LA  CONFESIÓN

Ave Maria Purísima. Padre, me acuso de ser heterosexual. Si, lo confieso, y no es por vicio, ¿eh?, que de vicio nada, que yo soy así de nacimiento. Bueno, era yo un crío y, cómo me ponían. Y es que yo estoy con una mujer y no se puede figurar como me pongo. En cambio con los hombres no es lo mismo, ahora con las mujeres no sé yo si será por el cuerpo que lo tienen distinto o que tienen menos pelos. Yo es que lo de los pelos lo llevo fatal ¿sabe? Bueno, vera, yo es que me hice gay por mi mejor amigo, un pesado. Pero muy buen chico, ¿eh? Pero muy pesado, muy pesado. El me decía, fue lo primero que me dijo, ¿tú entiendes’. Y yo le dije, yo es que no entiendo nada, no sé qué me estas contando. ¿Tú entiendes?, y yo que no entendía nada. Hasta que me lo explicó. Y cuando me lo explicó, menudo cansino, Padre. Se pasaba todo el día diciéndome, anda libérate. Y yo que no, que yo soy hetero. Anda venga, libérate, solo un poquito. Y yo que no, no seas pesado. Y él, anda prueba, si lo pruebas, a lo mejor te gusta. Y yo que déjalo ya pesado. Total, que al final entre yo, que no se decir que no, y el, que cuando se pone burro se pone, pues nada. Me dije, si te liberas un rato no va a pasar nada, porque me libere un poquito no me va a hacer daño. Daño!! Estuve 3 semanas sin poder andar Padre. Pero claro, por otro lado, yo desde que me hice gay todo me va mejor, y es que bueno, yo soy artista, ¿sabe? Y como que desde eres gay, sales más, tienes más amigos, más fiestas, sales de compras, como que más aireado. Yo padre, ¿sabía usted que los heterosexuales no somos contemporáneos? Sí, sí, como se lo cuento. Como le iba diciendo, yo que me hice gay por un amigo, el problema es que cuando me abraza, solo pienso en mujeres. Que yo lo quiero mucho, que yo sin él no puedo estar, pero me abraza y solo veo mujeres. Padre, que hago. Ah. Tres padres nuestros. Ya.