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Chris_76

Kiiro's BATTLEGIRLS: Amor secreto en la Posada.

Aug 8th, 2019
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  1. Capítulo 1
  2. Astrid había vuelto de hacer las compras cuando al abrir la puerta de la habitación se encontró con todo el desorden que su compañera de cuarto había causado. “No, puedo creerlo. ¡¿Qué has hecho?!”, exclamó furiosa la chica de cabello azul. Sandra estaba acostada en su cama, todavía en pijamas jugando con sus pistolas a balines. “¿Qué te sucede?”, replicó la chica morena, “Sólo estaba practicando mis movimientos de evasión…”.Sandra no logró terminar su oración cuando vio las bolsas de comida y salto de la cama de emoción. “¿Trajiste lo que te encargué?”. Astrid no respondió y procedió a ordenar su cama en silencio mientras su compañera revisaba las bolsas de las compras como si no hubiera comido en días. “Lo encontré, mi preciado tesoro”, a Sandra le encantaba comer bananas, era su fruta preferida, además le ayudaba con los calambres que sufría luego de sus agitadas misiones. No alcanzó a dar el segundo mordisco a la primera que había pelado cuando Astrid se le acercó y le arrebató el racimo. Su mirada penetrante hacia parecer que rayos podrían salir de sus ojos, estaba muy molesta. “¿Crees acaso que te lo mereces?”, le dijo en un tono serio. Sandra estaba perpleja. “¡¿Acaso piensas que me parto todo el días haciendo las camas y limpiando esta habitación para que llegues y lo desordenes todo?¿no puedes tener un poco de consideración por lo que yo hago por tí?. Lágrimas parecían brotas de los ojos de Astrid, la morena no sabía que replicar, hasta que poniéndose de pie, se acercó a su closet y se cambió a su ropa de trabajo. “¿A dónde crees que vas?”, le gritó la chica de cabello azul. Sandra procedió a amarrarse las botas y volteó: “Silvy tiene una misión para mí”, cerró la puerta y se fue. Astrid, perdiendo los estribos, le lanzó una almohada a la entrada, luego se echó a llorar en su cama para ahogar su frustración.
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  4. Capitulo 2
  5. Sandra no tardó mucho en llegar a la mansión Redthrone, en la entrada Coffee la recibió con la extrema cortesía que la caracterizaba: “La señorita Silvanne la está esperando en su habitación”. “Muchas gracias, Latte” le respondió la risueña morena. Era costumbre de Sandra ponerle apodos a todas las personas, pero al parecer a Coffe esto no le molestaba en lo más mínimo. Al atravesar la puerta de metal hubicada detrás del falso librero, Sandrá se encontró con Silvanne, su jefa, ya sentada sobre la mesa de reuniones manipulando su pantalla táctil. “Muy bien, vampirezca. ¿Qué hay para hoy?. Por el contrario, a la pequeña heredera la colmaba de impaciencia la manera en que Sandra se dirigía a ella con nombres extraños, aún asi, ya se había acostumbrado a su forma de ser y además, la necesitaba para completar sus planes de conquista mundial. “Buenos días Sandra”, dijo mostrando una mueca de disgusto la pequeña vampira. Su rostro cambió de inmediato a desconcierto cuando vio a la morena entrar sola. “¿Y donde esta Astrid?”. Sandra no pudo evitar fruncir un poco el ceño. “Ella no vendrá, tiene cosas más importantes que hacer”. Silvy la miró de forma incrédula, “Bueno, de todas formas. ¿Cuál es la misión?”, interrumpió la morena emocionada. La pequeña heredera aclaró su gargante, y mientras hacía un gesto para que Margaret proyectara el mapa del bosque que debían invadir, comenzó a darle las instrucciones a la chica de ojos verdes.
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  7. Capitulo 3
  8. Ya se había hecho de noche y Sandra no parecía volver a la posada. Astrid aprovecho su dia libre para entrenar con la espada. En la parte trasera de la posada, había un pequeño arboleda en donde Astrid solía practicar sus movimientos con la espada con tranquilidad, además de combatir la chica de cabellos azules cultivaba su mentalidad a través de la meditación. Esta vez se le fue difícil concentrarse por todo lo que había pasado en la mañana luego de la discusión con Sandra, aún asi pudo canalizar toda esa fuerza y rabia en movimientos certeros y mortales con su espada. Varias horas fueron las que pasaron para que Astrid se diera cuenta que el sol ya se había puesto y debía volver a la posada a descansar. Al entrar en el lugar, el ajetreo ya había comenzado, cánticos y gritos se acumulaban por todo el salón mientras la chica cabezos azules se sentaba en la barra a beber un trago antes de dormir. Miss Gobler vio a Astrid y preparó la cerveza de forma casi instantánea, la espumosa sustancia fue depositada en frente de una de sus preferidas clientas. “Parece que te has esforzado mucho, eh?, chica.” Le dijo la dueña de la posada. Astrid bebió un gran sorbo que dejo el vaso medio vacio antes de responder, “Asi es señora Gobler, hoy fue un dia agotador si me lo pregunta”. La vieja señora no tardó en percatarse que Sandra no había aparecido en todo el día, “¿Y que ha pasado con tu amiga la revoltosa?”. Astrid se quedó en silencio por un segundo y respondió de mala gana, “no tengo idea, y no me interesa”. Miss Gobler se sorprendió por tal respuesta, “Vaya, es raro verte con esa actitud. ¿Acaso os habéis peleado?”. “Algo por el estilo”, respondió Astrid. La señora Gobler no quiso insistir, aún asi fue interrumpida por un par de tipos borrachos que pedían de forma estrepitosa que les dieran su tercera ronda de tragos. Astrid quedó sola a un lado de la barra sumida en sus pensamientos hasta que se le acabo su jarra, estaba a punto de levantarse para servirse más del barril cuando oyó una voz profunda pero femenina a su lado. “¿Quieres que te la rellene?”, Astrid miró extrañada en dirección al sonido, cuando vio una señorita de mirada cansada y que usaba un traje de dos piezas la observaba amigablemente.
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  10. Capitulo 4
  11. La joven de mirada cansada era bastante apuesta, su traje de dos piezas remarcaba su delgada figura que hacia denotar su caderas curvilíneas y un pequeño escote hacia que su busto no pasara desapercibido. Astrid estaba un poco confusa con su propuesta. “Lo siento, ¿acaso nos conocemos de algún lado?”. “La verdad es que no, pero tu brillante armadura ha llamado mi atención y por eso me he acercado a hablar. Además es extraño ver a chicas tan bellas como tú en un lugar como este” Astrid no pudo evitar sonrojarse al momento en que escuchó el cumplido de la misteriosa mujer. “Vaya, ams… gracias, pero puedo hacerlo yo sola, no te preocupes”. Astrid se acercó al barril de las cervezas y relleno su jarra hasta el tope y cuando iba a volver a su lugar, se dio cuenta que la misteriosa chica había acercado su banco junto al suyo. La chica de cabellos azules tomo su lugar ignorando completamente a su nueva admiradora quien no le apartaba la mirada de encima. “¿y vienes muy seguido por aquí?”, arremetió la misteriosa chica. Astrid no respondió de inmediato, primero dio un sorbo a su jarra y luego prosiguió “si, me quedo aquí”. “Por tu tono de voz veo que estás algo enfadada, ¿te ha pasado algo? dijo la joven de cabello castaño oscuro dando un sorbo de su vaso. “Algo por el estilo” respondió la chica de cabellos azules con un tono amargo. “Si te apetece puedes contármelo, soy toda oídos. Puedes confiar en mí. Mi nombre es Coffee por cierto“. “Astrid” respondió la joven caballero casi sin vacilar. “Bueno la verdad es algo complicado, es para largo y algo tonto “prosiguió algo avergonzada. “Tengo todo el tiempo del mundo”, respondió Coffee sonriendo de una manera tierna que hizo sonrojar a Astrid. Antes de empezar a hablar la chica de cabellos azules dio un gran sorbo de su trago que lo dejo casi vacío y comenzó “Bueno, hoy en la mañana…”.
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  14. Capitulo 5
  15. Sandra llevaba un buen tiempo haciendo vigilancia sobre la copa de un árbol de tamaño gigante. Las ramas eran bastantes gruesas y firmes para que la chica apoyara su arma de francotirador sin problemas. La misión que Silvy le había otorgado era de investigar un bosque sagrado a las afueras del reino el cuál al parecer estaba lleno de riquezas escondidas. La parte complicada era que en esa zona frondosa vivía una generación de elfos oscuros quienes protegían esas tierras ancestrales de invasores con perversas intensiones. Nadie que se había enfrentado a ellos habría sobrevivido, la única opción era escapara a como dé lugar, porque sus técnicas de combate eran letales. Para Sandra este tipo de advertencias no eran sorpresa, en su vida como mercenaria ya se había enfrentado a amenazas mucho más peligrosas que un simple grupo de elfos por lo que estaba completamente confiada de sus habilidades. Habían pasado varias horas en donde Sandra ya estaba aburrida de esperar por lo que comenzó a comerse las provisiones que traía, entre ella algunas barras energizantes y deliciosas bananas que le encantaban. Ya se había puesto el sol y los grillos comenzaban a emitir su vibrante sonido cuando la morena escuchó un ruido en unos arbustos cercanos. La muchacha de ojos verdes de forma veloz se posicionó frente a su rifle de asalto, con balas de salva por supuesto, para ver quién sería su próxima víctima. De la nada, un lobo de piel blanca saltó de los arbustos como si cazando se encontrara, caminaba lentamente en todas direcciones olfateando el piso de manera incesante. En un momento, el lobo se quedó paralizado oliendo al cielo, cuando de la nada comenzó a acercase con velocidad al árbol en donde Sandra se encontraba posicionada. “Por favor amigo, no quiero hacerte daño. Vete” repetía la morena en su mente mientras tenías la mira telescópica sobre el cuerpo del lobo. La criatura se acercó lentamente a la base del árbol y miró en dirección a la rama en donde la chica de ojos verdes se encontraba. Sandra estaba completamente nerviosa, un movimiento descuidado y delataría su posición ante astuto animal. Los segundos parecían horas hasta que el lobo se apartó lentamente en dirección contraria. “Gracias al cielo, nada ocu…”, las palabras de Sandra no pudieron ser terminadas cuando se dio cuenta que con su pie izquierdo había pateado su mochila la cuál caía estrepitosamente al suelo. El ruido de la bolsa alertó inmediatamente al animal quien no dudó en dar un poderoso aullido que podía ser escuchado kilómetros a la redonda. La adrenalina invadió el cuerpo de Sandra, era momento de huir, pero no podía saltar del árbol ya que el lobo la esperaba furiosamente en el suelo. No pudo ni siquiera planificar en una próxima estrategia cuando una pequeña brisa pasó por su espalda y una voz profunda interrumpió sus pensamientos. “¿Qué haces aquí intrusa?, Cómo te atreves a entrar en territorio sagrado para los elfos”. La mente de Sandra se congeló por un momento, por el agudo sonido pudo distinguir que la voz posiblemente venia de una mujer, pero no podía estar segura de que tamaño. “Oye, tranquila. Lo siento, sólo estaba dando un pequeño paseo turístico y me perdí eso esto heheh” dijo la morena un poco nerviosa. “¿Acaso crees que soy estúpida? Replicó la misteriosa voz. “Nadie trae un arma para un paseo”. “Te daré solo una oportunidad para que salgas de aquí, mi lobo no te atacará si bajas lentamente y te retiras del bosque en este instante”. “Okey, comprendo, ya entendí. Me iré inmediatamente” replico Sandra. La chica de ojos verdes procedió a bajar lentamente por las ramas del árbol. Cuando estuvo a punto de llegar a la última rama de llegar a tierra, dio una rápida mirada hacia arriba para ver bien quien era su atacante. Grande sería su sorpresa al comprobar que los rumores que había planteado Silvanne eran reales, su enemiga no era nada más ni nada menos que una elfa oscura de cabellos blancos. La muchacha llevaba unas ropas plateadas que le permitían un camuflaje perfecto entre la luz de la luna, esta sostenía un arco que apuntaba a la chica morena de forma directa. Sandra llegó al piso y observaba fijamente al lobo quien no paraba de gruñirle de forma amenazante. “Hey pequeñin, tranquilo. Ya me voy, no hay porqué enfadarse”. El animal no le quitaba la mirada de encima mientras la chica morena se acercaba lentamente a los arbustos para dirigirse a la entrada del bosque. “Antes de que me vaya, quiero dejarles un pequeño recuerdo” exclamó la morena súbitamente. De la nada, la chica de ojos verdes sacó una granada su cinturón que explotó cubriendo toda el área de humo para facilitar su huida. Sandra se echó a correr por entremedio de los árboles mientras al distancia escuchaba a la elfa misteriosa gritar: “¡Goliath ve tras ella!”.
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  17. Capitulo 6
  18. Cuando Astrid terminó de contar su historia a Coffee ya estaba totalmente pasada de copas, su estado de ebriedad había hecho que balbuceara en algunas ocasiones mientras explicaba porque la actitud inmadura e infantil de Sandra la hartaba hasta más no poder. Coffee escuchó atentamente todo lo que la chica de cabellas azules le decía mientras esta también se veía un más enérgica desde que habían comenzado a hablar al inicio. “Vaya pelea que has tenido con tu amiga”, Astrid asintió enérgicamente mientras seguía con sus quejas “Así es *hip* Sandra es una completa *hip* malagradecida *hip* he hecho todo por *hip* ella y asi me paga *hip*. Coffee no pudo evitar hacer una mueca mientras escuchaba a la joven caballero hablar borracha. “Bueno, pero la solución es mucho más simple de lo que crees” respondió la chica de mirada seria. “¿Ah sí? *hip*”, dijo Astrid. “¿ y cuál sería tu solución? *hip*”. “Que te separes de ella” respondió Coffee. “No entiendo porque pasas el tiempo con alguien que no te valora y además te hace enojar”. Estas palabras irrumpieron en el interior de Astrid. Nunca había pensado dejar a Sandra. Habían pasado grandes aventuras juntas como mercenarias y no se veía a si misma trabajando sola para alguien más. “No lo sé…” dijo la chica de cabellos azules en un tono ya más sobrio. “No quiero pensar en ello, no quiero problemas” dijo dando otro sorbo a la 6ta jarra que ya había tomado. Coffee la miraba de forma reflexiva, apreciando como su compañera de tragos pasaba la lengua dentro de su vaso para obtener la última gota de cerveza que quedaba. Hubieron unos minutos de silencio hasta que la joven de cabello castaño interrumpió, “Astrid, tengo algo que decirte.”. La chica de cabellos azules la miró de forma dificultosa. “¿Sí?”. “Que te parece si, te ayudo a olvidar esos problemas por hoy”. La joven caballero no parecía entender el mensaje, “¿Me vas a dar más cerveza?, que gran amiga eres Coffee como te lo agradezco”. Le dio unas fuertes palmadas en la espalda a la chica de mirada seria que casi la hicieron caerse de la silla. “Auch, cálmate. Creo que no me has entendido. Me refería básicamente a… pasar esta noche juntas”. La chica de cabellos azules parecía no razonar. “Coffee no seas absurda, ya estamos disfrutando esta noche juntas, que más quieres que…”. Las palabras de Astrid fueron interrumpidas cuando sin previo aviso la chica muchacha de traje atacó súbitamente a la joven caballero con un beso.
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  20. Capítulo 7
  21. Sandra corría de forma apresurada entre los arbustos mientras podía sentir que Goliath seguía sus pasos por detrás. Ya habían pasado varios minutos desde que se había separado del punto donde fue descubierta, pero nerviosismo hizo que se desviara del camino principal y se perdiera dentro del bosque. El hecho de que la joven elfa conociera el bosque ya le daba una desventaja, por lo que no podía pararse a descansar ni un segundo. En un momento la chica de ojos verdes parecía haber dejado atrás a sus captores por lo que valiéndose de una pequeña madriguera entre unos árboles procedió a recuperar fuerzas. Sentía como si hubiera corrido por horas, y su corazón latía como si se le fuera a salir del pecho. Lentamente comenzó a repasar el mapa mental que tenía del bosque de manera de encontrar la salida más rápida y volver a dar la misión por fallida, no era la primera vez que algo salía mal, pero para la próxima vez vendría aún más preparada para enfrentar a los elfos. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando un sonido de unas ramas moviéndose se escuchó muy cerca de su escondite. El corazón de Sandra volvió a latir a mil mientras deseaba que el lobo no estuviera cerca para sentir su olor. Pero su buena suerte no duraría mucho, porque luego de unos segundos, entre la maleza que estaba en frente Goliath aparecería olfateando el rastro de la morena. Sandra no tuvo más opción que echarse a correr nuevamente, o se quedaba para que la atraparan o huía a como dé lugar, y sobrevivir era lo primero. La chica de ojos verdes no alcanzaría a llegar muy lejos cuando sintió un inmenso dolor en su pierna derecha. Su grito de dolor pudo oírse kilómetros a la redonda alertando posiblemente a los otros elfos que vigilaban el sector. Sandra volteó para ver la causa de su dolor para darse cuenta que el lobo le había mordido el tobillo para evitar que huyera más lejos “Maldito, eres astuto”, replicó a regañadientes la morena. Sin dudarlo, cogió sus pistolas a balines que cargaba y comenzó a espantar al lobo quien no dudaba en esquivar sus ataques. De la nada, un calor intenso recorrió el oído izquierdo de la Sandra. Un líquido tibio empezó a recorrer su mequilla derecha. La morena puso sus dedos por la cara para darse cuenta que era sangre a causa de una herida. En el suelo yacía una flecha enterrada de forma vertical. A lo lejos, desde la copa de un árbol a más de un kilómetro de distancia la elfa oscura apuntaba con su arco a Sandra, quien no pudo evitar esconder su expresión de asombro de tal hazaña realizada por su enemiga. La morena se consideraba la mejor tiradora a distancia, y está herida de guerra no era más que un daño físico, si no que un golpe a su ego también. Sin poderlo meditar, Sandra volvió echarse a correr, esta vez de forma zigzagueante y entre los árboles para que le elfa no pudiera darle tan fácilmente. Ponía especial atención a su espalda porque el lobo no paraba de seguirla aun cuando algunos balines le habían llegado directamente al rostro. “Maldita sea, cuando se acaba este puto bosque”, pensaba cada minuto que pasaba. Cuando parecía que la morena perdía toda la esperanza una luz parecía haberse puesto en su camino. Frente a ella se encontraba la entrada al bosque, que lo separaba del reino perteneciente a la familia Redthrone. Apenas la chica de ojos verdes puso un pie en la salida del bosque, protegiéndose en una cabaña abandonada que había cerca, todo parecía haberse calmado. La morena miraba cuidadosamente por la ventana mientras el lobo volvía al interior del bosque de forma calmada, la elfa misteriosa observaba triunfantemente desde la copa de un árbol como había ahuyentado a la intrusa, pasado unos minutos se adentró en el bosque sin dejar rastro. Sandra tenía dos heridas sangrantes, una en el tobillo y otra en su oído derecho. Para su suerte, como una exmilitar, siempre iba preparada en caso de emergencia. La morena sacó unos parches medicinales que tenía en los bolsillos traseros de su pantalón de camuflaje. Se puso cuidadosamente uno en su oído, mientras que la herida del tobillo era difícil de controlar por la profundidad de la mordida. “Maldito animalejo, ya me las pagarás”, pensaba furiosa Sandra. “Silvanne me dará el doble de paga por esta misión, ya verá” dijo la morena antes de echarse a dormir en una esquina de la cabaña.
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  23. Capítulo 8
  24. Astrid no sabía que decir ante la propuesta de Coffee. Habia quedado totalmente perpleja por el valiente movimiento que la chica de mirada seria había puesto sobre ella. “Perdón por mi súbito actuar, pero no podia aguantarme por tanto tiempo”, dijo Coffee pasando la lengua por sus labios y bebiendo otro sorbo de cerveza. Astrid estaba completamente paralizada. “¿Es que acaso estuve tan mal?” replicó la chica de cabello castaño ante la negativa respuesta de su acompañante. “No, no es eso. Es que, Sandra es…” las palabras de la joven caballero no terminaron de completarse. El solo hecho de decir el nombre de la morena le hacía recordar todo lo malo que había pasado temprano en la mañana. Ya no quería más desorden, no quería más discusiones, estaba harta. Astrid tomó de la mano a Coffee quien no había terminado de servirse su último trago y le dijo. “Okey, acepto. Acompáñame”. La chica de cabellos azules sacó una bolsa de monedas de oro y las dejó sobre el mesón. “Señora Gobler *hip* aquí está su paga, guarde el cambio” dijo de forma apresurada mientras arrastraba a la joven de traje de dos piezas escaleras arriba. Lo que continuó en la habitación de Astrid fue una consumación del alcohol, lujuria y desahogo. Sin pensarlo dos veces, la chica de cabellos azules comenzó a besar apasionadamente a Coffee. Su condición de ebria hacia que estos besos estuvieran cargados de saliva y sus respiraciones se mezclaran de tanto en tanto para llenar las bocanadas con sus lenguas entorpecidas. La chica de pelo castaño removió la falda y el calzón de Astrid rápidamente, dejando notar la vagina ya humectada de la joven caballero. Sin pensarlo dos veces, Coffee se puso en de rodillas y comenzó a comer desesperadamente de la entrepierna de su nueva compañera sexual. Su lengua se movía vertiginosamente tratando de proporcionar el máximo placer a Astrid quien no pudo evitar coger la cabeza de la chica para que pudiera llegar más en su interior. “Coffe *aaah* Coffee ***ahh*”. Los gemidos de la chica de cabello azul parecían llenar toda la habitación. Si bien estaba acostumbrada a que Sandra le proporcionara sexo oral, esta vez era diferente. La técnica de la chica de mirada agotada era totalmente profesional, llegando a puntos que en donde Astrid nunca había sentido placer antes. Bastaron un par de minutos para que la joven caballero estuviera a punto de correrse, “Coffee, *aaah* Coffee *aaah*, voy a *aaaah!*” las palabras de la chica se ahogaron en su garganta cuando no pudo aguantar el inevitable orgasmo. Astrid sostenía firmemente la cabeza que la chica de cabello castaño para que recibiera todo el fluido vaginal que expulsaba con un placer imparable. Pasado unos segundos, Coffee se puso de pie tragando los restos de fluidos que todavía quedaban en su boca. Removiendo su traje negro de dos piezas, dejó a traslucir un hermoso brassier y calzones de encaje negros. Dejándose caer de espalda sobre la cama de Astrid, la chica de pelo castaño abrió sus piernas de sensualmente, removiendo la parte baja lentamente dejó a la vista una rosa vagina con labios delgados en comparación a los de Sandra. Estimulando poco a poco su clítoris Coffee exclamó las siguientes palabras “Ahora es tu turno, Astrid”. Usualmente, la joven caballero no estaba acostumbrada a brindarle sexo oral a su pareja, pero esta vez no sabía si era la sensualidad de Coffee o el alcohol que la hizo saltar de inmediato en acción. Removiendo ahora su pesada armadura, Astrid quedó completamente desnuda. Lentamente se acercó a la entrepierna de la chica de cabello castaño y comenzó a lamer su vagina de forma pausada y detallada. Coffee no parecía satisfecha con el desempeño de la joven caballero, ya que constantemente le daba instrucciones. “Vamos, Astrid *aaah* más rápido *aaah* más adentro, métela más adentro *aaah*, asi, eso es *aaah!* justo ahí, sigue *aaah*”. La idea de darle placer a otra persona hacia que la chica de cabellos azules se mojara incluso más, sin incluso darse cuenta, ya estaba estimulando su clítoris mientras que al mismo tiempo comía de la vagina de su compañera. Pasaron varios minutos hasta que Coffe interrumpió la labor de la chica de cabellos azules. “Ven aquí” le dijo, “Ponte junto a mí y abre tus piernas”. Ambas chicas se pusieron frente a frente para formar una pose tribadista. El rose de ambos clítoris causaba el máximo placer para ambas quienes buscaban el orgasmo a como dé lugar. Los gemidos de placer de Astrid y Coffee se mezclaban al unísono mientras movían sus caderas de forma rotativa para estimular sus vaginas cada vez más intensamente. Largos fueron los minutos en que ambas estuvieron frente a frente cruzando sus alientos y miradas lujuriosas cuando el momento del orgasmo llegó. Los muslos tanto de la chica de cabello azul como la de su acompañante comenzaron a temblar anunciando el tan esperado climax del acto. “Cofee *aaah¨* ya estoy *aaah* estoy apunto *aaah¨. “Sigue Astrid *aaah* con más fuerza *aaaah* me voy a *aaah*”. Ambos gemidos se unieron en un grito de máximo placer dejando derrotadas a ambas respirando pesadamente sobre la cama. La joven caballero no podía dejar de temblar, para ella el sexo no era algo nuevo, pero esta vez había sido una maravilla de experimentar. Sin más fuerzas para seguir, cerró los ojos y se durmió plácidamente. “Buenas noches, querida”, dijo una voz antes de que todo se fuera a negro.
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  26. Capítulo 9
  27. El frio de la mañana hizo que Astrid despertara temprano. Como la noche anterior se había quedado dormida desnuda podía sentir los efectos de dormir sin pijama. La chica de cabellos azules se puso su ropa interior mientras lidiaba con un terrible dolor de cabeza. Vagos eran sus recuerdos de la noche anterior por culpa de su gesta excesiva de alcohol, lo que si no se le pasó por encima es que no había rastro de Coffee, quien parecía haberse esfumado completamente. La joven caballero no alcanzó a ponerse su ropa casual cuando fue interrumpida por la señora Gobler quien abrió la puerta de golpe, “Lo siento querida, pero creo que tu amiga te necesita con urgencia”. La dueña de la posada traía a Sandra cargando en sus brazos mientras esta parecía estar inconsciente. Astrid no puedo evitar entrar en pánico al ver a su amiga tan mal herida. “¡¿Qué le ha pasado a Sandra?! Dijo agitada. “No tengo idea, hace unas momentos ha entrado a duras penas y se ha desmayado en la entrada” dijo Miss Gobler. La chica de cabellos azules le dio instrucciones a la señora para que recostara a Sandra sobre su cama cuidadosamente, luego comenzó a buscar entre las cosas de su amiga el botiquín de primeros auxilios que esta poseía. “Vamos Sandra, aguanta un poco”. La joven caballero le desvistió rápidamente a su amiga, para verificar que tan graves eran sus heridas. La chica morena tenía varios rasguños en la cara, pero lo peor era la mordida de alguna bestia en el tobillo derecho además de un infectado parche que tenía en un oído. Astrid cogió una botella de alcohol y comenzó aplicarlo de forma inmediata para las heridas graves. En ese momento un tremendo grito de dolor despertó a la paciente quien no pudo evitar esconder el sufrimiento. “Hey!, ten más cuidado maldita sea. ¿Acaso no ves que estoy herida?”. “Lo siento pero tengo que tratar tus heridas rápidamente, Señora Gobler sostenga a Sandra”. La robusta señora duende no dudó en coger de los brazos a la morena quien luchaba por huir ante el dolor de las curaciones. “Lo siento chica, pero es por tu propio bien”. Pasaron varios minutos cuando ya todo se había calmado, Sandra descansaba sobre su cama mientras Astrid le pasaba un paño mojado para limpiar el torso de su amiga. “¿Qué demonios te ha sucedido?,¿Es que acaso fuiste a luchar con una jauría de osos?”. La morena no tenía ánimos de discutir ya que estaba bastante agotada por el viaje de vuelta a la posada. “Todo es culpa de Silvy” respondió molesta. “Me ha enviado al bosque de las afueras del reino y para mi mala suerte me encontré con una elfo y su lobo quienes no dudaron en darme pelea para ahuyentarme”. “¿Una elfo?” respondió Astrid incrédula. “Creía que se habían extinguido hace años”. “Bueno, por lo que pude ver, al parecer no” refunfuñó Sandra. “Muy bien, te creo” dijo Astrid ahora más calmada. “Más tarde iré hablar con Silvanne para aclarar toda esta situación, ahora tú debes descansar, no es momento de que te hagas la dura conmigo”. La chica de ojos verdes sonrió de forma burlona, “Esta bien, azulejo. Por esta vez, tu estarás a cargo”. Astrid no pudo evitar esbozar una sonrisa de felicidad al ver que su amiga se encontraba de buen humor luego de verla herida. “Descansa” replicó la joven caballero antes de darle un cálido beso en la frente a su amiga.
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  29. Capítulo 10
  30. Era pasado el medio dia cuando Astrid irrumpió en la mansión Redthrone. Los golpes en la puerta brindados por sus guantes de metal resonaron estruendosamente por toda la casa. Quien abrió la puerta en ese momento fue ni más ni menos que la sirvienta de Silvanne, Margaret el robot. “¿Si que necesita?”. “Quiero hablar con tu creadora, ¡en este instante!”. La voz amenazadora de la chica de cabellos azules no inmutó a la robot quien amablemente le pidió que la siguiera. Antes de entrar a la habitación de Silvanne la joven caballero pareció percibir una silueta familiar en el 2do piso, pero hizo caso omiso por la frustración que sentía en ese momento. Al entrar en la sala de operaciones de la pequeña vampira, esta todavía se encontraba trabajando en algún experimento nuevo, usando unas gafas protectoras y la característica bata blanca que usaba esporádicamente. “¿Astrid?, vaya. Es raro verte por aquí sin haberte yo convocado. ¿Qué necesitas?, hazlo rápido eso sí porque estoy algo ocupada en este momento”. Astrid tuvo que controlar su rabia ante tal falta de desinterés y respeto por su llegada. “Señorita Silvanne, comprendo que usted como futura heredera de este país esté siempre muy ocupada, pero esta vez vengo a exigir explicaciones de su parte respecto a la misión que fue asignada a mi compañera Sandra el día de ayer”. La pequeña vampira hizo un ápice de recordar para luego entrar en razón de lo que la chica de cabellos azules le estaba exigiendo. “Ah, sí. ¡Es verdad! ayer envié Sandra al bosque de las afueras del reino. Era una misión de rastreo y análisis de la zona. Por cierto, ayer tu amiga no se reportó. Supongo que seguirá ocupada en esas tierras por lo que no se le ha visto la cara”. Astrid tuvo que oprimir fuertemente las ganas de gritarle a la joven chica de tez morada quien no parecía importarle para nada la gravedad del asunto. “Señorita Silvanne, temo reportar que hoy en la mañana mi compañera Sandra ha aparecido en la posada en graves condiciones siendo atacada por una misteriosa gente élfica y un acompañante lobo mientras realizaba su tarea de reconocimiento, solicito saber por qué usted envió a mi amiga a tal peligrosa misión sola”. Silvy se retiró los gafas de protección para mirar el disgutado rostro de su empleado, “No puedo creerlo, entonces los mitos eran ciertos. La gente élfica existe todavía en ese bosque por lo tanto su tesoro también”. La chica emocionada se acercó a su computadora y empezó a escribir una bitácora de los hechos que la chica de cabellos azules le había narrado. “Astrid, puedes decirle a Sandra que se presente lo más pronto posible?. Necesito los datos de esa expedición lo más rápido que pueda”. La joven guerrera ya estaba empezando a perder los estribos y su ceño fruncido podía dejarse notar. “Señorita Silvanne, creo que no entiende la gravedad del asunto. Sandra está mal herida en casa por encargo de la peligrosa misión que USTED le otorgó. Asi que le pido que por consiguiente se haga cargo de los costos que su tratamiento en medicinas que yo he de proporcionarle”. Silvy a miró algo extrañada. “Okey, no tengo problema por darte algo de dinero extra por los inconvenientes, pero tienes que saber que nada malo habría pasado si habrías acompañado a Sandra ese día. Ella me contó que no estabas disponible y por esa razón tuvo que ir sin refuerzos”. Las últimas palabras de la joven vampira recabaron profundamente en Astrid, de la nada la chica de cabellos azules comenzó a sentirse culpable por la inmadurez de sus acciones. Cuando ella estaba entrenando y disfrutando de una noche de copas, Sandra había estado luchando ella sola contra qué clase de peligros en ese bosque. Toda la ira acumulada desapareció en ese instante, y se transformó en tristeza y arrepentimiento. Margaret se acercó a la joven caballero y le otorgo tres bolsas de monedas de oro. “¿Es suficiente?” le dijo Silvy. “Si señorita Silvanne” dijo la chica de ojos azules de forma cabizbaja, “Lo lamento por hacerla perder su tiempo. Volveré con Sandra lo más pronto que pueda”. “Está bien, tómense su tiempo. Ahora estoy planificando algunos inventos y no tengo misiones para ustedes” dijo la vampira volviéndose a ajustar sus gafas. Astrid salió de la habitación seguida por Margaret quien le enseño la salida. “Regresen pronto” dijo con su voz metálica mientras la joven caballero se dirigía de vuelta a la mansión reflexionando sobre todo lo ocurrido.
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  32. Capítulo 11
  33. Ya había caído el sol cuando Astrid llegó al bar. Como era fin de semana estaba completamente lleno. La música y los gritos llenaban el salón principal que podían ensordecer a cualquiera. La chica de cabellos azules se acercó a la barra y le ordenó una cerveza a Miss Gobler. “¿Cómo ha estado Sandra?” “Nada que reportar, sigue durmiendo plácidamente. Parece que las heridas le afectaron más de la cuenta a esa bocona”. La joven caballero no pudo evitar reír un poco, le fascinaba el sarcasmo de la Señorita Gobler, más ahora que se sentía un poco deprimida. No alcanzó a sumirse en los oscuros pensamientos otra vez cuando fue interrumpida con una voz conocida. “Hey Astrid, ¿Cómo estás?”. Al momento de girar su cabeza no pudo sentir un nudo en su garganta, era Coffee quien se sentó a su lado con otra jarra de cerveza para compartir. “Te ves muy derrotada, ¿que te ha sucedido?. Astrid estaba nerviosa. “La verdad no quiero hablar de ello, por favor no insistas”. Coffee quedó poco extrañada. “Vaya, si que estás mal”. Un silencio cortante recorría el espacio de ambas chicas hasta que la muchacha de traje de dos piezas volvió a retomar la conversación. “Respecto anoche, perdón por no quedarme esta mañana, pero debía reportarme temprano en mi trabajo. Rara vez me doy el tiempo de salir y esta vez tuve la suerte de encontrarme contigo. ¿Cómo ha estado tu amiga Sandra?. ¿Ha vuelto a hablarte esa malagradecida?”. El fuerte adjetivo golpeó en el oído de Astrid como un puñetazo de su enemiga boxeadora. “Coffee, voy a ser completamente honestamente contigo. Lo de anoche fue maravilloso, no puedo explicar con palabras los bien que se sintió pasarla contigo. Pero ahora me doy cuenta que todo fue un error”. La chica de cabellos castaño escuchaba atentamente. “La verdad es que me he dado cuenta que amo a Sandra, a pesar de sus errores y su forma malcriada de actuar, ella siempre ha estado a mi lado apoyándome cuando más la necesité y ahora que fue mi turno, la ignoré completamente para acostarme contigo. Quiero enmedar ese error, y por lo tanto no quiero fallar nuevamente. Asi te pediría que no hables más conmigo, por favor”. “¿Es eso lo que realmente quieres?” Replicó Cofee de forma desafiante. Asrid no alcanzó a replicar cuando la chica de cabello castaño intentó atacar igual que la vez anterior, con un beso fugaz. Ahora el alcohol no era parte del metabolismo de la joven caballero, asi que se apartó hacia atrás y respondió a regañadientes “Ni siquiera lo intentes”. Coffee volvió a su lugar un poco desilusionada. “Okey, veo que vas en serio. No importa. Fue bueno mientras duró” dijo dando otro sorbo de cerveza. La respuesta de Astrid no pudo ser escuchada cuando oyó un grito a la disctancia. “Hey, azulejo. ¿Qué haces?”. Era Sandra quien se había levantado de la cama y estaba ahora en el bar. “¿Sandra que haces de pie?. ¿No te das cuenta que se abrirá la herida de tu tobillo?. ¡Vuelve a la cama!”. La morena sonrió de forma imponente: “Nadie puede detener a Sandra la imparable hahaha”. Su risa fue cortada cuando la chica de ojos verdes avistó un rostro familiar. “Hey cara de lechuza, ¿Qué haces aquí en la posada Gobler?”. Astrid se volteó para ver a quien le hablaba su amiga. “Mi nombre es Coffee, no cara de lechuza, y me gustaría que respetaras mi nombre Sandra”. “¡¿La conoces?!” dijo la joven caballero totalmente en shock. “Claro que si, azulejo, Coffee trabaja para la vieja bruja, digo, La Reina Vivianne”. La chica de cabello castaño se levantó de su asiento y dejando unas monedas se dispuso a retirarse del bar. “Bueno, me tengo que ir. Tu amiga es bastante encantadora Sandra, me alegra mucho que sean tan unidas” dijo sonriendo. “Claro que sí, lechuza. Astrid y yo somos compañeras de guerra. Nada nos puede separar” decía la morena mientras hacia un gesto de pistolas con sus dedos. “Se nota” replicó la chica del traje mientras caminaba hacia la entrada, “nos veremos pronto” dijo antes de desaparecer entre las calles en dirección a la mansión. Ahora todo tenía sentido para Astrid, Cofee se había enterado a través de Sandra posiblemente en donde vivía y a que momentos se encontraba en la posada. No era coincidencia que su encuentro fuera una “casualidad”. La chica morena interrumpió los pensamientos de la joven caballero. “Me agrada lechuza, aunque no suele hablar mucho. Es un poco extraña diría yo” dijo sentándose junto a su amiga. “Hey vieja Gobbler, que tal si me traes una cerveza a mí también. ¿Eh? . “No deberías estar tomando agua en vez de alcohol” interrumpió Astrid. “Nah, ya me siento mucho mejor, además mis heridas no son mortales, sobreviviré. He estado en peores condiciones”. Dijo mientras recibia una jarra de cerveza de parte de Miss Gobbler, “parece que te has recuperado otra vez bocaza con patas”. “Para su buen saber, si. Hay Sandra para rato” respondió burlonamente la morena dando el primer sorbo. Ambas chicas comenzaron a beber de forma calmada. Astrid estaba completamente pensativa, no sabia si decirle o no a Sandra que la había engañado la noche anterior con Coffee, no era su culpa, era una desconocida y además estaba ebria. Su profunda reflexión fue interrumpida por la voz de su amiga quien comenzó a hablar: “Astrid, sabes. Tengo que pedirte disculpas. Ayer me porté como una verdadera idiota. La verdad es que aprecio mucho lo que haces por mi, te sacrificas día a dia para que ambas podamos vivir en buenas condiciones y sé que puedo ser una niñata de vez en cuando, pero quiero honestamente, desde el fondo de mi corazón. Pedirte que me perdones por ser una inútil”. La joven caballero estaba sorprendida, nunca había visto a Sandra disculparse, usualmente siempre se salía con la suya. Pero esta vez parecía ser honesta. “Sandra” comenzó la chica de cabello azul. “La verdad es que yo también debo disculparme contigo, actue como una niñita caprichosa el dia de ayer y te insulte sin considerar las consecuencias de mis palabras. Por mi culpa, por no estar cuando más me necesitaste ahora estas herida y quiero enmendar ese error de alguna manera. Tambien te pido disculpas por dejarme llevar por mis sentimientos y portarme como una idiota contigo”. Sandra sonrió ante la respuesta de su amiga, “La verdad es que me sorprendiste el dia de ayer, nunca te había visto tan enojada. Pero te entiendo, debe ser difícil lidiar con alguien tan inútil como yo, y agradezco que permanezcas a mi lado a pesar de todo” una pequeña lágrima recorrió la mejilla de la morena. Astrid compartiendo su emoción también comenzó a sollozar “No llores Sandra, se que puedes ser revoltosa pero te quiero tal como eres. Hemos llegado lejos juntas y lo seguiremos haciendo superando toda las dificultades que vengan”. La morena no pudo evitar echarse a llorar, “te amo azulejo, por favor nunca me dejes”. Astrid se limpió las lágrimas que ahora bajaban hasta su mentón. “Yo también te amo Sandra. Ambas chicas acercaron su rostro lentamente y saldaron sus diferencias con un profundo y simbólico beso que las volvió a unir como si nada hubiera pasado. “Te has vuelto mejor besando” le dijo Sandra de forma burlona. “Cállate” le replico Astrid sonrojada mientras de forma tierna le otorgaba otro beso rápido en sus labios.
  34.  
  35. THE END
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