MESÍAS X TÚ

Amor divino (Mesías x tú)

Era una noche más, donde en desvelo, entre un sofocante calor del más implacable verano y el aplastante sueño, tus esfuerzos lograron terminar un turno más para aquel rol al que te has dedicado. La breve satisfacción de una pequeña victoria entre la seguidilla de agotadores días es suficiente para alegrarte un poco, así como esperas alegrar al anon luego de pulsar enviar y terminar de ganarte tu descanso. Apagas el monitor, y te levantas, pero al mirar alrededor te notas un poco mareado. Necesitas aire, y aunque unos susurros de tu subconsciente intentan convencerte de que las caminatas nocturnas en tu país no son las más seguras, tu cuerpo te pide ir afuera.
Sin muchas vueltas te dirigiste al patio, la luna brillaba intensamente, y parecía relevar al sol en su descanso, pues el calor continuaba incluso bajo el hermoso cielo estrellado. En un suspiro, te resignaste a esta realidad, y con un sorbo a un vaso de agua que habías tomado en el camino, trataste de reponerte tan rápido como te fuera posible para ir a acostarte encerrado con el aire acondicionado encendido.
Pero los planes del universo eran distintos. Ante tus ojos, un circulo verde se dibujó en el aire como por arte de magia, una forma cuya circunferencia completa fue pronto pintada del mismo color lima que en la impresión por poco no te hace soltar el vasito.
La sobrenatural figura flota a unos metros delante de ti, debes frotarte los ojos y volverla a ver, encontrándote con que sigue ahí, casi burlándose de ti al tomar provecho de que luego del mareo no puedes terminar de decidir si lo que estás viendo es real o una mala jugada de tu cerebro. Es difícil hacer algo más que estar ahí de pie, encarando lo desconocido, lo que últimamente es lo que te cuesta la vida en este mundo, porque antes de que te des cuenta, una fuerza de ese portal te absorbe y te lleva a algún lugar, con el único rastro que dejarías sería el vasito de vidrio que se te cae en el proceso.

CAPÍTULO 1: Conociendo a un pato

El cambio fue repentino, como parpadear, en un momento era de noche, y al otro eres sorprendido por la luz del día. Tu pecho toca el asfalto de una calle, que por suerte, no se compara en el calor de plancha que toman las calles bajo el sol que conoces. Te pones de pie, confundido. Estás rodeado de rascacielos, y de autos caros cero kilómetro. La gente alrededor habla en inglés. ¿Acaso el portal te había llevado a Estados Unidos? Ese destino es peligroso sin una VISA podrías pensar, pero la ley se queda corta en importancia cuando una explosión a unas manzanas del lugar en el que estás hace que decenas de edificios se derrumben como en una demolición colectiva. El suelo tiembla como un terremoto, y no puedes evitar caer otra vez. La gente que puede huye, pero cuando piensas en hacerlo también, un monstruoso ser mitad hombre mitad cerdo hace sombra sobre ti con sus imponentes 3 metros de altura.

__Salchichas. Dice misterioso
__Me volví mitad cerdo poque me obsesioné con comer salchichas… Pero luego descubrí cómo las hacen. Tengo que acabar con todos los humanos por crear este repulsivo negocio de salchichas.

Esa podría ser la motivación más estúpida que jamás hayas oído para volverse malvado, y lo peor es que esta retorcida bestia parecía ser la que acababa de demoler todas esas calles hace sólo un segundo.

__Ahora es tu turno… muere.

Levantó su brazo para volverse tu verdugo. Tu historia tras cruzar el portal sería breve como la del hielo que cae en el desierto. En un final amargo y estúpido.
Un parpadeo, conociendo las velocidades que se manejan en este lugar, quizás ni te darías cuenta de que todo se terminó. Un parpadeo, otra vez, es todo lo que toma…
Cuando pestañeas, lo que tienes en frente ya no es un monstruo, sino una chica, y lo que tienes alrededor no es una calle cualquiera, sino la playa.

__Are you ok?!

Exclamó. Te sostenía en brazos, pero era pequeña, mucho más que tú, al punto en que el que te sostenga como princesa sea hasta vergonzoso.
Su vestimenta era la de una militar, y su cara de lo que sea menos la de una supermodelo. El azul de sus ojos era apagado de una forma que no puedes terminar de describir, y sus labios, que eran su característica más prominente, eran gruesos y parecían saltar un poco, haciéndola lo más cercano a un humano pato.

(Tú): ¿Eh…?, ¿qué?

Estabas aturdido, desde hace rato que esto parecía un raro sueño que sacaba lo peor de la fatiga que sentías la noche anterior. Lo que presenciaste no tenía lugar en la realidad, pero aquí estabas, en los brazos de ese ángel que cayó en el momento justo para evitar tu muerte.

__”¿Qué?” -repitió __¿hablas español?

(Tú): ¿Quién eres…?

La pregunta, nacida de la confusión, tocó un nervio. De un bufido acompañado de un ceño enojado, sentiste el apoyo bajo tu cuerpo desvanecerse. Tu espalda se da un leve golpe contra la arena que te hace despabilar por las malas. Te dejó caer, haciéndote sombra en lo que se apunta a sí misma.

__¡Soy Mesías! La heroína clase S, rango 4. ¡LA DE VERDAD!

La cantidad de veces que ha tenido que explicar quién es lo ha vuelto algo que le molesta, pero ahí la tenías, a la mujer más fuerte del planeta parada ante ti.

(Tú): ¿Eh…?

Más, naturalmente, cuando tienes un pequeño pantallazo de esta fantasía, sólo nacen más preguntas.

__¡¿No me escuchaste?! -se molesta más

No, no se trataba de eso. Niegas, y se lo explicas por encima. Superhéroes y monstruos tienen el sabor de lo imposible, estás confundido… y muy perdido luego de cruzar un extraño portal. Mientras más hablas, más estás convencido de lo ridículo que suena, la heroína se limita a escuchar seria, con un rostro que te hace sentir que todo lo que dices es tomado en serio. Cuando terminas, sin saber cómo reaccionará luego de darse al silencio, eres recompensado con un leve movimiento de cabeza.

__Entonces vienes de otro universo.
(Tú): ¿En verdad me crees?

__Sí, le avisaré a la asociación sobre esto para que averigüen de cuál de todos eres y luego Científico o yo te podemos enviar de regreso.

En realidad, Mesías podría enviarte de regreso con sólo desearlo, pero por el bien de la trama supondremos que no se le ocurrió en ese momento. En fin, su solución no sonaba nada mal, pero verla voltearse, dándote la espalda… un poco.

(Tú): ¿Qué haces?

__Ahora estoy ocupada.

Quién sabe cuántos asuntos deberá atender una heroína clase S tras bastidores… ¡pero no podía simplemente dejarte así en un universo ajeno!

(Tú): ¿Me llevas contigo?

__No.

¡¿Pero cómo que no?!

__No quiero.

¿No…?

__No.

¡No te puede abandonar así como así!

__Ya te dije que no… -se veía que se estaba cansando de esto

¿Ni por favor?

__Ugh… qué pesado eres. Me voy a mi casa.

¿Y eso qué tiene que ver?

__...pues… no sé, nunca llevé a nadie a mi casa. Además no sé si pueda, por contrato.

¿Contrato?

__Eso no te incumbe.

(Tú): ¿Pero sí me llevarás contigo?

Soltando un pesado suspiro, la niña militar une las manos para rezar.

__Pesado… -murmura

Antes de que puedas ser capaz de preguntarte qué estaba a punto de hacer, vuelves a desaparecer con destino desconocido.
Capítulo 2: el nido

En otro parpadeo, estás en el pasillo de un hotel barato. Divisas algunas telarañas aquí y allá, en lo que piensas que quizás te había mandado a la mierda, la puerta que tienes a un lado se abre para que te reencuentres con la heroína enana en su versión más casual: vistiendo una vieja blusa azul con pelusa, unos pantaloncillos de jean que por poco no alcanzaban sus rodillas y un rosario, descalza. Se ve que quería andar cómoda, y, poco acostumbrada a cualquier tipo de visitas, ni siquiera sabe que lo ideal sería vestirse medianamente bien cuando hay invitados.

__¿Vas a pasar, o qué?

Con vía libre, pasas. Ella cierra la puerta, el interior era pequeño, o proporcional para ella. En la sala que les recibe hay una mesita pequeña, un sofá y una enorme televisión sobre otra mesa. Alrededor no hay mucho más, quizá porque la heroína no lo necesita, pero todo está tan limpio como se puede. Ignorándote, ella salta al sofá, tomando el gran pote de helado de cinco kilos en la mesita y enciende la tele. Decides acompañarla, en lo que te acercas ves que las grandes cucharadas que da son todas al mismo sabor, pues el balde está lleno con 5 kilos de tres sabores distintos de chocolate. Te sientas a su lado, ves que está buscando algo en Netflix, momento en el que te nota y se aparta un poco en el sofá, creando más distancia antes de seguir buscando algo en el servicio de streaming.

(Tú): ¿Qué buscas?

__...No sé, algo interesante. De guerra.

¿Le gusta ese género?

__Me sé todo sobre todas las guerras en las que ha estado Estados Unidos.

Eso debe responder a tu pregunta. Era de esperarse con el traje que usa como heroína… Pero bueno, sus respuestas son bien directas, ¿qué más se podía decir para no entrar en un silencio incómodo?

(Tú): El lugar está muy limpio… ¿vives sóla?

__Sí.

Bueno, esa fue la respuesta más corta hasta ahora. Mejor otra cosa.

(Tú): ¿Te gusta el chocolate...?

¡Malísimo! Eso jamás funcionará.

__… -te dirige la mirada y deja de comer__Pues… sí. ¿Por qué?, ¿a ti también?

¿A quién no le gusta el chocolate?

__Eres la primera persona a la que sé que le gusta el chocolate también…

Suena a que no conoce a mucha gente.

__Bueno, no… no tengo amigos o tonterías como esas. Es un poco por contrato… no debo acercarme mucho a las personas, dicen que dañaría mi imagen.

¿Qué clase de contrato es ese?

__Igual no me importa, ¡no necesito a nadie! Yo trabajo sola. -se mete una cucharada de helado a la boca-

Ella calla un momento, y vuelve a mirar hacia la tele. Ella sí deja el silencio incómodo reinar un rato hasta que, quizás soltando algo que pasó un rato considerando si debía preguntar o no, te habló.

__¿Y tú... tienes amigos?

Eso finalmente dio pie a hablar libremente. Cuando empezaste a contar sobre ti, ella escuchó atenta, y respondió hablando de sí misma con una naturalidad que jamás había sentido. El rato pasó, te viste sorprendido por lo mucho que podías disfrutar charlar con ella, lo fácil que se sentía para conversar, lo fluido que era, y la cantidad de tiempo que pasó. Sin darse cuenta, ya habían pasado algunas horas, y recién ahora la pequeña rubia había elegido una película, no una que quería ver, sino una que te quería mostrar.

__Se llama “Hasta el último hombre”… es sobre Desmond Doss, el médico que no quería usar armas. Noble, pero algo tonto…  ¿cómo puede no gustarle las armas?

La película es un melodrama muy bien actuado. Narra la historia de un soldado médico, el cual juró jamás tocar un arma tras un traumático incidente. Vive el romance y la tragedia hasta culminar en una terrible batalla que se cobra decenas de vidas, y deja heridos a través de todo el páramo. Mesías parece afligida por la escena en la que Desmond da todo por salvar hasta el último hombre en ese lugar, a pesar del cansancio y las dificultades que implica.

__...no me gusta esta parte. -confiesa- los humanos normales son tan frágiles… no sé por qué papá los hizo así. Incluso a mi hermano… supongo que a nosotros nos hizo para compensarlo, y salvarlos… eso es lo que hacemos, pero es difícil. No puedo salvar a todos… Líder se retiró por eso…

Te estaba contando demasiado, quizá simplemente no tiene muchas oportunidades de hablar… y esto pasa cuando la tiene.

__Aunque hago todo lo que puedo, tal vez ahora esté pasando algo malo y no lo sé… Yo quiero ayudar a todas las personas… pero no puedo…

Te ayudó a ti.

__Pse… idiota. -aparta la mirada, aún afligida- __Ya sé… no me refiero a eso… ¿no me estabas escuchando?

Se ve mal… quizá lo que estabas a punto de hacer fuese un grave error, pero en su estado vulnerable, envolviste su menudo cuerpo entre tus brazos conteniéndola.

__¿Qué-? -Esta se sorprende por un segundo, pero baja la guardia al siguiente.

__… -pone carita triste, y suelta un suspiro

Quién sabe cuándo fue la última vez que la abrazaron así. Quizá ni ella misma lo recuerda… pero en estos momentos de tristeza, no puede negar que sean cómodos. Entre tus brazos, finalmente se deja abrazar bien, plantando su frente en tu pecho.

__Esto… no está mal…

FIN DEL CAPÍTULO 2…

Continuará…

O quizás no...