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- Yo es que soy de letras
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- Antes de meterme en vereda quiero pedir disculpas a cualquiera que pudiera sentirse ofendido por mis palabras, no es mi intención en absoluto, tan solo quiero mostrar una realidad presente en nuestras aulas, extrapolable a gran parte de la sociedad.
- Lo que quiero contar hoy es un episodio que ha ocurrido esta mañana, que no deja de ser una mera anécdota, pero que por lo menos a mí me ha llamado la atención y me ha hecho reflexionar.
- Hoy por la mañana mi tutora, que también es mi profesora de Lengua y Literatura, ha decidido que había que escoger un delegado para la clase. Ha preguntado si había voluntarios, pero como no ha sido el caso, ha dicho que lo mejor sería hacer un sorteo y obligar al elegido a ostentar el cargo. Hasta ahí todo normal: el problema viene en el método del sorteo. Cuando ha dicho "vamos a escribir los números en papeles" creí que se refería a apuntar todos los números de clase, del 1 al 24, y meterlos en una urna o algo así para que una mano inocente sacara uno de los papeles. Sin embargo, el procedimiento fue el siguiente: escribir los números del 0 al 9 y sacar primero uno, el de las decenas (dejando únicamente los números 0, 1 y 2, claro está), y después otro, el de las unidades. A primera vista puede parecer un sorteo justo, sin embargo no lo es en absoluto. Al ser 24, los alumnos, los 5 últimos alumnos (20-24) tenían el doble de probabilidad de salir elegidos, mientras que los 9 primeros (0-9), tenían 1.11 (10/9) veces más probabilidad. Para estos cálculos estamos suponiendo que hay 30 alumnos, numerados del 0 al 29. Entonces cada uno tendría 1/3*1/10=1/30 de probabilidad.
- Yo no dije nada, entre otras cosas porque era el número 17 y este sorteo injusto me venía de perlas, pero rumiándolo un poco me doy cuenta de que este no es sino un ejemplo más del analfabetismo matemático que existe, desgraciadamente, en nuestra sociedad. Que sí, que sí, que se puede considerar como un caso aislado, que este ejemplo no va a ninguna parte, que podría haberle pasado a cualquiera, y bla bla bla. Pero para mí sigue siendo el reflejo de un problema que está ahí, presente, latente, y que deberíamos subsanar sea como sea.
- Y lo peor de esto no es la ignorancia de la gente, sino su pasividad, que raya la repudia, hacia las matemáticas. De ahí el título del escrito, la famosa coletilla que la gente usa a modo de respuesta para evitar los remordimientos que su conciencia debería producirle por su aversión a las ciencias en general y a las matemáticas en particular: "yo es que soy de letras". Como si eso lo solucionara todo.
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