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Guest User

Mascrema 1

a guest
Feb 26th, 2020
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  1. − ¿más crema? − le decía Fer a Rocío
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  3. Rocío estaba tumbada sobre su toalla, todavía con los pantalones puestos, tumbada hacia abajo y con su cara ladeada apoyada sobre sus brazos. Una preciosa melena rubia caia sobre sus manos descubriendo unos profundos ojos azules que se confundían en belleza con el mar. Era el primer día de vacaciones y Fer no la había visto desde el verano anterior. Se habian despedido en esa misma playa en último día de vacaciones del año anterior despues de pasar cuatro semanas practicamente juntos todo el día.
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  5. Fer solía venir a buscarla por la mañana para ir a alguna cala que solo él conocía. Luego la ayudaba con sus fuertes brazos a bajar por las peligrosas pendientes para alcanzar rincones desiertos de belleza impactante. Esa pequeña playa era una de sus preferidas y en la que habían decidido volver a verse después de tanto tiempo. Fer seguía mirando a Rocío sorprendido de como habia podido cambiar en solo un año. Se habian conocido el verano anterior durante las fiestas de principio de verano. Rocío tenia pocas amigas ahí, pero suficientes para poder atraer la atención de un grupo de amigos que esa misma noche estaba de botellón en el mismo sitio que ellas. Fer se mostró desde el principio atento a ella, siempre dispuesto a dedicarle una sonrisa o a llevarla en su moto cuando iban a alguna parte en grupo. A pesar de ello Rocío podía notar como una distancia invisible les separaba de forma inexplicable. Fer vivía un par de casas más allá de la de Rocío y pasaba por delante de la de ella en el camino hacia la playa. Eso fue la excusa para que primero casualmente, luego de la forma más natural, Fer viniese todas las mañanas a buscar a Rocíoo. A Rocío le fascinaba pegarse a su cuerpo cuando iban en moto. Tenia una espalda ancha y musculada y a Rocío le encantaba pegarse a ella y respirar su olor.
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  7. Esa había sido la experiencia más sensual que había tenido en su vida hasta entonces, y así siguió siendo durante todo el largo invierno. A sus 16 años no habia salido todavía con ningún chico en serio y los pocos rollos que había tenido no habian pasado de un par de besos. Su timidez le impedía a veces dar ese paso que le hubiese permitido conocer a más chicos o intimar más con los que le gustaban. Con Fer todo eso habia sido distinto, completamente distinto. Fer le había tratado siempre con una naturalidad pasmosa y eso inquietaba a Rocío.
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  9. Fer miraba la espalda todavía sin broncear de su amiga. Sabía que tenía la piel delicada y sabía que tenía que echar crema de factor 50 para evitar quemarse. Durante el verano anterior habian sido muchas las veces que Fer se había ofrecido a extender la crema por la espalda de Rocíoo, y ella lo había aceptado la primera vez con muchísimo corte, y el gesto acabó convirtiéndose, a partir de ese momento en la cosa más natural del mundo.
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  11. − Creo que este invierno no has comido mucho Rocíoo, te estás quedando en los huesos − Qué dices Fer ! si me he puesto como una foca ! , mira, mira − decía Rocío mostrándole las caderas − mira los pantalones, ¡casi ya no me caben!
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  13. Fer no pensaba lo mismo. Lo que veia es que Rocío habia pegado un cambiazo impresionante y se estaba poniendo cañón. No podía evitar imaginarse cómo sería su cuerpo desnudo y eso le turbaba. Cuando ella se dio la vuelta para incorporarse, Fer se pudo fijar por primera vez en sus pechos de cerca y sintió que algo era diferente al verano anterior. Solo el último día, el de su despedida, se habian besado, y habia sido en esa misma playa. Fer había estado pensando en ese último momento del verano durante el resto del año. Tenía un cierto éxito con las chicas, eso lo sabian todos, pero no habia salido con ninguna en serio nunca y de alguna forma y sin poderlo controlar, habia estado pensando mucho en Rocíoo y en lo que podría pasar ese verano.
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  15. Ella ahora estaba allí, delante de él. Fer se incorporó y se quitó la camisa blanca descubriendo un torso moreno y musculado. Ella no pudo evitar fijarse en él, y al igual que le pasaba a Fer, pensó que algo había cambiado
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  17. − Vamos al agua − Dijo Fer, que no quería otra cosa que esconder bajo el agua la señal de su excitación Ella se quitó los pantalones. Llevaba un bikini a rayas azules que acentuaban la suavidad de las curvas de sus caderas, las de sus pechos y las de sus piernas. Rocio salio corriendo al agua, nunca se habia sentido cómoda mostrándose en bikini y prefería refugiarse entre las olas para escapar hacia unos ojos que la miraban con inesperada intensidad. Fer la esperaba en el agua para nadar juntos. A Rocío le encantaba subirse a la espalda de Fer y notar los musculos de su espalda mientras la transportaba nadando. Habia deseado todo el invierno sin saberlo el momento en que podría volver a hacerlo. Puso sus manos sobre los hombros de Fer y apoyo su pecho y su addomen sobre su espalda. Las piernas de Fer extendidas en el agua, se movían con ritmo y despacio mientras nadaba, acariciando a Rocío entre sus muslos. Sentir los miembros fuertes de Fer debajo de ella moviéndose y su culo contra sus muslos le resultaba tremendamente excitante.
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  19. Fer se paró y se dio la vuelta. − Has cambiado un montón Rocío, no sé si podremos seguir nadando así como hacíamos antes sin que pase algo, jajaja − dijo él
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  21. Rocío le miró y se sonrojó, pero no se movio. Sabía que quería que pasase algo y no quería esperar a que llegase el último día. Le rodeo con sus manos por el cuello y le dijo: − Sigamos donde lo dejamos el año pasado y que pase lo que tenga que pasar − y haciendo esto entornó la cabeza y entreabrió sus labios mirando a Fer con un gesto que este no tardó en interpretar. Él la cogio por la cintura, estrechándola contra él. Notar el cuerpo de ella tocando contra el bulto de su bañador encenció todavía más su deseo. La besó despacio, para saborear bien el delicado dulzor de sus labios mientras que con sus manos la agarraba por la cintura reteniéndola contra él. Rocío cerró los ojos y se creyó morir cuando notó como Fer bajaba su boca, estrechándola en sus brazos para besarle en el cuello, junto a su oreja. −No he dejado de pensar en tí ni un sólo día, princesa− y diciendo esto la cogio la mano para guiarla hacia la toalla ...
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  23. Lo que más le gustaba a Rocío de esa pequeña cala es que nunca habia nadie. Era el lugar perfecto para olvidarse del mundo. Desde allí todo parecía remoto: no había ruidos de coches, no había pasos de gente, no habia voces ni miradas indiscretas. En esa cala escondida el mundo se paraba y todo lo que en ella ocurriese quedaba registrado entre sus rocas e impregnado en su arena y solo podía experimentarse de nuevo viniendo a ella otra vez y dejándose llevar por la imaginación y los sueños ...
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  25. − "¿Rocío?, ¿Rocío?" − Oyó que una voz devolviéndola a la realidad −"Creo que te quedaste dormida; te preguntaba si querías venir al agua conmigo". Ella entornó la cabeza hacia atrás mirándole a los ojos y declinó la invitación, quería seguir soñando ...
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  27. Ella se dejó caer en la toalla y se colocó boca arriba. Quería sentir como el sol la calentaba y notar como la sal del agua se posaba en su piel antes del siguiente baño. Fer se puso a su lado, con el codo apoyado en la toalla mirándola. Podía ver como la piel mojada de su amiga había tensado con el frescor del agua. Tenía los brazos con la piel de gallina. Sus hombros eran redondos y perfectos tanto como sus pechos, medianos pero bien formados, que se escondían bajo la tela del bikini en la que se podía perfectamente ver como dos puntos sobresalian indicando la parte exacta en dónde estaban sus pezones. No sólo era el frio del agua lo que les había despertado y les había incitado a endurecerse y mostrarse al otro lado de la tela. Era además la excitación de saber que Fer la estaba observando lo que les permitía seguir así, duros y desafiantes. Rocio, con los ojos cerrados, podía notar la respiración de Fer a su lado, podía sentir la proximidad de su cuerpo extendido junto al suyo y experimentaba la sensación de estar en el centro de un mundo con un solo expectador, Fer , que seguía mirando el cuerpo de su amiga como si hubiese encontrado un tesoro precioso que nadie más todavía habia descubierto. Y así era.
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  29. − "Espero que no te importe si me quedo en topless" − Dijo Rocío. Quería saber hasta dónde podrían llegar y se desató la cinta detrás de su cuello para magicamente deshacerse de su top. Luego se bajó ligeramente la braguita del bikini, para que la marca del sol no contrastase demasiado al broncearse, y volvió a apoyar la cabeza sobre su toalla cerrando los ojos. Fer no podía creérse lo que estaba viendo. Nunca ninguna de sus amigas o sus primas se había puesto tan cerca de él en topless. Las veces que querían tomar el sol en topless se separaban del grupo entre ellas y no dejaban que se acercasen sin antes cubrirse de nuevo. Pero hoy tenía a la chica con la que había estado soñando todo el verano ahí, a apenas dos palmas de distancia, con tan solo la parte de abajo del bikini que apenas comenzaba a cubrirle ahí donde su pelvis comenzaba a dibujarse.
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  31. Fer sintió como su polla crecía dentro de su bañador todavía mojado. Desgraciadamente la tenía mal colocada, y la rijidez de la tela mojada no le permitía acomodarse hacia arriba y ladeada. Fer disimuladamente se metio la mano para ponérsela bien, al notar el contacto duro de su miembro todavía frio por el agua sintió unas ganas enormes de tocárselo mientras continuaba disfrutando del espectáculo ... −"Fer, ¿qué haces? , ¿no te estarás haciendo lo que parece que estás haciendo?" − Fer sobrasaltado abrió los ojos y se sacó la mano −"Que va! que tonta, es que se me había metido un alga y me molestaba"− se excusó Fer −"Ya ya ya, no veo yo ningún alguita ahí metida ..., ¿me dejas ver?"− y diciendo esto se incorporó llevando las manos al bañador de Fer y tirando de la cinturilla para descubrir lo que Fer estaba ocultando. Guau!, pensó Rocío cuando vio el pene de él tan duro y recto. Le sorprendió notar que estaba todavía ligeramente mojado y todavía algo frio y sintió unas ganas enormes de cogerlo entre sus manos para calentarlo. −"¿Puedo tocártelo Fer? nunca antes lo he hecho y me gustaría saber como se siente− Fer estaba boquiabierto y solo pudo asentir con la cabeza. Rocio metió la mano en su bañador y rodeó con ella el miembro de su amigo. Estaba tensa y podía notar como latía al ritmo del corazón de Fer, que la hinchaba de forma desproporcionada. Rocío disfrutó el momento. Sabía que esa polla estaba dura por ella, sabía que ella la había excitado y llevado a ponerse así y no quería que se bajase. Miró a Fer a los ojos; esa mirada solo podía querer decir una cosa: hazme tuya.
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  33. Fer se echó sobre ella, tumbándola de nuevo sobre la toalla. Ella sacó su mano del bañador, cerró los ojos y se dejó hacer. Notaba la respiración entrecortada de Fer que le daba besitos con sus labios todavía frios en su cara, sus ojos, su boca. Ella entreabrió sus dientes para poder saborearle, y él no dudó un segundo en introducir su lengua para poder notar la boca húmeda de su amiga y jugar con su lengua. Fer acariciaba los hombros y costados de ella con su mano , bajando hasta sus caderas y apretando ligeramente sus muslos por su parte interior. Ese culito era impresionante, tan suave y a él le parecía increible estar tocándolo. Fer siguió con sus besitos hacia el cuello de Rocío, le daba pequeños lamentoncitos con su lengua y luego la besaba impregnándose de su propio olor en contacto con el de ella. Al llegar a su oreja le dio un mordisquito en el lóbulo. Rocío podía escuchar la respiración excitada de su amigo y un susurro que le confesaba −"Rocío, te deseo más de lo que nunca creí poder desear a alguien"
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  35. Fer notó como un escalofrio recorría el cuerpo de su amiga. Podía notar sus piernas junto a las suyas, su cadera junto a la suya y sus pechos frente a los suyos. Puso una de sus piernas entre las de ella, separándoselas, y colocándose encima suyo. Rocio notó su miembro duro contra su sexo y separó aún más las piernas. Fer se incorporó y se bajó el bañador dejando ver un pene que apenas si ya cabia dentro de él. Erecto y con la forma perfecta no deseaba sino poder hacer aquello para lo que se había preparado. Fer muy suavemente bajó la parte de abajo del bikini de Rocío y se la quitó. Su sexo era blanco y depilado y Rocío le dejó verlo bien. Separó las piernas y extendiendo sus brazos le invitó a echarse sobre ella para penetrarla. Fer la besó y de forma increible notó como su pene se había abierto ya camino hacia un lugar calentito y húmedo que parecía estubiese hecho para él. Fer cerró sus glúteos y empujó un poquito, la sensación era perfecta y podía notar como entraba sin dificultad, llegando hasta tocar con su pelvis la barriguita de Rocío. Se sumieron en un profundo beso mientras Fer se movía rítmicamente dejando que sus cuerpos se fundiesen en uno solo y notando como el coñito de ella, cada vez más húmedo, le invitaba a correrse ...
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