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Historia de las Migraciones Españolas desde 1800.

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Oct 10th, 2020
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  1. LA ÉPOCA DE LAS GRANDES MIGRACIONES (1860-1930): EL DESTINO AMERICANO
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  3. En ese tiempo, cuatro millones de españoles partieron para América en busca de una vida mejor, pero también impulsados por los agentes de contratación de cada país.
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  5. El flujo migratorio de los españoles hacia América, habitual desde los tiempos de la colonia, se volvió masivo a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Las transformaciones de la economía mundial, con la incorporación de algunos países latinoamericanos y especialmente la revolución de los transportes marítimos y terrestres, permitieron que esas corrientes migratorias se tornasen masivas.
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  7. Desde entonces hasta el primer tercio del siglo XX, alrededor de cuatro millones de españoles partieron hacia el continente americano. A este periodo se le conoce como la época de las grandes migraciones. En 1930, por efecto de la crisis mundial, se produjo una fuerte recesión en las economías de estos países latinoamericanos y la mayoría impuso legislaciones restrictivas al ingreso de extranjeros.
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  9. BUENOS AIRES, TERCERA CIUDAD CON MÁS ESPAÑOLES
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  11. La inmigración neta superó las cifras de todos los conquistadores y colonos que llegaron a Hispanoamérica durante el período colonial. De hecho en la víspera de la primera guerra mundial había más españoles en la ciudad de Buenos Aires (306000) de los que hubo jamás en las colonias españolas en cualquier momento de la historia previa a las guerras de independencia. Más españoles residían en la capital argentina entonces que en cualquier ciudad española con la excepción de Madrid y Barcelona. Estos formaron una de las comunidades urbanas más numerosas del mundo y contribuyeron a convertir Buenos Aires en la segunda ciudad más poblada de la costa atlántica (después de Nueva York) y en la más grande al sur del ecuador.
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  13. Durante este periodo de migraciones masivas, más de dos millones de españoles eligieron Argentina como destino, los demás se encaminaron a Cuba, Brasil y Uruguay.
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  15. Una de las fuentes de información sobre las condiciones de estos destinos eran la extensa trama de reclutadores o “ganchos” que recorrían los pueblos españoles en busca de los candidatos. También fueron muy efectivas las redes sociales que, de alguna manera, llegaron a unir localidades ubicadas a ambos lados del Atlántico. Galicia en primer término, y Asturias a continuación, han sido las zonas más afectadas por esta emigración española. Los gallegos representan entre un tercio y la mitad de los españoles que marcharon entonces a América, de los cuales más de la tercera parte fue a Argentina. Los asturianos eligieron Cuba y Argentina como destinos preferentes.
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  17. ATRAER MIGRANTES
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  19. Entre 1857 y 1930, 2070874 españoles entraron en Argentina, de acuerdo a sus estadísticas. Para lograrlo, uno de los mecanismos fue establecer funcionarios estatales en Europa que realizaban una gestión muy eficiente, desde editar textos referidos a la geografía e historia de la Argentina hasta realizar gestiones ante el Gobierno para facilitar la salida de la población. Algunos regresaban después de un tiempo, otros hacían varios viajes, pero más de la mitad (54%) se radicó de manera permanente. En los primeros momentos se ubicaban en las zonas rurales para más tarde, o bien retornar o reemigrar, o bien instalarse en las grandes ciudades; Buenos Aires fue la que más directamente recibió el impacto, aumentando su población de 921168 habitantes en 1895 a los 2066165 de 1914.
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  21. Otro de los destinos escogidos mayoritariamente por los españoles fue Cuba. Entre 1882 y 1898 más de la mitad de las 500000 personas que fueron a la isla tendrían origen español. En realidad, una Real Orden de febrero de 1880 había intentado canalizar la emigración que abandonaba España hacia Cuba. Las centrales azucareras requerían trabajadores para la zafra sin importarles su origen nacional, mientras que las autoridades se inclinaban por los europeos. Esta cuestión se resolvió a través de la Ley de Inmigración y Colonización en 1906, que autorizó una partida de dinero para promover la llegada de inmigrantes de las islas Canarias y Europa. Sin embargo, aunque se produjo el arribo sobre todo de canarios, éstos, en no pocas ocasiones sólo se trasladaban para las cosechas, regresando a su tierra cuando se concluía esta actividad. Mientras que los peninsulares generalmente se establecían en los núcleos urbanos.
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  23. Respecto a Brasil, la emigración española fue intensa desde el momento en que se instauró una política inmigratoria que tendía a atraer agricultores europeos. En el estado de Sao Paulo se necesitaba mano de obra para los grandes latifundios de café, por ello no se escatimaron esfuerzos. Sobre todo se estableció un sistema que consistía en sufragar los pasajes a todos aquellos grupos familiares de agricultores, que se comprometiesen a trabajar en una fazenda del interior del estado. Los trasladaban desde algún puerto europeo hasta la hospedería de inmigrantes de Sao Paulo, donde permanecían alojados y recibían alimentos hasta que los capataces de las plantaciones los contrataran. De esta manera el país logró atraer a millares de europeos, los españoles ocupaban el tercer puesto en número de personas, detrás de italianos y portugueses. En este caso, los que participaron mayoritariamente fueron granadinos y almerienses.
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  25. ASUNCIÓN MERINO HERNANDO, UNED
  26. ELDA GONZÁLEZ MARTÍNEZ, CSIC
  27. “Historia General de la Emigración Española a Iberoamérica”, Vol. I, Madrid, Historia 16, 1992.
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  31. EMIGRACIÓN AL NORTE DE ÁFRICA Y FRANCIA
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  33. Entre 1830 y 1931, Argelia, Marruecos y Francia se convirtieron en el destino de los emigrantes procedentes en su mayoría de zonas rurales del sureste peninsular.
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  35. La emigración española al norte de África se remonta a 1830 cuando Francia ocupó Argelia. Este país se convirtió hasta finales de la década de 1870 en el principal lugar de destino de la emigración española y continuó teniendo gran importancia hasta 1914. El segundo país de destino, con diferencia, fue Marruecos. La presencia española en los restantes países norteafricanos y en el resto del continente fue irrelevante.
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  37. Se estima que, entre 1830 y 1914, fueron a Argelia medio millón de españoles de los que más de la mitad iban a residir en el departamento de Orán. A ellos se sumaron en 1939 los exiliados de la Guerra Civil, lo que hizo que fuera el mayor colectivo de europeos hasta la independencia en 1962. Los emigrantes españoles procedían casi en su totalidad de zonas rurales de Valencia, Alicante, Murcia, Almería y la isla de Menorca; eran de extracción social modesta y de muy bajo nivel cultural. Era una emigración estacional o golondrina. Tras la sementera de otoño, el jornalero de esas zonas marchaba a Argelia para trabajar y volvía en junio cuando comenzaba la siega. Sin embargo, no todos regresaban y, poco a poco, esa emigración pasó de temporal a definitiva.
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  39. En 1889 el Gobierno francés tomó la medida de naturalizar de manera automática a todos los hijos de inmigrantes nacidos en suelo francés. Esto influyó de manera positiva en la colonia de inmigrantes españoles asentados en el país, pues contribuyó a elevar su nivel cultural y a posibilitar su participación en la vida municipal.
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  41. Además, empezaron a tener sus propios comercios y centros de reunión, a editar una prensa específica, celebrar fiestas tradicionales y montar espectáculos teatrales y de otro tipo. En suma, tanto en el departamento de Orán como en el de Argel, la presencia española fue muy notable en todos los ámbitos de la sociedad. El asentamiento de españoles en Marruecos fue más tardío, vinculado al establecimiento del protectorado franco-español en 1912.
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  43. INMIGRANTES EN ÁFRICA
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  45. Desde entonces y hasta principios de los años treinta, la colonia de residentes españoles fue en aumento. Trabajaban en el sector agrícola o en actividades relacionadas con el Protectorado. En 1928 había en torno a setenta mil, la mayor parte en Tetuán, capital del Protectorado y en otras ciudades como Larache o Alcazarzivir, además de Tánger que tenía estatuto internacional. Procedían sobre todo de Cádiz, Málaga y Canarias. Tras la independencia en 1956, la gran mayoría retornó a la Península.
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  47. La situación del campo en el sudeste español y la cercanía geográfica, propició una emigración continuada de jornaleros a Argelia y Marruecos, entre 1830 y 1914. Las favorables medidas de política inmigratoria tomadas por el Gobierno francés desde finales del siglo XIX favorecieron el asentamiento permanente de los inmigrantes y su participación en la vida local. Por otra parte, desde finales del siglo XIX hasta 1931, Francia se convirtió en el país de Europa al que se desplazaron los trabajadores españoles. Se asentaron sobre todo en el Mediodía y se dedicaron a actividades agrícolas, la minería y la construcción. La mayoría se naturalizó francés y se integró en la sociedad francesa. Cuando estalló la Guerra Civil en España, la colonia de residentes en Francia se dividió, a pesar de lo cual, una parte importante de la población civil que pasó a Francia recibió ayuda de estos inmigrantes económicos.
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  49. El desarrollo industrial unido a un rápido proceso de urbanización y, en contrapartida, el lento crecimiento de la población; convirtieron a Francia en el siglo XIX en un país de inmigración. La necesidad de mano de obra extranjera propició el desarrollo de una política de integración que se reflejó en la Ley de Naturalización Automática de 1889. En los albores de la Primera Guerra Mundial el colectivo de extranjeros en Francia ascendía al millón de personas de los que unos ciento veinte mil eran españoles. Según el censo de 1921 residían en ese país 255000 (el 16% de la población extranjera). La cota más alta se alcanzó en 1931 con 352000 españoles censados.
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  51. La mayor parte procedían de la región levantina, Almería y Baleares; tenían un elevado grado de analfabetismo y una escasa cualificación profesional. Eran contratados como asalariados en la agricultura, la minería y, en menor medida, en la industria, con un peso significativo en el sector de la construcción. La principal zona de asentamiento fue el Mediodía de Francia, en especial los departamentos vitícolas de Hérault y Aude. No obstante, desde los años veinte se produjo una progresiva ampliación de las zonas de asentamiento hacia el valle del Ródano, París y su región y algunos departamentos situados al norte del país. Una parte considerable de estos inmigrantes se nacionalizaron franceses. A pesar del bajo nivel profesional de la mayoría, algunos prosperaron y crearon florecientes negocios. En este sentido es interesante destacar la presencia de ingenieros y técnicos vinculados a la industria aeronáutica, sobre todo en la zona de Toulouse.
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  53. La incidencia de la crisis económica de 1929 en Francia, llevó al Gobierno a forzar las repatriaciones de inmigrantes. En el caso de España, la proclamación de la Segunda República en abril de 1931, también propició el retorno de republicanos, socialistas y anarquistas que se habían exiliado en los años veinte. La preocupación de la República por los españoles que se encontraban trabajando en Francia, se materializó en la firma del Tratado de Trabajo y Asistencia Social, en noviembre de 1932, con el Gobierno francés y en el establecimiento de un Convenio sobre Seguridad Social. El censo general de población de marzo de 1936 cifra en 254000 los españoles residentes en Francia. La llegada de las primeras oleadas de población desplazada durante la guerra y después el éxodo de principios de 1939, iba a producir profundos cambios en esta colonia y en sus relaciones con la sociedad de acogida.
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  55. ALICIA ALTED VIGIL, UNED
  56. Juan B. Vilar, “Emigración española a Argelia”, Madrid, 1975; “Los españoles en la Argelia francesa, 1830-1914”, Murcia, 1989.
  57. Javier Rubio, “La emigración española a Francia”, Barcelona, 1974
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  61. EMIGRACIÓN POLÍTICA TRAS LA GUERRA CIVIL (EL EXILIO)
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  63. El exilio de 1939 es el último de los que se han producido en España desde la expulsión de los judíos en 1492, debido a causas políticas, étnicas o religiosas. Está condicionado por la situación europea en esos momentos.
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  65. El exilio al que se vieron obligados una parte de los españoles tras la Guerra Civil de 1936-1939, fue una de las consecuencias de la dura represión que desencadenó el régimen franquista contra los vencidos. Este exilio presentó un carácter muy diverso, desde el punto de vista geográfico, demográfico y socioprofesional. En conjunto, los exiliados pertenecían a una izquierda plural: republicanos, socialistas, comunistas y anarquistas. Además, hay que tener en cuenta que fueron al destierro los miembros del Gobierno de la República y de los Gobiernos autónomos catalán y vasco, así como una parte del aparato administrativo republicano.
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  67. Los exiliados se dispersaron por diferentes países de Europa y América. Incluso se puede rastrear la presencia de algunos en países tan alejados geográficamente como China, Indonesia, Indochina o Australia. La mayor parte se asentó en Francia y México, en menor medida en la Unión Soviética y Argelia, pero además de estos países, hubo otros en donde también arraigaron colectivos, si bien en un número significativamente pequeño en relación con los dos primeros. En realidad, uno de los rasgos que va a caracterizar la vida de una gran parte de los exiliados fue su movilidad a través de varios países, que se iban a convertir en lugares de tránsito con una provisionalidad que, las más de las veces, duraba varios años.
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  69. EL DESTIERRO DE LA CULTURA
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  71. El exilio no fue significativamente importante desde un punto de vista numérico, si lo encuadramos en el ámbito de los desplazamientos de población por motivos políticos de la Europa de entreguerras, pero hay tres aspectos que lo singularizaron frente a otros coetáneos, y en relación con anteriores emigraciones políticas producidas en España. En primer lugar, su larga duración. En segundo término, la reconstitución en el exilio de las instituciones de la República que se mantuvieron vigentes, y con el reconocimiento diplomático oficial de dos países, desde 1945 hasta 1977. Por último, el aspecto que se considera más destacable: su valor cualitativo. En los años veinte y treinta el país alcanzó una relevancia cultural y científica que se truncó con la guerra. Fueron varios miles los escritores, artistas, científicos, investigadores en las áreas de las ciencias humanas y sociales, pedagogos, maestros…, que tomaron el camino del destierro. En muchos casos no tenían una militancia política determinada, pero en todos sí que hubo un compromiso indiscutible con una República que encarnaba los valores de libertad y democracia, y que hacía de la educación y de la cultura su bandera para el progreso social y económico del país.
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  73. LA NECESARIA INTEGRACIÓN
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  75. Entre finales de enero y principios de febrero de 1939, cerca de medio millón de republicanos españoles atravesaron la frontera con Francia en un dramático éxodo. A lo largo del mes de marzo, por otra parte, llegaron por barco a las colonias francesas del Norte de África, unos doce mil.
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  77. Los continuos desplazamientos de población civil durante la guerra motivó el que, una gran parte de los que huyeron por la frontera francesa a principios de 1939, se encontraran refugiados en Cataluña. Esto explica que, ya en el exilio, encontremos españoles que proceden de toda la geografía peninsular, sobre todo de Madrid y Barcelona, los dos núcleos urbanos más importantes en los años veinte.
  78. La mala acogida que tuvieron en Francia, llevó a muchos exiliados a regresar a España, otros intentaron reemigrar a terceros países, sobre todo del continente americano. A finales de 1939 habían retornado unos trescientos mil. Entre 1939 y 1950 reemigraron a Latinoamérica, treinta y cinco mil, en especial a México, gracias a la favorable acogida dispensada por su presidente, el general Lázaro Cárdenas.
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  80. Los exiliados tendieron a dirigirse a países donde ya existía una colonia de inmigrantes económicos de antes de la guerra. Salvo en el caso de México, en el resto, los Gobiernos, parte de la opinión pública y de los españoles residentes, mostraron una actitud poco receptiva hacia ellos.
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  82. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, los republicanos que estaban en los campos de internamiento en Francia y en Argelia fueron movilizados. Lucharon junto a los aliados en distintos frentes y participaron de manera activa en la Resistencia. Una parte fueron deportados a Alemania para trabajar en las fábricas y varios miles acabaron en los campos de exterminio. El final de la guerra no produjo la caída del régimen franquista, al contrario, éste se vio reforzado con el inicio de la Guerra Fría.
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  84. Desde una perspectiva socioprofesional se ha tendido a establecer una diferencia entre el exilio europeo, francés por antonomasia, y el americano, con el referente de México. Francia fue el país que acogió a un mayor volumen de exiliados que, en gran medida, pertenecían a los sectores agrícola e industrial, hubo también un pequeño grupo integrado en el sector terciario, más desarrollado y diversificado que en las emigraciones precedentes. A México, en cambio, fue un número relativamente elevado de profesionales liberales, políticos, intelectuales y científicos: aunque hubo campesinos y gentes de oficios diversos que contribuyeron al desarrollo de la vida económica de la sociedad receptora, al igual que ocurrió en otros países de Latinoamérica.
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  86. Los refugiados españoles mantuvieron viva, en los primeros tiempos, la esperanza de un pronto regreso, pero esto no fue así, el régimen franquista se mantuvo y ellos tuvieron que rehacer sus vidas en los países donde se asentaron. Allí trabajaron, educaron a sus hijos y desarrollaron una serie de prácticas culturales, concebidas como medio de preservación de una identidad y unos principios que constituían la justificación de su destierro.
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  88. ALICIA ALTED VIGIL, UNED
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  92. EMIGRACIÓN ECONÓMICA A EUROPA (1960-1973)
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  94. Dos millones de trabajadores españoles emigraron hacia los países europeos industrializados entre 1960 y 1973. Factores de expulsión y de atracción explican este movimiento.
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  96. Desde el final de la Guerra Civil en 1939 y hasta 1950 la economía española estuvo caracterizada por un periodo de autarquía y de proteccionismo económico, que mantuvo al país en una situación clara de aislamiento y de estancamiento económico. En la década de 1950 comienza un proceso de recuperación y de liberalización de la economía con la progresiva apertura al exterior. En esta década empieza a detectarse un movimiento de la población hacia las regiones económicamente más favorecidas de Madrid, Barcelona y provincias costeras vascas, que se acelera en la década siguiente. Este movimiento interior fue en la mayoría de los casos una etapa previa a la migración posterior a Europa.
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  98. Con la entrada en vigor del Plan de Estabilización el 21 de julio de 1959, se instaura un proceso de crecimiento y modernización, favorecido en gran parte por los créditos extranjeros. En las áreas rurales comienza una mecanización de la agricultura, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo y disminución de la población activa ocupada en este sector. En las grandes áreas económicas de la Península, el sector secundario y terciario sólo puede absorber un aparte de la mano de obra que acudía en busca de trabajo y es a partir de entonces cuando se produce un movimiento de población hacia los países europeos industrializados que contaban con un aumento de la demanda de mano de obra, consecuencia de un desarrollo económico favorable. Emigración, al mismo tiempo, fomentada por el Estado español, que tiene como objetivo evitar que las altas cifras de desempleo no perjudiquen el proceso incipiente de crecimiento.
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  100. En este contexto, el fuerte volumen de emigración transoceánica que se había dirigido fundamentalmente a América Latina durante el siglo XIX y XX comienza a frenarse y se detecta, desde mediados del siglo XX, una nueva corriente de flujos migratorios a los países de Europa occidental, dando como resultado que entre 1959 y 1973 salieran de España más de dos millones de personas, si tenemos en cuenta también la emigración no gestionada por el Instituto Español de Emigración.
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  102. FACTORES DE EXPULSIÓN Y DE ATRACCIÓN
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  104. Un importante contingente de emigrantes procede de las regiones de Andalucía y Galicia. La existencia de una estructura agraria caracterizada por la pequeña y gran explotación, determinan en ambas regiones la fuerte emigración. Otras regiones de procedencia son Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura y Madrid. Importantes factores de expulsión son, junto a las transformaciones detectadas en el ámbito rural, las derivadas de una estructura demográfica caracterizada por la existencia de unas altas tasas de natalidad y un elevado crecimiento natural de la población que, al no ir acompañado de un crecimiento paralelo de los recursos económicos, da lugar a una significativa presión demográfica en estas áreas. Unido, todo ello, a una falta de empleo en otros sectores económicos.
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  106. Los principales países de destino fueron Alemania, Suiza y Francia, destacando en esta última la emigración de temporeros para la recogida de productos agrícolas en determinadas épocas del año que ya había existido desde el siglo XIX. Otros países a los que acudieron los emigrantes españoles, aunque en menor proporción, fueron Reino Unido y Bélgica. Un significativo crecimiento de la producción industrial; un modelo demográfico, caracterizado por altas tasas de natalidad y mortalidad y, como consecuencia, una población envejecida; y la consiguiente necesidad de mano de obra no cualificada, actúan como importantes factores de atracción.
  107. El freno a la contratación de trabajadores no pertenecientes a países de la Comunidad Económica Europea, decretado en 1973 a consecuencia de la crisis energética, provoca un retorno masivo que continuará durante toda la década de los setenta, y que en muchos casos llevará consigo dificultades en la incorporación a la sociedad española. Y si de la llegada de emigrantes a Europa ya se dijo “pidieron mano de obra y llegaron seres humanos”, del movimiento de retorno podía añadirse que “se esperaban sus divisas y llegaron en persona”.
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  109. La emigración produce consecuencias en la estructura de la población con la reducción del volumen y los cambios en el comportamiento natural; en la estructura espacial de los asentamientos con el abandono y/o pérdida de funciones; y en la estructura económica con una evidente acentuación de los desequilibrios regionales. Las repercusiones de la emigración y el retorno en las áreas de origen están determinadas por el tipo de emigración y por el distinto comportamiento en la inversión de los ahorros realizados durante la estancia en el extranjero. Aunque el envío de remesas de los emigrantes, junto al auge del turismo, contribuyó en gran medida a sanear y equilibrar la balanza comercial española, hay que señalar que el volumen de divisas enviadas no ayudó a disminuir la tasa de desempleo, ni a crear puestos de trabajo para los emigrantes retornados, ni contribuyó al desarrollo económico y social de las regiones de origen, puesto que tales divisas se invirtieron preferentemente en proyectos de infraestructura dirigidos fundamentalmente a los grandes centros económicos del país, con lo que se acentuaron en mayor medida las desigualdades regionales.
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  111. BLANCA AZCÁRATE LUXÁN, UNED
  112. Instituto Español de Emigración
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