Para la Sra. Conway, Estados Unidos de América,

Ginebra, 11 de julio de 2019-

Te alegrará saber que no ha ocurrido ningún desastre desde que decidí emprender el viaje cuyos fines consideraste malignos. Me dispongo a partir , y mi primera tarea es hacerte saber que mi estado de ánimo y mi confianza han mejorado mucho en los últimos meses.

Siento cómo la gélida brisa de Ginebra juguetea con mis mejillas, abraza mis sentidos y me llena de placer. ¿Te es familiar esta sensación? Me siento inspirado por este viento de promesa, mis fantasías se vuelven más fervientes y vívidas. Intento convencerme, en vano, de que Los Santos es la cuna de la decrepitud y la corrupción; pero en mi cabeza se presenta como un lugar de infinitas oportunidades y belleza.

En ese lugar el sol nunca se esconde y su gran circunferencia bordea el horizonte y emana un esplendor perpetuo.

¿Qué no esperar de un país con luz eterna? Puede que ahí descubra el maravilloso sentido de la vida que hace que sus excéntricas gentes salgan adelante. Saciaré mi ardiente curiosidad con la vista de una parte del mundo que no he contemplado nunca, y puede que tome caminos que nunca antes hubiera tomado.

Hasta luego, mi querida madre. Que los cielos lluevan bendiciones sobre ti y papá, y ojalá, pueda confesar una y otra vez mi eterna gratitud por todo vuestro amor y apoyo.

Tu querido hijo,
James Conway
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James era banquero e intentará volver a la banca tras llegar a Los Santos. En caso de que no pueda obtener un trabajo que considere digno de sus capacidades y su preparación podría intentar introducirse en el mundo criminal para sobrevivir. Es un tipo culto, educado y fino así que no le interesan los crímenes menores como robos y secuestros. James es un hombre de negocios muy profesional ante todo, pese a donde le conduzcan los tortuosos vericuetos del destino. Quiere sentirse útil y aceptado.