Mascrema 3

Más crema III

Rocio se encerró en su habitación nada más llegar. No tenía ganas de comer ni ganas de ver a nadie. Solo quería estar sola y deseaba que el verano terminase y volviesen a Madrid lo antes posible. Y nada tenía sentido, ni las vacaciones, ni la playa, ni las salidas ni nada de nada. Quería volverse y olvidarse de él cuanto antes. ¿cómo podía haber sido capaz de creer que él estaba detrás de ella? ahora entendía por qué no se había lanzado antes y por qué no le había pedido salir. Está claro que estaba esperando a que llegase esa hija de puta con pinta de gitana que había visto esa mañana . Maldita sea

    ¿Rocio? Son tus amigas que preguntas si bas a bajar, que van ya para la fiesta - preguntaba la voz de su madre desde el otro lado de la puerta.

    Diles que no me encuentro bien y que no podré ir al final y que lo siento - respondió Rocío intentando hablar sin que se le notase su voz quebrada por los lloros.

    Vale corazón. Recuerda que esta noche nos quedamos a dormir fuera. Nos vemos por la mañana- dijo su madre despidiéndose

Fer aparcó la moto frente a casa de Rocío.

    Gema - quédate cuidando la moto, vengo enseguida

Fer seguía sin saldo y quería excusarse por esta mañana y de paso asegurarse de que iría a la playa por la noche para la fiesta. Al llegar ahí se encontraron con doa de las amigas de Rocio, que acababan de llamar para que bajase.

    Hola Fer. Por lo visto Rocío está mala y no puede venir a la fiesta. Bueno , así tenemos un chico más disponible, jajajaja - Dijo una de ellas

    Sí, jaja - respondió Fer sin saber muy bien qué cara poner. Si Rocio no venia a la fiesta no había ninguna razón para que él fuese tampoco.

El sol se estaba poniendo y los últimos bañistas rezagados se iban yendo de la playa. Al final todas las nubes desaparecieron, sólo había sido una tormenta de verano. Gema convenció a Fer para que la llevase a la fiesta de la playa. Ella había venido a divertirse y además no entendía qué mosca le había picado a su primo para no querer ir.

    Fer - ah, tu madre dejó esto en la mesa de la cocina, dijo Gema

    Era una tarjeta de recarga con un postit - "Perdona Fer, con las prisas me olvidé de activarte el saldo"

Fer siguió las instrucciones y en dos minutos había recuperado su conexión de datos. Le entraron varias docenas de mensajes, pero él sólo fué a ver si alguno de ellos era de Rocio... y había varios

Hace 24h "Hola Fer! , espero que estés bien. No sales esta noche" Hace 10h "Hola Feeeer! , a qué hora me vienes a buscar para ir a la playa?" Hace 9h30 -"Feeerrrr??? estás ????? Hace -9h20 "Jelou???"

Inmediatamente le contestó -"Rocio, espero que te encuentres mejor. Siento mucho no haber haberte contestado hasta ahora, estaba sin saldo y tuve que ir a buscar a mi prima a la ciudad"

El mensaje apareció al poco tiempo como leido, pero no recibió respuesta. La hoguera de la playa empezaba a tomar forma. Algunos de sus amigos transportaban madera desde las zonas vecinas mientras otros preparaban una sangría en un barreño. Gema y él tenían la tarea de sacar punta a unos palos que usarían para poder asar los chorizos al fuego de la hoguera. Algunas chicas se bañaban en las olas y el sol se terminaba de esconder por el horizonte, dejando una vista impresionante.

    ¿qué te pasa macho? pareces un zombie - Le dijo su prima -Anda tómate un pelotazo de sangría a ver si te animas un poco- Pero Fer declinó la oferta y siguió trabajando en su palo mientras miraba como el fuego de la hoguera prendía. Comería algo y se iría a casa. No soportaría ver como los demás disfrutaban mientras él estaba pensando en ella. Nunca hasta ese momento se había dado cuenta de todo lo que Rocío significaba para él. Sin ella ese verano no tenía sentido ...

-¿Un poco de sangría? - -He dicho que no Gema, no seas pesada, dijo Fer dándose la vuelta. Sin embargo no era la voz de Gema, sino la de otra persona que con un vaso de sangría en cada mano le miraba de pié detrás suya. -Rocío !! - Dijo Fer soltando un pequeño gritito que sonó bastante ridículo -Pensé que estabas mala y no venías, claro que si quiero dame

Rocio se sentó en la toalla junto a Fer y brindaron. Poco a poco la gente fue llegando y rodeando el fuego que les mantenía calientes. Comieron chorizos asados y bebieron. Alguien sacó una guitarra y cantó. Gema, la prima de Fer se sentó junto al de la guitarra y le miró con deseo.

Rocio estaba apoyada sobre las piernas de Fer. El enredaba sus dedos en su pelo y le acariciaba el cuello. Rocío estaba en la gloria y no quería que ese momento desapareciese nunca. Rocio volvió la cabeza mirándole a los ojos, sabian lo que querían, los dos. Él la rodeó con sus brazos y se echó en sus labios, besándola muy tiernamente mientras le acariciaba el cuello.

-Fer- dijo Rocío - estoy algo cansada, mis padres no están en casa y nunca te he enseñado mi habitación, ¿me llevas? -Claro Rocio, pero antes dime una cosa. ¿quieres salir conmigo? me gustas como nadie me ha gustado y no podría imaginarme que me dijeras que no. Hoy me he dado cuenta de que no quiero otra cosa que no seas tú -Fer, no sé como has podido tardar tanto en pedirlo, claro que sí !

Fer se levantó y le ayudó a incorporarse. Rocio llevaba puesta la sudadera de Fer, arremangada en cinco vueltas para poder descubrir sus manos. Fer la miró otra vez. A la luz del fuego y en esa noche perfecta le parecía todavía más bella. La rodeó con sus brazos y la besó otra vez notando como esta vez algo más que ternura se había despertado en su interior.

Durante el camino hasta la casa de Rocío casi no se hablaron. Iban pegados uno a otro y de vez en cuando se paraban y se besaban, pero luego aceleraban el paso para llegar cuanto antes. Rocio no sabía muy bien qué iba a hacer, Fer estaba todavía más perdido, pero una excitación inusual le inundaba. Cuando llegaron a casa de Rocío , esta le tomó por la mano a Fer

-Ven Fer, te enseñaré mi habitación-

Fer sintio una excitación incontrolable al entrar en la habitación. Un olor muy familiar la inundaba, pero esta vez estaba amplificado 20 veces. Era el olor de Rocío, ese olor que le encantaba, que estaba atesorado en ese cuarto. Fer cerro los ojos y lo respiró muy profundo. Rocio se quitó la sudadera de Fer y los zapatos y se sentó en la cama. Fer se puso a su lado y rodeándola con sus brazos la besó de nuevo. Sus labios se unieron esta vez con más fuerza, sus bocas entreabiertas intercambiaron sabores. Rocio se echó en la cama y extendió sus brazos para invitar a Fer a venir. Este se quitó la camiseta y no dudó un minuto en aceptar la invitación.

La excitación fué en aumento. Fer sabía bien lo que a ella le gustaba, y a él toda ella le encantaba. Simplemente su presencia y notar su respiración le hacían estremecerse de deseo.

Fer comenzó a besarle por los hombros mientras con sus manos le quitaba la camiseta de tirantes primero y el sujetador despues. Siguió besándola despacito por su cuello, mientras con las llemas de sus dedos recorría los costados de Rocio hasta las piernas. Luego bajó por su pecho, besándoselo mientas con sus manos aceptaba la invitación de ella para desabrocharle el pantalón corto y bajárselo. Rocio le desabrochó tambien el bermudas a Fer y con sus pies lo empujó hasta abajo, con los boxers incluidos. Nunca había tenido a un hombre encima desnudo, y ver el culito de Fer encima suyo la excitó.

-Rocio, no tenemos condones pero si me dejas me encantaría darte placer de otra forma, ¿aceptas? -Hazme lo que quieras, Fer, estoy aquí entera para tí- respondio ella

Fer siguió besando a Rocío, cada vez más abajo hasta llegar a sus braguitas. Sin quitárselas le siguió besando. Rocío podía notar el aliento caliente de Fer en su pelvis y sus manos curiosas acariciandole las piernas. Los labios de Fer retomaron en camino ascendente y Rocio separó sus piernas. Quería notar el miembro duro de Fer contra ella y así lo hizo cuando Fer escaló hacia sus tetitas, para regalarlas con un mordisquito en sus pezones. Jadeaba de placer y se restregaba contra su piel impregnándose de ella.

Fer se echó a un lado , le quitó lo poco que le quedaba a Rocío y volteandola la puso encima de él. Ella separo sus piernas colocándose sobre él levantada sobre sus rodillas. Fer acercó el cuerpo de ella con sus manos desde sus caderas hacia sus labios y comenzó a besarla entre sus piernas. Rocío no tardó en alcanzar un orgasmo. Se echó sobre Fer y así se quedaron dormidos.