E-Jing Zhou

El viento soplaba. La lluvia y la tormenta era el único sonido que acompañaba a los polizones, con nudos en la garganta. La amura
partía las olas y el agua los empapaba cuando golpeaba la cubierta, les calaba unos huesos que pretendían un futuro lejos de casa.

Tras dos largos días en el Pacífico, el carguero anclaba. Engancharon las amarras y tras burlar la seguridad, Eugene salió del puerto.
Era una nueva etapa para él, cambiar su oscuro pasado y escapar de aquella vida. Dejó atrás tanto que el fracaso no era una opción.
Debía encontrar ese lugar en la ciudad que tanto ansiaba. El aire sabía a sueños y oportunidades.

En contra del comunismo, tuvo problemas con el gobierno Chino. Anteriormente trabajó como investigador privado, por lo que era
bastante hábil recopilando información. Era un hombre polifacético y con dotes para la actuación y la interpretación.
Gracias a su oratoria y su expresividad tenía facilidad para influir en los demás y le había ayudado en múltiples ocasiones peliagudas.

Participó como líder en ocasiones en revueltas en contra del sistema. En 2017, acabó jodiendo con algunas personas con las que no
se debe joder y como recompensa por su bravura, un grupo de rojos descontentos acabaron cortándole los dedos de los pies.

El punto de no retorno comenzó en Enero de 2019 en Hong Kong cuando, con algunos compañeros, prendió en llamas a la noche una
industria de telefonía móvil que explotaba niños entre otras actividades deleznables. Resultó que esta industria estaba financiada
por una Triada.

Comenzaron a buscarle, y escapó con su chica al norte, hacia Pekín, donde habían encontrado un pasaporte hacia la liberación...
Una ilusión que al agarrarse a ella como a un clavo ardiendo, se desvaneció igual que llegó. Tenían un contacto que los llevaría
hacia Mokpo, en Corea del Sur.

Detuvo el coche en una gasolinera y mientras él estaba frente al tendero, una camioneta atravesó el estacionamiento, lanzando dos
molotovs al vehículo mientras se daban a la fuga. Su último recuerdo de aquél atardecer, con las manos en carne viva mientras
intentaba apagar el fuego. Los ojos de su novia tras las llamas, la angustia y un dolor tan fuerte que las palabras no pueden
lamentar.

Dejó de ser el mismo en aquél momento. Afortunadamente logró darle sepultura y continuar su camino, pero no estaba fuera de
peligro. El destino era el puerto pero los recuerdos podían con él. El ambiente rural y familiar futuro que planearon murió
en las ascuas de aquél vehículo, y quedó en cenizas inertes.

Consiguió un barco hacia América, y el resto es su historia que solo el tiempo contará.

Al llegar a la ciudad, se encontraba escaso de dinero y posesiones con las que poder progresar. Los comienzos son duros y sólo
los corazones fuertes continúan. Los de la Triada le habían perdido la pista.

En el interior del carguero había dos personas que le conocían. Era un hombre bastante conocido en su país. Con uno de ellos
entabló amistad rápidamente pues tenían historias muy similares. Exiliados, sin garantías y con el peso de no saber si regresarían
algún día a su hogar.

Zhou tenía familia a parte de su difunta novia. Sus padres trabajaron durante años como supervisores en los campos de arroz
cuando regresaron a China de Estados Unidos y le garantizaron una feliz adolescencia en el pueblo. De este modo Eugene sabía
hablar perfectamente inglés. De hecho, su verdadero nombre es E-Jing Zhou, pero la gente lo conocía como Eugene, por la
similitud oral que existía entre ambas pronunciaciones.

Cuando tenía diecisiete, su madre abandonó su hogar para siempre y nunca se supo nada de ella. Tras esto, su padre Niah Kim
Zhou, se dió al alcohol y una noche se llevó una buena paliza por parte de unos comunistas. Sin poder valerse de nadie nada
más que de Eugene, llegó a casa y el pequeño comenzó a sanar sus heridas. Cada brecha que cerraba, cada punto que cosía...
enterraba una venganza. Junto a Shíde Tsung, su mejor amigo, comenzó a rellenar una lista con los nombres de los culpables.
El chico comenzó a discernir las diferencias entre culturas, él había nacido en Estados Unidos y había crecido con la sociedad
americana. En este punto fue cuando empezó a moverse en contra del comunismo chino.

Shíde le enseñó a dominar varias artes de lucha y comenzaron a perpetrar hurtos para poder sobrevivir. De este modo, conocieron
a mucha gente en los suburbios de la gran ciudad con ideas revolucionarias.
Cuando tenía 23, comenzó a trabajar como investigador privado para el grupo de revueltas. Dada su inteligencia, llevó a cabo
planes muy elaborados contra el gobierno de su país. En una ocasión fue encarcelado durante 3 años tras descubrirse el secuestro
y asesinato ordenado por su organización de dos personas que golpearon a su padre. Consiguió uno de los mejores abogados y se
libró de 17 años extra en prisión. Los otros dos desaparecieron misteriosamente. Zhou declaró que no tuvo nada que ver con las
desapariciones y el caso fue archivado por falta de pruebas.

Para cuando abandonó la prisión y la vida le iba bién, conoció a Kumiko Xiong. Por aquél entonces, Eugene amasó una pequeña
fortuna y se codeó con destacables figuras del país. Kumiko era hija de un cantante exiliado a Corea del Sur y venía de una
familia acomodada. Estuvieron juntos durante años. Cuando decidieron abandonar China y la chica murió, ella sólo tenía 25
mientras que Eugene tenía 33.

Unas semanas de haber llegado a Los Santos. A Zhou le llegó un viejo rumor de que su amigo se encontraba en la ciudad o al menos
lo había estado en algún momento. Comenzó a pensar que se trataba de una trampa, pero su objetivo era conocer a gente en la ciudad
que le ayudaran en su búsqueda. Junto a Shíde, los dos eran fuertes e imparables.