El semáforo cambió a verde cuando Eddington cruzaba la calle en línea recta. Una brisa gentil soplaba a través de El Régimen y no había mucha gente afuera. Pedazos de basura giraban en el suelo, pero alguien, eventualmente, los recogería. Eddington tocó sus orejas y se aseguró de que sus audífonos siguieran en su lugar; ya no funcionaban como antes. Otras personas pasaban junto a él en la calle, todos caminando en la misma línea recta, todos portando los mismos audífonos, todos sin expresión.
	Eddington vestía una chaqueta gris provista por El Régimen. No lo mantenía cálido ante el frío emergente, pero, si caminaba un poco más rápido, se sentía bien. En un cruce vió un vaso de café girando en círculos. Quería levantarlo para limpiar algo de la basura que atestaba las calles, pero todo lo que importaba era conseguir una bebida caliente. Unas vueltas más y Eddington vió el café. En el camino pasó por unos deambulantes que aglomeraban las calles, todos vistiendo exactamente el mismo estilo de chaqueta en colores diferentes. Uno, de azul marino, caminaba adelante; otro, de blanco, se asomaba de una panadería, De vez en cuando, figuras altas y militantes en trajes negros acechaban en las sombras con espaldas rectas y caras inexpresivas.
	Se detuvo frente al café y respiró profundamente, de manera casi visible en el fresco aire de la tarde. Miró a través de la gran ventana, empañada en bordes. Más allá de su propio reflejo, vió a sus amigos de L'académie tendidos relajadamente en los sillones del café y conversando casualmente. Todo lo que veía a través de la ventana eran los movimientos de sus gestos y el balanceo de sus cabezas. Abrió la puerta y las voces amortiguadas se volvieron claras.
	"¿Estás seguro de que era un Grupo de Pascua?", dijo un hombre pulcramente vestido con una chaqueta azul marino.
	"¡No! Y es ahí, ahí, en donde tú y yo diferimos".
	"Dame un respiro. Soy del área de Historia". Dio un sorbido lento a su café.
	"Ingeniería química". El hombre se reclinó y cruzó los brazos.
	"No eres un humanista, ¿verdad?"
	"¿Humanistas? ¿Qué, van a trabajar en La Planta cuando terminen?"
	"Sí, sí, claro". En medio del intercambio el de chaqueta gris notó, de reojo, a Eddington. "¡Tú! ¿Eddington? Ja, de vuelta a las andadas. Caballeros, ¡acaba de regresar de L'académie!". Se levantó y dio una palmada en el hombro de Eddington. Eddington recordó cómo siempre era tan hablador.
	"¿Cómo estuvo?", preguntó el de chaqueta gris.
	No lo sabía. Estaba en el café y sabía información que no sabía antes, y no se había desviado ni una sola vez de su camino, y-
	Eddington comenzó con la segunda palmada en el hombro. "Sólo... todas las cosas normales".
	"Vamos. Cuéntanos". El de chaqueta gris se volvió a sentar. Eddington bajó la mirada para ver su propia ropa, luego volvió a mirar al hombre. Ambos eran del área de Historia. "Ahora, ¿sabes lo que realmente deseo? Deseo que ya nos den esa parte".
	"¿Qué parte?"
	"La evolución de la filosofía política francesa". Las palabras salieron de su boca sin esfuerzo. Era el Hombre de la Historia.
	"No estoy seguro". Eddington se encogió de hombros.
	"Bueno, sólo hay una manera de averiguarlo". El Hombre de la Historia vació su taza. "Dime algo sobre Voltaire".
	"Cartas sobre la nación de Inglaterra, que abogaba por varias formas de libertad religiosa. Cómo él afirmó, 'Si sólo se permitiese una religión en Inglaterra-'". Se detuvo. Eso no lo sabía el día anterior.
	"Vaya, vaya. Realmente te lo implantaron". El Hombre de la Historia aplaudía mientras caminaba hacia el mostrador. Eddington permaneció en silencio.
	"Tú, ahí. Oye, guarda eso". El Hombre de la Historia estaba en el mostrador hablándole a alguien con una chaqueta beige. "Haciéndote el listo, ¿eh? Sabes que si lo descubren, ellos...". Se detuvo mientras el de chaqueta beige se llevaba una pipa a la boca. "Espera, ¿acaso no eres un lingüista?".
	"Así es". El de chaqueta beige se sacó la pipa de la boca. "¿Estás buscando algo?".
	El Hombre de la Historia aclaró su garganta. "Da la casualidad de que sé un poco sobre... digamos que aspectos de patrones lingüísticos".
	El Lingüista hizo un divertido ruido de lloriqueo. "Hay muchos aspectos. Y ni siquiera estoy seguro de que patrones lingüísticos sea un término lo suficientemente bueno para abarcarlos. Personificación, oxímoron, calambur, simil, léxico...".