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persecucion

L1

Apr 24th, 2019
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Never
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  3. El hogar de su infancia le esperaba a la vuelta de la esquina, en una calle que parecía haberse congelado en el tiempo, manteniendo una fachada similar a la que recordaba de esa noche en la que partió sin saber que no regresaría. Salvo por algunos detalles tales como la capa de pintura recién puesta o el jardín, curiosamente desprovisto de juguetes aunque no por eso menos desordenado, la edificación de dos pisos con su garaje y vanzilla aparcada afuera era, en efecto, una copia perfecta de sus recuerdos.
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  5. Supuso que para entonces sus hermanas ya estarían enteradas de que asistiría a la reunión familiar que se llevaría a cabo en un par de semanas durante la víspera de navidad, bastaron un par de llamadas para comprobar que las tres mayores estarían ausentes por al menos otra semana. Luan por su parte tenía un itinerario bastante apretado con su show de comedia, sin embargo ya había arreglado algo con su representante para visitar Royal Woods en al menos un par de días. Eso le dejaba a Lincoln algo de tiempo para adelantarse y formular su excusa para no quedarse por más tiempo, algo cruel se había dicho a si mismo, pero en honor a la verdad, necesario.
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  7. Eso le dejaba a Lynn, Lucy, las gemelas, Lisa y Lily. De estas últimas salvo por Lynn solo había charlado por teléfono, nunca con buenos resultados.
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  9. De acuerdo a su madre, Lucy se había mudado con un novio apenas terminó la secundaria y en contra de los deseos de sus padres, desde entonces difícilmente llamaba a casa y mucho menos visitaba, su intento por contactarla terminó en un incomodo silencio que le dio a entender que su hermana no quería saber más de él.
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  11. Con Lana y Lola sucedía algo similar aunque no al mismo grado, nunca lo culparon abiertamente pero no por eso dejaban de estar recelosas del hermano que las había abandonado.
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  13. Lisa ni siquiera le dirigía la palabra, aduciendo a que su regreso no era un suceso que fuese de su interés.
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  15. Lily lo veía como a un desconocido con el que charlaba con suerte un par de veces a la semana a insistencia de sus padres, y de no ser por Lynn estaba seguro que su hermana menor tampoco se molestaría en hablarle.
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  17. De toda la situación, de todo lo que le esperaba al menos se quedaba tranquilo al saber que no estaba solo, Lynn le cubriría las espaldas como había prometido.
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  19. El pensar en la deportista siempre le dejaba una sensación de tranquilidad que le era escasa en esos días, su obstinada hermana mayor, sin importar lo que le dijeran siempre lo defendía, siempre lo haría.
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  21. O al menos eso quería creer, todo podía cambiar de un momento a otro. Al fin y al cabo ella no conocía el verdadero motivo de su desaparición, solo la versión truncada que inventó cuando se reencontraron años después. De no ser por eso, Lynn y el resto de su familia solo tendrían un par de mensajes de texto enviados antes de abordar un autobús con rumbo desconocido, llevando consigo un soborno por su silencio y la cierta amenaza que pendía sobre su cabeza, pues si algún día, de algún modo alguien llegase a conocer la verdad entonces no solo sería él el perjudicado, arrastraría consigo a sus hermanas, a las tres mayores y a las familias que habían formado, todo por un recuerdo de días de falsa inocencia condenada a un final abrupto.
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  23. Un rencor tan viejo como el tiempo mismo, eso pesaba sobre los hombros del joven Loud.
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  25. Dando la bocanada final al último cigarrillo de su pack de doce arrojó la colilla al suelo y la aplastó con el taco de sus botas, atrás habían quedado los tennis deportivos, los jeans y la camisa polo naranja, en su lugar iba vestido con su mejor traje negro de dos piezas. Aparte de eso poco había cambiado, al menos eso quería creer.
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  27. Esperaba que su familia pudiese reconocerlo al verlo.
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  29. Sobre el resto de su vida alejado de Royal Woods poco tenía que decir, trabajaba como mensajero en una compañía papelera de poco renombre, tenía uno que otro fin de semana libre y siempre los negociaba para hacer horas extra y ganar un poco más. Vivía en un departamento, solo, sin mayores lujos que una consola y una laptop de segunda mano a la cual había dejado bien escondida antes de cerrar la puerta con llave y candado y notificar a su arrendador. Vivía modestamente porque así se había acostumbrado a vivir. En sus ratos de ocio dibujaba historietas que posiblemente jamas verían la luz. No era su vida de ensueño, estaba muy lejos de ser eso pero al menos estaba en paz. No tenía que rememorar las dulces mentiras de su juventud ni corría el riesgo de toparse con sus hermanas mayores, no existía la presión inaguantable de fingir frente a sus padres y explicar porqué había escapado sin dar mayores excusas.
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  31. No necesitaba nada de eso, pues ya tenía un recordatorio de lo mucho que le había costado el entrar en ese juego miserable de engaños.
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  33. Un juego de cicatrices en el vientre y los costados y en especial una en su mejilla izquierda, pálida y hundida en todo su pómulo en forma de cruz que apenas pasaba desapercibida por la delgada capa de bello facial, en un contraste que le había hecho ganar cierta mala fama por su apariencia sus compañeros de trabajo en más de alguna ocasión trataron de averiguar el origen de esa marca, Lincoln nunca respondió, no era algo que le resultase grato recordar.
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  35. Enfilando sus pasos de vuelta a casa llegó hasta la puerta y llevó su mano hasta el picaporte, fue entonces que se recordó a si mismo que ese ya no era su hogar y que no tenía derecho de sentirse bienvenido si es que las cosas salían mal, sacudiendo la cabeza, tocó tres veces, retrocedió y esperó.
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  37. Mientras esperaba vio por una de las ventanas a una niña rubia que lo vigilaba desde arriba, la pequeña entrecerró los ojos y después de unos instantes salió corriendo, adentró, se escuchaban los pasos apresurados de la niña que abrió la puerta de par en par.
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  39. Su hermana que era apenas una bebé se había convertido en una pequeña niña.
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  41. Los ojos inocentes de Lily se perdieron tras el cabello rubio enmarañado, Lincoln se dio cuenta de lo temprano que era y que quizás lo mejor sería regresar más tarde, podría pasar un par de horas más en la estación de autobuses, desayunar allí y volver en cuanto su familia estuviese despierta.
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  43. Lily seguía sin hablar, su corazón se aceleraba.
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  45. Lincoln estuvo a punto de dar media vuelta e irse, sintiéndose expuesto ahora que enfrentaba a otra persona a la que había defraudado.
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  47. Lily, sin entender muy bien lo que sucedía tomó de la mano a su hermano mayor y lo llevó a la cocina, era temprano y su familia bajaría pronto a desayunar, le ofreció un tazón de cereal que era lo único que sabía preparar, Lincoln besó su frente y le dijo que él se encargaría, la pequeña lo esperó sentada en la cocina mientras lo observaba quitarse el traje para colgarlo en una silla y arremangar su camisa blanca. En pocos minutos ya había puesto frente a ella un vaso rebosante de zumo de naranja mientras que el aroma de panques recién hechos le abría el apetito, las gemelas que escucharon desde la cocina el ruido de sartenes y cubiertos descendieron a empujones a ocupar sus puestos, silenciosas frente al espectáculo familiar y a la vez lejano de su hermano mayor cocinando, tal como si todo fuese igual que en esos días, como si el tiempo no hubiese transcurrido atrapando a Lincoln en una imagen hogareña de la que era difícil desprenderse. Incluso Lisa, que no acostumbraba salir de su recamara salvo la ocasión lo ameritase se vio tentada al notar a sus hermanas, una corriente de nostalgia la sacudió de pies a cabeza, decidió entonces que ese día podría ser indulgente con su familia y desayunar junto a ellos.
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  49. Los señores Loud fueron los últimos en despertar y no queriendo romper la ilusión tomaron sus asientos. Dado que eran muchos menos que antes en la mesa familiar no tardó tanto como en el pasado. Al voltearse, Lincoln encontró a su familia presa de una extraña emoción que le revolvió el estomago, sin pensarlo mucho depositó una charola llena de huevos revueltos y tocino, café suficiente para todos y zumo de naranja para sus hermanas, panques recién preparados y crema batida, sacó su cajetilla de cigarrillos y recordó que estaba vacía, se sentó junto a Lily y comenzó a desayunar.
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  51. –Es bueno verlos a todos–, murmuró dando un sorbo al café humeante y amargo, –Mi jefe me dio toda la semana, ¿creen que pueda quedarme unos días?–
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  53. Apenas bastó eso para terminar rodeado por su familia, casi rompe a llorar como un niño pequeño, como el Lincoln Loud de once años que apreciaba cada instante en el que recibía el amor de su familia. Solo se contuvo porque ya no quería tener nada en común con ese chico y no deseaba arruinar el momento, aun así, sonrió en secreto y los abrazó de vuelta.
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  55. Solo tendría una semana para estar con ellos, se prometió a si mismo no desaprovecharla.
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  58. Lo llevó desde los límites de la ciudad a una esquina cualquiera, allí, detuvo el motor y empujó sobre su regazo un morral pardo azarosamente cerrado.
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  60. –Esto debería ser suficiente para cubrir tus gastos, hay para un pasaje de autobús, comida y alojamiento, alguien más se tomó la molestia de traer tus cosas–
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  62. Supo recién entonces que ya lo tenían todo planeado, que solo estaba allí para dar los toques finales.
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  64. La gaza que crudamente cubría su rostro comenzaría a gotear en cualquier momento, no debería de hablar, no en su condición, pero la traición sufrida lo obligaba a hacerlo.
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  66. –¿Por qué?–
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  68. Le vio apretar el manubrio con más fuerza de la necesaria.
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  70. –Eso ya deberías saberlo, te metiste con mi chica. ¿qué acaso creíste que lo pasaría por alto?–
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  72. Respiraba con dificultad, ¿esa era su respuesta?, después de todo por lo que habían pasado, después de haber sacrificado tanto solo para terminar apuñalado literal y figurativamente por la espalda no podía creer que esa fuese su única respuesta.
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  74. No quería imaginar lo que sería pasar el resto de sus días como un traidor.
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  76. –¿Por qué no me mataste?–, demandó apretando los puños, sin importarle que seguía en desventaja hasta que una fuerte bofetada lo hizo entrar en razón.
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  78. Nada ganaría con quedarse allí.
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  80. –No quiero cargar con algo así en mi consciencia, aunque si regresas te juro que lo haré, juro que te mataré Lincoln–
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  82. Como temía, la gaza comenzó a gotear y la herida que de por si ardía ahora que la anestesia perdía su efecto dolía a más no poder.
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  84. –Ahora baja– , le ordenó, –Desaparece de nuestras vidas por siempre–
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  87. –Gracias dios, gracias–
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  89. Tres resultados negativos, finalmente, finalmente podía respirar en paz, lo que tanto temía no era sino una amarga pesadilla que jamas se volvería realidad.
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  91. ¿Por qué lloraba entonces?, debía de estar feliz, ¡muy feliz!, nadie de su familia tendría que enterarse, ninguno podría juzgarla porque nunca conocerían la verdad, ¿cómo tomaría la noticia?, ¿se alegraría tanto como ella?, ¿la felicitaría por haber evadido nuevamente lo suyo?, de seguro estaría feliz, ninguno de los dos estaba listo, nunca estarían listos para eso, destruirían todo, lo arruinarían todo…
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  93. Pero por más que quisiera negarlo, él mismo le había dicho que la amaría de todos modos, que la cuidaría y no le importaría nada más, incluso si se trataba de una mentira podía contar con que lo haría de verdad, que soportaría cualquier cosa si es que acaso eso sucedía.
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  95. ¿Por qué seguía llorando en lugar de celebrar?
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  97. Su compañera de cuarto la encontró abrazando sus rodillas en el suelo del baño, el test de embarazo olvidado y su teléfono a un lado, le incomodaba preguntar, pero dado que llevaba casi una hora allí adentro...
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  99. –¿Podemos hablar Lori?, estoy algo preocupada por ti–
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  101. –No es nada, todo marcha bien –, mintió, dando un pulgar arriba para confirmar que en efecto, no era un completo desastre.
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  103. Becky la dejó ser, aunque se prometió a si misma que si Lori seguía así llamaría a su madre de inmediato, o quizás a su hermanito, de seguro todavía tenía su número en alguna parte.
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  105. De vuelta en el baño, Lori recogió el celular, algunas llamadas perdidas que no regresaría y fotos que tendría que borrar, pero ya tendría tiempo para eso, antes, debía concluir algo importante. Marcó un número y esperó, y solo cuando comenzaba a perder la esperanza de que siguiese despierto contestó.
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  107. Respiró profundamente, convencida de que ese era el paso correcto para encaminar su vida.
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  109. –Bobby, acepto–
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  112. –Mi Lincy… se fue…–
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  114. Leyó su corta misiva de principio a fin y por más que intentaba seguía sin comprender, no porque las palabras fueran en extremo complejas ni nada de eso, sencillamente se negaba a que lo allí escrito fuese cierto. Para ella, nada de lo que había escrito tenía sentido, eran puras tonterías, nada más que tonterías que nunca llegaría a aceptar.
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  116. Pero conforme pasaron los días esas mentiras comenzaron a sonar cada vez más convincentes y por más que su corazón se rebelase en contra de ellas, una pequeña parte de su ser reconocía que tendría que aceptarlas.
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  118. Se había ido y no lo volvería a ver.
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  120. Tardó meses en volver a sonreír, por suerte su carrera finalmente había despegado por lo que podía darse el gusto de olvidarlo con su ajetreada vida, tenía tanto que hacer que el pensar en Lincoln era lo que menos ocupaba su mente.
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  122. Al final se dio cuenta de que era más importante disfrutar a aquellos miembros de su familia que a diferencia de él, no la habían abandonado, por eso, cuando esa otra persona que tanto la apoyó en esos difíciles momentos le dijo que la amaba, no dudo un segundo en sellar ese compromiso y de paso, dejar a ese otro amor en el pasado.
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  125. Mientras Lincoln Loud se instalaba en su vieja habitación con la ayuda de Lynn que acababa de llegar, Rita Loud intentaba comunicarse con sus otras hijas para darles la buena noticia.
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  127. Lo que la matriarca del clan Loud jamas podría adivinar fueron las reacciones provocadas por su llamada.
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  129. Miedo.
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  131. Celos.
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  133. Tristeza.
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  135. Una semana se quedaría con ellos, una semana que Rita Loud temía fuese insuficiente para la gran reunión que tenía en mente.
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  137. Pero al menos Lincoln había vuelto a casa, ¿y no era ese un gran motivo de celebración?
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  139. Tres hermanas que recordaban el pasado de manera muy distinta, tres hermanas que lo dieron por perdido, tres hermanas para las cuales significaba más de lo que pudiesen admitir.
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