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Sep 21st, 2019
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  1. “Todo se comparte…salvo el poder” Una cita de Alain LeBlay que, aunque a priori pueda parecer muy obvia, deja muchos matices a la interpretación personal. ¿Qué es “todo”? ¿Cómo se comparte ese todo? ¿A qué tipo de poder se refiere? El objetivo de este ensayo no es indagar sobre el significado “verdadero” de esta frase, es decir, descubrir exactamente lo que quería decir el señor LeBlay; sino que se intentará darle un par de vueltas a la expresión a ver si realmente es o no cierta en nuestra sociedad actual.
  2. Nada más empezar a reflexionar, encontramos uno de los mejores ejemplos para contradecir dicha cita: nada más ni nada menos que la democracia. La mayoría de países más “avanzados” se rigen por dicho sistema de gobierno, cuyas bases no son otras que la igualdad de voto y la separación de poderes. Por si esto fuera poco, en España van a tener lugar unas segundas elecciones debido a la incapacidad de los políticos para repartirse dicho poder.
  3. Sin embargo, cuando abrimos un poco más nuestro abanico de posibilidades, nos encontramos con un montón de monopolios empresariales que asumen todo el poder dentro de su sector de actuación. También, por desgracia, quedan países que tienen un régimen dictatorial instaurado y allí, de compartir el poder, nada. Por otra parte, nos encontramos con que en la mayoría de instituciones, tanto físicas como sociales (empresas, universidades, grupos de trabajo, grupos de amigos, ejército, partidos políticos…), hay una estructura bastante jerarquizada donde existe un “líder” claro que tiene una mayor parte de poder, si no todo; bien sea porque les ha sido concedido o porque se ha conseguido por la fuerza, siempre se pueden ver desniveles de “poder”.
  4. Por tanto, podemos concluir que esta frase no es ni cierta ni falsa en términos absolutos. De todas formas, hay un par de hechos innegables: el ser humano es ambicioso por naturaleza y el poder llama al poder. Por esto, los “poderosos” ansían más poder, lo que a veces conduce a la ruina y al fracaso. Ya lo decía el tío Ben; “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.
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