“Mi esposo es el Director de un Hospital Regional. Él tiene 72 años y ama su profesión. No anticipamos una crisis de este tipo, una de las primeras cosas que aprendimos es que este virus afecta principalmente a las personas mayores y con condiciones preexistentes. Mi esposo tiene una afección al hígado, es hipertenso y diabético. Tuvo la opción de acogerse a la norma ( ) y quedarse tranquilo en casa. Como familia, quizás en cualquier contexto diferente lo hubiesemos querido en casa. La magnitud del problema escaló muy rápido y acordamos conversarlo en familia. Con mis tres hijos, decidimos que no interferiríamos en la deicisión de mi esposo, que forma parte de la población de riesgo. ¿Por qué? Porque ese es su propósito y su responsabilidad. No estábamos en la posición de impedirle servir a los demás, aunque signifique un sacrificio. Hubiera ido en contra de todos los valores que hemos tratado de inculcar como padres en nuestra familia. Desde entonces venimos afrontando esta crisis un día a la vez. Hemos tomado un papel en facilitarle la vida a él y también al resto de personas de la comunidad. Por ejemplo, coordinar directamente con proveedores de equipos de protección personal que tenían dificultades en hacer los envíos desde Lima como consecuencia del decreto del Estado de Emergencia. También lo apoyamos en la comunicación, yo escribo un mensaje, mi hijo lo corrige, mi hija graba y edita un video y los sacamos por las redes sociales. En esta ciudad necesitamos a más profesionales de la salud que den la cara.

Es verdad que nos hemos puesto las pilas porque cada ciudadano tiene una responsabilidad con su comunidad, pero una de las más grandes responsabilidades es darle el soporte emocional que necesita para lidiar con esta situación extraordinaria. Un día mi esposo llegó a casa y le hice demasiadas preguntas y me dijo con calma “me estoy estresando más que en el hospital”. Conversé con mi hijo y me pidió que le dé un poco de espacio, luego él escribió una publicación de reconocimiento en su facebook y ese estrés se fue, su humor cambió mucho. Fue ahí en que nos dimos cuenta qué podíamos hacer mejor. Desde entonces venimos poniendo nuestro amor familiar en ayudarlo con su agenda, nuestros videos caseros, compartir información oficial, desmentir noticias falsas y mucho más.

Creo que esta crisis nos ha acercado mucho más a las comunidades a las que pertenecemos, el individualismo ha demostrado ser inútil cuando todos nos estamos hundiendo. Me apena mucho leer críticas malintencionadas en internet, siento unas ganas enormes de contestarles que si supieran lo que estoy viviendo como madre, sabrían que no es momento para atacarnos. No es el momento de destruir, sino el de preservar lo que tenemos, para preservar vidas. Cada una de las acciones que tomamos en este momento lo hacemos para salvar vidas. MMi familia y absolutamente todos los trabajadores del hospital, personal de limpieza, seguridad, todos son parte de esta gran tarea. Nos lanzamos con el favor de Dios hasta quemar el último cartucho.”