GIGANTES en el All Star 🌟

No habían dado las cuatro de la mañana en Toronto todavía y yo ya estaba saliendo por la puerta de casa en dirección al aeropuerto. Me esperaban algo menos de cinco horas de viaje hasta Carolina del Norte con una escala en el aeropuerto más grande del mundo, en Atlanta. Sería el sueño, pero seguía sin creerme a donde me dirigía; o a qué, más bien.

Nada más aterrizar en Charlotte me daba la bienvenida Kemba Walker, base de los Hornets, por la megafonía: “Bienvenidos a Buzz-city, bienvenidos a mi ciudad”. Empezaba a creérmelo. En el viaje de apenas veinte minutos en Uber que separaban el aeropuerto del Airbnb que había contratado me di cuenta de la movilización absoluta que se había dado en la ciudad. Las calles estaban llenas de carteles y anuncios del evento. Sí, ya estaba ahí y me esperaban por delante cuatro días de trabajo, disfrute y aprendizaje. Todo ello bajo la constelación de estrellas más grande del planeta tierra, el All Star de la NBA.

Cada febrero los mejores jugadores de la NBA se dan cita en una ciudad distinta para celebrar este espectacular evento, una de esas veces en las que el juego y la competición se ven claramente superadas por las luces y el show. Esta temporada tenía la suerte, a través de Gigantes, de vivir desde dentro el fin de semana de las estrellas. Un fin de semana en la que la presencia española era casi anecdótica pero en la que muchos de los mejores jugadores del planeta han tenido tiempo para acordarse de los nuestros. Todo eso y Doncic, claro. Pero volvamos a mi Uber.

El conductor me deja delante de una casa de dos pisos que, además de Airbnb, también hace las veces de consultorio de impuestos. “Mundo Latino: le ayudamos con las taxes”, reza el cartel que hay instalado junto a la carretera. Alfredo, uruguayo, regenta el negocio y me recibe en la puerta con un fuerte apretón de manos. Me enseña mi habitación y me pregunta por el motivo de mi visita. “Vengo a cubrir el All-Star Game”, le digo orgulloso. Aún estamos a jueves por lo que la tarde no me guardaba ningún evento relacionado con la NBA, pero sí la reuniónel encuentro con algunos compañeros que venían desde Europa. La buena gente de NBA España me había invitado a una fiesta organizada por Dazn a la que acudiría gran parte de la prensa extranjera en un bar del centro para dar el pistoletazo de salida al fin de semana.

Una vez en el local me encuentro con los compañeros de NBA.es, del diario AS o a Guille y Daimiel, entre otros. Los españoles empezamos haciendo grupo pero enseguida nos movemos para conocer a otros periodistas. De repente veo que entra por la puerta la plantilla al completo de The Starters, ese programa que se emite en NBA TV y que tanto sigo. Aún sin terminar de creerlo, me vuelvo a asomar a la puerta y veo que el que llega es Adrian Wojnarowski, de ESPN. La verdad que Woj no dura demasiado en el bar y se va al de una hora mirando su móvil; seguro que había algún traspaso bomba...

El resto de la noche transcurre como debe hacerlo una fiesta con barra libre en Estados Unidos y aunque yo ya pienso en esa alarma que me va a despertar en pocas horas para ir al Media Day del viernes, los anfitriones insisten en que tenemos que llegar al “salary floor”, ese mínimo salarial que tienen los equipos y con lo que quieren hacernos saber que hay que gastar más en bebida. Así que si periodistas de la propia liga, de ESPN y otros grandes medios dicen que otra ronda, ¿quién soy yo para llevarles la contraria? El Uber de vuelta a casa me acaba dejando en la puerta en torno a las tres de la mañana y tras poner la alarma para las siete caigo rendido en la cama.

He de decir que cuando la NBA me confirmó la acreditación de prensa e ir a Charlotte se tornó en una realidad, lo primero que pensé fue en que iba a ver a Michael Jordan. La leyenda de los Bulls es ahora el dueño de los Hornets y tenía claro que haría de anfitrión ejemplar y me lo encontraría en todas partes. Nada más lejos de la realidad. Al final tan solo pude ver a MJ en dos ocasiones: en el descanso entre cuartos del All Star Game, cuando Mike salió a entregar el testigo del evento a uno de los directivos de los Bulls (ciudad que organiza el ASW el año que viene) y tras el partido cuando me lo crucé por los pasillos de vestuarios del pabellón, aunque con tanta seguridad alrededor que apenas se le veía.

Vuelvo al madrugón del viernes. Tras quedar con dos compañeros de NBA España descubro que aunque el pabellón donde se desarrollan las ruedas de prensa está a menos de un kilómetro de donde me alojo, la carretera que nos separa me obliga a dar una vuelta inmensa. Llamo otro Uber y ya van tres en apenas 20 horas. En el Bojangles Colliseum la expectación era inmensa para recibir a los primeros protagonistas. Pese a que las puertas abrían a las nueve de la mañana la prensa hacía cola desde bastante antes, lista para coger sitio delante de los distintos puestos que la organización había habilitado para los jugadores que hablarían esa mañana. Separados en dos turnos distintos, los integrantes del Team World y el Team USA, los equipos formados por jugadores de primer y segundo año que se enfrentarían esa misma tarde, fueron saliendo uno a uno a atender a los medios.

Primero salieron los jugadores extranjeros y pese a que la expectación por unos y otros era dispar, Luka Doncic y Ben Simmons concentraban la mayor parte de la atención de los periodistas. Doncic recibía preguntas en inglés, español y esloveno, esforzándose por atender a todos los que se congregaban a su alrededor. Por otro lado, jugadores como Josh Okogie u OG Anunoby disfrutaban de una mañana mucho más tranquila. Este último dejó una de esas declaraciones que la prensa española tanto aprecia. Preguntado por su jugador latino o hispano preferido, el alero de Toronto no tuvo dudas: "José Calderón. Jugó en los Raptors y es un gran tipo. Él es mi favorito".

Me gustaría remarcar que la NBA había intentado organizar todo a conciencia a sabiendas de la polémica que surgió tras la decisión que tomó hace casi tres años de retirarle a Charlotte la asignación para organizar el mayor espectáculo de la temporada en 2017. La razón: la ley House Bill 2 que el estado de North Carolina iba a aprobar. Una legislación abiertamente homófoba y, sobre todo, transfóbica, que negaba las diferentes identidades sexuales y únicamente aludía a las personas en función de su sexo biológico de nacimiento. Un tiempo después y tras ver los esfuerzos por cambiar estas leyes, la liga volvió a otorgar a Charlotte el premio de organizar el All Star Weekend. Al final, más allá de un desorden algo caótico, el evento se desarrolló por completo sin polémicas que merezcan mención.

Como curiosidad del final de la mañana quedaba el pique entre Doncic y algunos de sus compañeros intentando anotar desde medio campo. La acción se trasladaba entonces al Spectrum Center, la cancha de los Charlotte Hornets, que albergaba los eventos principales del fin de semana. Las puertas al público se abrían en torno a las siete y media de la tarde pero aficionados de distintos equipos con sus respectivas camisetas paseaban por los alrededores desde algunas horas antes. A modo de anécdota me quedo con una calle típica de Charlotte, llena de patinetes eléctricos, y es que el servicio que ofrece el ayuntamiento no te obliga a aparcarlo en un sitio concreto tras su uso por lo que veo como mucha gente llega, suelta el patinete y pone rumbo al pabellón.

A las nueve daba comienzo el encuentro con el salto inicial entre De'Aaron Fox y Luka Doncic, una ocurrencia del esloveno al que desde el primer momento se le intuía que había venido a pasarlo bien. Resultaba curioso ver como entrenadores de ambos equipos a Kyrie Irving, que se pasó el encuentro de pie y dando instrucciones, y a Dirk Nowitzki que apenas se levantó en todo el partido. A Dirk y Luka les vimos reír juntos en distintas ocasiones durante toda la velada, dejando latente la gran relación que los dos jugadores de los Mavericks tienen; sin duda una de las parejas del fin de semana. La liga había habilitado gran parte de las gradas con mesas para poder colocar a toda la prensa que había acudido, recortando el espacio destinado a los aficionados.

El partido en sí no daba para mucho: Team USA cogía cierta ventaja al principio y quedaba claro que Ben Simmons por un lado y Kyle Kuzma por el otro venían con la intención de llevarse el MVP que Bogdanovic había conseguido el año anterior. El conjunto americano terminó llevándose la victoria por 161 a 144  y Kuzma elegido MVP entre los abucheos de parte del público que no aprobaba su insistencia en canastas fáciles en un partido en el que apenas se vio intensidad defensiva. El propio Doncic dejaba claro tras el partido que el encuentro no se jugaba para ganar. "Esto es para los aficionados, yo he intentado divertirme y pasarlo bien. Si la gente ha disfrutado, eso es todo", declaraba el jugador esloveno.

Al salir del pabellón y tras el ajetreo de la noche anterior yo ya soñaba con mi cama en las afueras pero la NBA había organizado lo que ellos llaman un “Hospitality”, una recepción para la prensa en el Charlotte Epicentre. Este lugar se define como “el centro de entretenimiento y vida nocturna” de la ciudad y como coincidía en viernes, el sitio estaba hasta arriba. Llegar desde el pabellón hasta el local del tercer piso donde se organizaba la recepción no debía habernos llevado más de un cuarto de hora pero las interminables colas para acceder a las discotecas y los eternos controles de seguridad en cada planta hicieron que al llegar no quedase comida. Sin duda la mayor decepción de la noche. Dos cervezas y vuelta al Airbnb; en Uber, claro.

La mañana del sábado trae consigo mucho bullicio desde primera hora. Toca el Media Day de los participantes de los concursos y tras ellos, el turno de las 24 estrellas que participarían en el All Star Game del domingo. Una vez más Doncic es el hombre con más periodistas a su alrededor en el primer turno y, con las gradas abiertas al público durante toda la mañana, muchos aficionados deja claras sus preferencias. Queda la duda de si Anthony Davis jugará en el partido del domingo o si el comisionado Adam Silver anunciaría un sustituto. Esa mañana se había corrido el rumor de que Doncic podría sustituirle en el Team LeBron y la mayoría de las preguntas dirigidas al esloveno iban por ese camino. A pesar de todo, Luka tuvo tiempo para comentar que había visto la victoria de su Real Madrid en la Copa la tarde anterior y también la exhibición de Laprovittola con la Penya: "algo increíble, sin duda. La liga española es la mejor y la más competitiva fuera de la NBA. Suelo ver los partidos cada vez que tengo ocasión", nos cuenta Luka para Gigantes antes de ceder ante la insistencia de un periodista griego que se pasa la mañana avasallando a las estrellas.


El resto de la mañana transcurre con tranquilidad hasta que les llega el turno a los verdaderos All-Stars. El público enloquece al ver llegar en la pantalla a LeBron James, Kevin Durant o Stephen Curry, uno de los más queridos al haberse criado en Charlotte. Otros como Nikola Jokic, elegido por primera vez para el evento, llegan un poco tarde pero con más calma. Preguntado por el jugador con el que le gustaría cambiar de lugar en ese instante, el gigante serbio no duda: "con Juancho, porque está en México ahora mismo". La jornada dejó más anécdotas como James Harden riéndose de un periodista que le preguntaba quién de los dos tenía la mejor barba. "That's not even a real question", respondía entre risas el actual MVP de la liga. También se acordaron Diallo y Paul George de Álex Abrines, compañero de ambos en los Thunder hasta hace unas semanas: "uno de los grandes tiradores de nuestro equipo; le vamos a echar mucho de menos", contaba PG. De temas más serios también tuvo tiempo de hablar también LeBron, al que preguntaron por Colin Kaepernick. El alero de los Lakers quiso dejar clara la importancia que para él tenía que una figura como la de Colin cobrara tanta fuerza y que sus actos quedarían sin duda para la historia. Yo pienso en mi bolsillo y decido volver a casa andando, pese a la vuelta sin sentido que debo dar.

La tarde del sábado es a menudo la más esperada por los aficionados que acuden al All Star y sin duda Charlotte respondió a la llamada. Los concursos de habilidades, triples y mates aúnan el grueso de la emoción del fin de semana y esta vez no dejan indiferente a nadie. El concurso de triples tenía un atractivo especial este año y es que Dirk Nowitzki, que ya lo había ganado hace unos años y que está en su última temporada como profesional, había aceptado la invitación de la liga para participar. Sin embargo la gran ovación se vive minutos antes de empezar cuando en el centro de la pista se juntan Eddie Curry y sus dos hijos, Steph y Seth, que participarían en la prueba. Todos ellos agradecen a la ciudad de Charlotte todo el cariño y el apoyo antes de dar comienzo al concurso. Esta vez sí, el público se vuelca con los participantes de la noche y sobre todo nosotros disfrutamos con las estrellas que, desde primera fila, reaccionan con exageración ante los eventos de la noche. El día termina con la victoria de Diallo en el concurso de mates para poner el colofón a una noche de fiesta en Charlotte.

El grupo español volvemos a visitar el Hospitality al salir del pabellón, esta vez sabiendo cuál es nuestra entrada y evitando las interminables colas que volvían a asediar el Epicenter. Llegamos a tiempo para cenar algo, cosa que se agradece, pero la retirada es temprana para muchos. Me despido con prisa porque la app de Uber me indica que mi coche llega en apenas tres minutos. Los tres se convierten en veinte hasta que mi conductor cancela el viaje. Vuelta a esperar, otros quince minutos y me vuelven a cancelar. Miro alrededor y veo a la gente en mi misma situación, totalmente desesperada. De repente se para una furgoneta delante de mí de la que bajan cinco chicas, seguidas por un tipo alto y rubio: Dirk Nowitzki.

El gigante alemán ve mi acreditación y me pregunta a ver de dónde soy. Le muestro mi admiración por él, excepto en torneos FIBA y la leyenda de los Mavericks se aleja entre risas. Sin duda una de las anécdotas del fin de semana, o al menos eso pensaba yo. Para entonces un tercer conductor me ha dado plantón y la batería de mi móvil amenaza con acabarse. Con los últimos segundos de vida (la del móvil) consigo hablar con Sergio Rabinal de NBA España que me manda su ubicación GPS para ir a encontrarme con él. Una vez reunidos es él quien pide el Uber para mi. Te debo una amigo, a saber cómo salía yo de ahí de no ser por tí (y tu teléfono).

Tras la resaca emocional del sábado llegaba el día del All Star Game y la oportunidad de ver a los mejores jugadores del planeta en la misma pista. La mañana permite a la prensa más madrugadora asistir al evento de Basketball Without Borders en el que se dan cita muchas de las promesas del futuro del baloncesto, todos procedentes de distintos países. En boca de todos estaba además el anuncio que Adam Silver había realizado la tarde anterior cuando desveló el plan de la NBA de crear una liga profesional en África con 12 equipos que daría su pistoletazo de salida en 2020. Por cierto, se confirma que Barack Obama participará tendrá un papel importante en la creación y difusión de esta nueva competición.

El All Star Game enfrentaba este año al Team LeBron y al Team Giannis en una noche más entretenida de lo esperado. El griego había elegido a Steph Curry para su equipo y el base le devolvía el favor con una serie de asistencias que hacían que Antetokounmpo pareciera favorito para el MVP y entre ambos nos dejaban un mate que terminaría siendo la jugada de la noche. Por encima de todo me quedo con el momento emotivo de la noche con Dwayne Wade y Dirk Nowitzki, los dos jugadores "repescados" por Adams Silver a modo de homenaje en su última temporada. El mítico escolta de los Heat dejaba para el recuerdo un alley-oop a tabla para su buen amigo LeBron que hacía volar la mente hacia esos años de Miami. Dirk por su parte recordaba a los presentes que su muñeca aún daba juego, anotando tres triples consecutivos en los pocos minutos que estaba en pista y levantando al público de sus asientos. Ambos recibían el calor desde la grada y también el de sus compañeros en una pausa del partido cuando la NBA les hizo entrega de una camiseta conmemorativa en honor a sus carreras.

El partido parecía no tener mucha más historia al descanso con Team Giannis por delante en el marcador pero en el entretiempo llegaba la actuación del artista local J. Cole. El equipo de LeBron James escuchaba el inicio de la actuación desde el vestuario y pedía permiso a Mike Malone para ir a la cancha a verla. El staff técnico de Malone (que incluía al español Jordi Fernández como parte del equipo) hizo un trato con ellos: podrían ver el concierto si se comprometían a mejorar la defensa en transición e intentar remontar el encuentro. Seguro que el rapero disfrutó con la presencia de las estrellas y el público agradeció después el trato acordado por Malone. Nada más empezar la segunda parte Beal, Lillard y los demás compañeros de 'Bron se ponían las pilas y conseguían darle la vuelta a casi 20 puntos de diferencia a base de triples. Kevin Durant veía la opción de llevarse el MVP a su casa y se ponía el mono de trabajo para ayudar a su equipo que celebraba cada canasta desde la línea de fondo.

El público se volvía loco con la remontada de los chicos de LeBron, sobre todo por la presencia del jugador franquicia de los Hornets, Kemba Walker, en las filas del equipo que se ponía por delante. El marcador final, 178 a 164, daba una imagen errónea del partido. Mas las defensas no fueron protagonistas, sí que hubo muchos piques sanos entre los jugadores, como el 3+1 que Curry consiguió sacarle a su compañero Klay o los triples consecutivos que Paul George anotaba en el último cierto sin que James Harden pudiera evitarlo. A modo de anécdota, la mayor ovación del partido se la llevó otro grupo de jugadores que saltaron a la pista durante una de las pausas de juego. La NBA conseguía que leyendas como Allen Iverson, David Robinson, George Gervin, Gary Payton, Magic Johnson y Jill Russell sintieran por un momento el cariño de un público entregado en una ovación cerrada a algunos de los más grandes de la historia.

Terminaba así un All Star caótico a nivel de organización pero salvado por una constelación de estrellas absolutamente irrepetible. Leyendas del deporte de la pelota naranja participaron durante todo el fin de semana en los distintos eventos que la NBA ponía a disposición de los medios, permitiendo a estos llevarse a casa un pedacito de historia de la liga, una frase de algunos de los iconos de la mejor competición del planeta. Y es que el All Star Weekend hace tiempo que dejó de ser un evento puramente deportivo para convertirse en algo mucho más grande. A nivel personal del que escribe estas líneas, el fin de semana de las estrellas supone haber tenido la ocasión de tratar con el excelente grupo humano procedente de todos los rincones del planeta y que trabaja a diario cubriendo la NBA. Es, al mismo tiempo. una oportunidad inigualable para acercar, por unos días, a las estrellas más brillantes de ese firmamento al público del mundo entero.

Postdata: La mañana del lunes me despido de Alfredo y su negocio de impuestos para poner rumbo al aeropuerto; en Uber, claramente. Al llegar a mi mostrador la azafata de Air Canada me hace ver que mi vuelo avión está programado para el 18 de marzo y no de febrero. Aún me veo un mes entero más en Charlotte. Consiguen ponerme en un vuelo para la mañana siguiente por lo que me alojo en un motel de carretera durante esa noche. El 19 vuelvo al aeropuerto para, ahora sí, despedirme de Carolina del Norte. Llego a Toronto a media tarde y llamo otro Uber que me lleve a casa, el último de mi viaje. Por si alguien ha perdido la cuenta, es el décimo que pido a lo largo de esta historia; menos mal que la experiencia lo compensa todo.