Me dirijo hacia a ti para escribirte estas palabras, sin saber si caerán en un saco en el olvido o incluso sin la certeza de que serán leídas con el mismo sentimiento con las que salen de mi.

Y en realidad no importa si no las lees con el mismo sentimiento que con el que son escritas, no son dibujadas ni elegidas para llegarte aún más ni para enamorarte, son simplemente esbozadas tal cual salen de mi alma, un 19 de abril lluvioso y nublado cualquiera, porque ya justo hace un año ya te amaba, justo más de un año hace que sabía que nunca podría olvidarte de mi, que me cambiarías la vida, y no me refiero a echar un polvo de vez en cuando o en tontear cada día por el móvil, sabía que no dejaría de pensar en ti, no lo hice, desde aquel octubre de 2017 que ya caminabas por mi vida, haciéndome reflexionar sobre el destino y sobre el porqué de todo.

Escucho la lluvia caer y necesito escucharla a tu lado. Gracias por hacerme la mejor persona, gracias por ser mi mejor persona. Nunca saldrás de mi alma.

Te amo. Te conseguiré en vida, lucharé lo que haga falta, porque siempre supe que mereciaís la pena, tú y tu ángel de allí arriba, te juro que cada día lucharé por seguir descubriendoos, porque siempre supe que no era normal ese brillo. Hasta siempre pequeña, te espero en nuestra cabaña alejada y junto al mar