criado como un muchacho de alta cuna hasta el momento en que fue detectado por su conexión con la Fuerza a los tres años por un jedi en misión diplomática.
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  10. Durante su estadía en el templo, se destacó por encima de los demás aprendices en el uso del sable de luz, comprendiendo rápidamente la esencia del Shii-Cho y aunque intentó aprender el Makashi, muy interesado en convertirse en un duelista de renombre dentro de la orden, se le aconsejó, muy para su desazón, que no coma ansias y perfeccione el estilo. Así lo hizo pues, y buscó dedicar su tiempo a un entrenamiento de combate casi exclusivo, por lo que su talento para los usos más sutiles era mínimo; los trucos mentales más sencillos le costaban demasiada concentración y aún así, no eran muy potentes. Aunque sus presas y empujones de Fuerza tenían poder, carecía de control fino y refinamiento. Su capacidad para sentir la Fuerza era decente, sin embargo, y podía ejecutar ejercicios rutinarios sin mayores problemas. Al llegar a los once años fue aceptado como padawan y entrenado por un respetado guardián jedi conocido por su dominio del Niman, un estilo conocido por permitir personalización y resaltar el carácter de uno. Su actitud arrogante, sin embargo, junto con su falta de paciencia para las aplicaciones sutiles de la Fuerza siguieron plagando su juventud, cosa que no lo hizo muy bien visto dentro de la orden. No ayudaba que siempre albergase curiosidad por su pasado y origen, cosa mal vista entre los jedi. El constante aval de su maestro M'al-Umah fue lo que mantuvo la opinión sobre el muchacho en un punto neutro.
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  12. Las Guerras Clon llegaron como caídas del cielo para él, ya que pudo desarrollarse con mayor libertad en su ansiada área de especialización, el combate directo, y fue ganando experiencia rápidamente. Aunque echó a perder más de una situación de la cual se llegó a salvar por los pelos al principio, con el tiempo fue templando su carácter lo suficiente para no caer en la estupidez de la adolescencia, algo que por su trasfondo noble y ansias de grandeza no dejaba de tener durante sus primeros años. Aunque ganó sensatez, sin embargo, seguía siendo todo un temerario de gran ímpetu y persistencia. Casi al final de los conflictos, por insistencia de su maestro, había conseguido mejorar su defensa usando el jar'kai, especializando su entrenamiento en el uso del Niman como su maestro, y su personalidad arrogante se había ido templando en una más agradable y magnética.
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  14. La tragedia comenzó cuando en uno de los conflictos, el maestro M'al-Umah pereció cubriendo una retirada. Sin maestro, el consejo le llamó de vuelta a Coruscant, donde permaneció en espera de nuevas órdenes. Al cabo de unos días, las cosas empeoraron mucho más, puesto que el templo fue atacado por los mismos soldados que antes habían servido junto con los jedi. Sin pensarlo mucho, encendió su sable y comenzó a defender el piso en el que se encontraba junto con otros pocos guardianes presentes. Tras limpiar un pasillo, logró avanzar hasta donde pensaba que iba a poder reagruparse. Parecía que todo iba a salir bien, hasta que vio como el maestro Cin Drallig junto con su aprendiz Serra fueron asesinados brutalmente por nadie menos que el elegido, Anakin Skywalker. Sintiendo la furia crecer en él, estuvo a punto de lanzarse al combate, pero otro grupo de soldados abrió fuego hacia su dirección y tuvo que replegarse junto con otros tres caballeros. Con la idea de buscar ayuda, tomó una nave con gran remordimiento y pesar, separándose de los otros que escaparon con él, partiendo del planeta hacia donde pudiese hallar a alguien. Nadie respondía... Eventualmente, el mensaje de Obi-Wan Kenobi llegó a él y entonces el mundo se le cayó encima pedazo a pedazo.
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  16. Rápidamente y sin perder tiempo, escapó al Borde Exterior. Luego de varias peripecias, consiguió vender esa nave, robar un carguero luego de ver un altercado en una taberna y la vendió en el siguiente planeta al que llegó. Con ese dinero, consiguió una nueva nave, una fragata modificada. Con el excedente, contactó a un especialista y se forjó una nueva identidad, cambiando incluso su rostro para resurgir como Asra Khem.
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  18. Empleados fueron y vinieron, haciendo las veces de un buscafortunas de distintas lides, haciendo trabajos de varios tipos, puliendo sus habilidades como luchador, si bien escondiendo sus sables de luz para usarlo solo como último recurso en ocasiones en las que sabía que no habría testigos. Nunca dejó de lado su entrenamiento en la Fuerza ni los kata de combate, pero empezó a echar más mano de talentos físicos más mundanos, como el mano a mano y el uso del blaster para ser eficiente sin llamar demasiado la atención. Con el tiempo, una jedi en exilio dio con él, la guardiana veterana Mallah Jenn Eri'Ka.
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  20. En un principio, ella le habló de lo ocurrido en los demás frentes al momento de la Orden 66, pero al pasar los días, ella fue revelando que había aprendido que los ideales Jedi no tenían todas las respuestas para la nueva realidad que los usuarios de la Fuerza no afiliados al Imperio estaban experimentando. Descorazonado y cansado él mismo de todo lo que había visto, las ideas de Mallah sonaron muy tentadoras y finalmente, decidió caminar la línea, aprendiendo de ella.
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  22. Bajo su tutela y conviviendo con ella logró completar su entrenamiento, aprender algunos recursos inusuales para los jedi, y, en especial, refinando el uso del Teräs Käsi, el cual continuaría empleando al volver a su profesión previa y renovar su nave. Años sobrevinieron y él se hizo un nombre en el Borde Exterior. Trabajar con él era algo que se codiciaba por el perfil de los trabajos y el margen de éxito. Así fue amasando algunos contactos y una reputación como profesional y luchador, haciendo labores de guardia, recuperación de objetos, captura de criminales y similares. Para su desgracia, en uno de éstos, en los que las cosas se le fueron de las manos, la caja que contenía sus sables de luz se destruyó al caer en un reactor de fusión junto a pertenencias menores.
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  24. Es aquí que en busca de hacerse con cristales kyber de forma discreta, se dirigió al planeta Mygeeto. Aquí, sin embargo, tan pronto como aterrizó, sintió una presencia sensible a la Fuerza que le llamaba. Era cruda, sin refinar, pero estaba cargada de voluntad de vivir. La siguió hasta una casa de placer, uno de los lugares donde, tristemente, no era raro encontrar almas en desgracia caídas ahí por la crudeza de las zonas más pobres y ahí, entre las muchachas que figuraban como mercancía de subasta, encontró a una muchacha de aspecto humano. Su conexión con la Fuerza era innegable, y desde ese día hasta la noche siguiente, que fue la subasta, pensó en qué hacer... Mientras buscaba un modo de obtener acceso a un cristal haciendo uso de sus contactos, le dio vueltas constantemente. Lograr su cometido no iba a ser fácil de todos modos, e incluso con ayuda, obtener los fuertemente protegidos cristales no iba a resultar sencillo. Eso hizo que pusiera aún mayor atención en la muchacha en el ínterin. No se sentía capaz de cuidar de alguien más y dejarla a su suerte luego de liberarla no era una opción con la que estuviese cómodo. Tras mucho debatirse, al final terminó, en un impulso, pagando por ella.
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  26. Al momento de llevarla con él, sintió el peso de sus decisiones hasta el momento. Su disciplina flaqueaba, la tentación era grande... Se encontró deseando quedarse con ella, seducido por su apariencia, por su actitud, por su conexión a la Fuerza y todo lo que representaba... Y estaba en sus manos. Pero no era correcto aprovecharse... ¿O si? En el Borde Exterior era legal. Era correcto. Había hecho todo tal cual, y además le había salvado de un destino que sería definitivamente peor a manos de los otros que pujaron por ella. No era el malo ahí, no tenía nada de malo ganar algo a cambio.
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