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Oct 17th, 2017
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  1. No me pregunten como logre escapar. El verdadero infierno lo pase cuando llegue a tierra firme, exhausto, sin más que harapos que los que había llevado en la prisión, lleno de mugre y con el pelo y la barba crecida después de años de encierro. Tenia hambre y frío, sabía que a esas horas me estarían buscando, pero me tumbe a dormir sobre la arena sin otro pensamiento que: “La libertad no es más que pasar de un encierro a otro… Pero más grande.”
  2.  
  3. Desperté muy entrada la mañana del día siguiente. Sabía que la policía debía estarme buscando, pero aun así busque un lugar donde bañarme y quitarme toda esa mugre salada que cubría como una costra todo mi cuerpo. Caminaba sin grandes esperanzas por la playa cuando entonces vi algo…
  4.  
  5. Vi a tres autos rodeando a un vehiculo, que no pudiendo avanzar o retroceder termino estrellándose en las rocas. Los otros autos se detuvieron, salieron unos hombres, se dirigieron a la cabina y sin mayores explicaciones acribillaron a sus ocupantes, para huir luego a toda prisa.
  6.  
  7. Cuando pude acercarme comprobé que nada podía hacer por ellos, pero mirando con atención descubrí que uno se parecía mucho a mí. Vestía bien y se lo notaba prospero… Hurgando entre sus papeles encontré algo de dinero, tarjetas de crédito, documentos de identidad… Se llamaba Raúl Cortes y vivía en una ciudad próxima. En la maletera del auto también encontré una valija. Al igual que yo aquel hombre también quiso escapar, pero él no tuvo tiempo.
  8.  
  9. No tenía tiempo que perder. El auto estaba en mal estado pero logre tomar un desvío y detenerme en un lugar abandonado, al pie de una cascada. Salí del auto, me di un buen baño, cogí algunas prendas de la valija y encendiendo el motor volví a estrellarlo, abandonado a sus ocupantes.
  10.  
  11. De regreso en la carretera convencí al chofer de un autobús que me llevara a la ciudad. No tenía más que la ropa que llevaba puesta, dinero, documentos de identidad… Pero ahora me estaría buscando tanto la policía como la banda que liquidó a Cortes, quien sin duda no deseaba un solo testigo de su crimen. Necesitaba esconderme y por ello, al llegar, luego de pasar por una barbería tome un taxi y me dirigí a la casa de Cortes.
  12.  
  13. Aquella casa era una mansión. No cabía duda de que se trataba de un hombre muy rico, pero apenas me vieron entrar a la propiedad, descubrí que sus empleados le temían. Nadie fue a recibirme, tan solo la mucama que me vio con extrañeza y me pregunto si deseaba algo.
  14.  
  15. - Tengo hambre y estoy muy cansado. Lléveme algo a mi dormitorio.
  16.  
  17. Ni siquiera sabía su nombre. Pero habían sido demasiadas emociones en solo unos días… La fuga de la cárcel, llegar a nado a la playa. El crimen de la carretera, ahora aquella mansión… Mis ojos se cerraban de cansancio y cuando la mucama llego con unas viandas, lo devore todo y quise dormir de una buena vez. Pero algo me faltaba. La chica volvió a verme con extrañeza, me pregunto si deseaba algo más y casi sin pensar le dije:
  18.  
  19. - Quédate conmigo.
  20.  
  21. Por diez años cada noche había sido un martirio. Pero más que la violencia de cada día, el hambre y el desamparo, lo peor era la soledad. El no contar con algo de comprensión y de cariño. Ahora aquella mucama me veía como si muy en el fondo sintiera lo mismo. Por más cansado que estuviera necesitaba recuperar aquellas noches y fue un sueño intermitente, un volver a lo mismo a cada despertar, pero me prometí que nunca más volvería a estar solo.
  22. Al día siguiente la mucama me hablo de un modo distinto que el día anterior y con un tono que me erizo los cabellos dijo:
  23.  
  24. - Usted no es el señor Cortes…
  25.  
  26. - ¿Cómo lo sabes?
  27.  
  28. - Lo se, eso es todo… El solo tomaba lo que quería y había que someterse a él por más que uno lo odiara… ¡Usted es distinto!
  29.  
  30. - Podrías denunciarme y entregarme a la policía ahora mismo…
  31.  
  32. - ¿Qué ganaría con ello? Mi familia es muy pobre y empeoraría su situación volviendo con ellos… Pero si me lleva consigo, podría ayudarlo a escapar.
  33.  
  34. - ¿Cómo te llamas?
  35.  
  36. - Nancy ¿Y usted?
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  38. - Saúl… ¿Podrías explicarme que esta pasando aquí?
  39.  
  40. - Explíquemelo usted. Se supone que Raúl debió viajar ayer al extranjero…
  41.  
  42. - Lo mataron en la carretera a eso del mediodía.
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  44. - Él mismo se lo busco. Esta guerra entre pandillas no tiene cuando acabar. No debió desafiar a López, ni mucho menos confiar en Joaquín. Era su hombre de confianza pero desde hace un tiempo se reúne con López y no me extrañaría que fuese él quien planeo el crimen.
  45.  
  46. - ¿Dónde esta Joaquín ahora?
  47.  
  48. - Salio el día anterior a un viaje de negocios al Caribe.
  49.  
  50. - No es mala coartada. Si estuvo lejos, nadie podrá sospechar de él.
  51.  
  52. - Lo que me preocupa es la señora Eliana... La esposa de Cortes. Apenas él salió de casa, se fue de viaje a ver unos familiares en la frontera.
  53.  
  54. - Son amantes ¿No es así?
  55.  
  56. - Imagino que si… Aun cuando Raúl lo hubiese sabido no creo que le hubiese importado. Trataba a Ellie como si fuera un mueble. Como uno de sus coches o caballos de carrera que prestaba a quien pudiera interesarle. Ellie lo odiaba y lo peor era que no sabía como librarse de él.
  57. La vida personal de Cortes no me importaba. No hacía pensar en las posibilidades que tenía de salir con vida de allí.
  58.  
  59. - Veamos. López, Joaquín y Ellie saben que Cortes ha muerto… Pero en esta casa nadie lo sabe... Pasaran varios días, quizás una semana antes que la policía pase por aquí y hagan sus investigaciones. También a mi me están buscando… Si quiero escapar, tengo que huir cuanto antes.
  60.  
  61. - ¿Tienes dinero?
  62.  
  63. - Solo lo que encontré en su billetera. Unos quinientos dólares… Y las tarjetas de crédito. Pero no conociendo la clave, no puedo retirar dinero.
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  65. - Aquí hay mucho más… ¡Llévame contigo y lo tendrás todo!
  66.  
  67. No era mala idea y en el acto fuimos al despacho de Cortes.
  68.  
  69. - Detrás de las cortinas esta la Caja Fuerte.
  70.  
  71. - No tengo la clave, no puedo abrirla… – Dije con desconsuelo. Me senté entonces tras el escritorio y empecé a buscar – En este cajón hay talonarios de cheques… Pero mi firma es distinta y de nada me sirven… Aquí hay unos diez mil dólares… Debe ser para los gastos más urgentes.
  72.  
  73. - Cortes tenía propiedades y era socio en diversos negocios…
  74.  
  75. - Sin su firma cualquier documento no nos sería de utilidad.
  76.  
  77. - … Pero el grueso de su fortuna estaba depositado en bancos extranjeros, en cuentas numeradas o algo así.
  78.  
  79. - ¡Necesitamos la clave!
  80.  
  81. - Recuerdo que una vez lo vi revisando una hoja de papel que guardo con mucho cuidado en la Caja Fuerte.
  82.  
  83. En aquella caja estaba la clave de todo. Era preciso abrirla y con ayuda de un cerrajero pudimos abrirla. A solas con Nancy dije:
  84.  
  85. - Aquí hay cien mil dólares… Estos documentos son las propiedades y negocios que mencionaste… Y esta hoja, debe ser lo que buscamos.
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  87. Era una hoja con números de veinte cifras. Debían ser las cuentas de los bancos. ¿Pero cuales?
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  89. - Se de uno que puede darnos una mano…
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  91. En la cárcel tuve oportunidad de conocer a un estafador llamado Sebastián Romero. No era mal tipo. Nunca porto un arma, ni levanto la voz ni hizo daño alguno. Pero era un genio en la informática y lo arrestaron por inmiscuirse en la cuenta de un banco y depositar a su nombre y en un banco muy distinto, un millón de dólares. Estuvo preso cinco años y salió libre. Si alguien podía desentrañar el misterio de aquellas cuentas, era él.
  92.  
  93. Logre que viniera aquella misma noche. Se mostró muy interesado y llegamos a un acuerdo: a cambio de determinar a que banco pertenecía una de aquellas cuentas, solo quería la mitad de todo. No estaba en condiciones de reclamar y a la 1:32 A.M. hora de Montevideo, logramos ubicar aquel banco.
  94.  
  95. Eran depósitos en las Bahamas por un equivalente a dos millones de dólares. Sebastián cobró su mitad y se fue contentísimo… Revelándome de paso que las primeras cifras eran el banco en cuestión y que había una hoja en Internet que revelaba el código de cada banco en el mundo. Nancy yo no tuvimos que escuchar más y para la mañana siguiente disponíamos de todos los fondos ocultos de Raúl Cortes: Veinte millones de dólares.
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  97. - Bien – le dije a mi adorada cómplice mientras alborotaba sus bellos cabellos de color castaño – Ahora solo nos queda huir…
  98. Pero dispondríamos de más tiempo del que imaginábamos. Al quinto día de mi llegada, Nancy me dijo que Joaquín estaba al teléfono. Mi ex amigo de confianza se encontraba en el Uruguay y con toda la sangre fría que fui capaz, cogí el fono y le dije:
  99.  
  100. - Mataron al hombre equivocado. Yo no estaba en el auto - Aguarde unos segundos y añadí con rencor – ¡Maldito perro! ¡Me la vas a pagar!
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  102. No lo supe entonces, pero mis palabras fueron su sentencia de muerte. Cuando los hombres de Lopez no encontraron el auto de Cortes, sospecharon que algo había salido mal. Lopez ordeno a Joaquín que volviera y fue precisamente en su guarida que le ordenó llamarme por teléfono. Mis palabras fueron escuchadas por todos y apenas yo colgué el fono, Lopez ordeno liquidarlo. Su cadáver se encontró poco después en un basural.
  103.  
  104. Más difícil fue tratar con Lopez. Quedamos en vernos en un restaurante, cada uno protegido por sus guardaespaldas. Arriesgándolo todo, le dije:
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  106. - Me retiro del negocio. Estoy harto. Quédate con la zona y déjame en paz.
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  108. - Quien entra a todo esto, ya no sale…
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  110. - ¿Preferirías que le cante todo a la policía? Documentos, nombres, lugares… Se demasiado y tú lo sabes.
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  112. - Mejor sería liquidar a tu banda de una buena vez…
  113.  
  114. - Inténtalo. Ya tome mis precauciones en caso yo muera.
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  116. Esto no era verdad, pero Lopez lo creyó y me gruño en la cara:
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  118. - Atrévete a traicionarme y será tu fin, lo mismo que de toda tu familia.
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  120. Aquella situación no podía durar y por ello Nancy y yo nos apresuramos a salir del país. Encontré un abogado sin escrúpulos que me gestiono una nueva identidad, así como los tramites para que Nancy yo viajáramos a España. Solo quedaba un problema por resolver: Ellie.
  121. Cuando supo que Joaquín había muerto y que alguien ocupaba el lugar de su esposo, regreso a casa ardiendo de furia. Apenas me vio, me dijo:
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  123. - ¡Es usted un farsante! ¡Un ladrón! ¡Un asesino!
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  125. - Piénselo con calma… Joaquín no debió prestarse a un doble juego. Lopez lo hubiese liquidado de todos modos. En cuanto a Cortes. Yo no tuve nada que ver con su muerte… Además, usted me necesita si quiere heredar todos sus bienes.
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  127. - ¡Como viuda tengo derecho a disponer de todo!
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  129. - ¿Disponer de que? ¿De algo de dinero? La mayor parte de los bienes de Cortes están a nombre de testaferros. Jamás logrará reclamarlos.
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  131. - ¡Mejor sería denunciarlo y enviarlo a la cárcel!
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  133. - Puede hacerlo. Pero los dos nos necesitamos…. Si me reconoce como su esposo me será fácil pasar a su nombre todos estos bienes.
  134.  
  135. No había otra solución y en los siguientes días buscamos aquellos testaferros y en compañía de Ellie, y sin más ayuda que algunos documentos falsos y un revolver, logre que pasaran aquellos bienes y negocios a su nombre. Se quedo con todo… Menos con las cuentas en el extranjero. Nunca supo de su existencia ni yo me moleste en revelárselo. Al hacer mis cuentas descubrí que cada uno se quedaba con la mitad de aquella fortuna.
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  137. Pero mis problemas con el bajo mundo no habían terminado. Al abandonar aquellos sucios negocios me puse a merced de otras bandas que buscaban cobrar venganza. Un día uno de los sirvientes insistió en servirme un whisky. Yo nunca había tomado whisky y en el gesto de contrariedad del sirviente sospeche algo siniestro. Le ordene que se lo tomara… Y salio huyendo. Aquella copa estaba envenenada. En cuanto al sirviente nunca más volvimos a verlo.
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  139. Días más tarde, al llevar a Nancy a un teatro, alguien nos disparo y nos salvamos de milagro. Para no despertar sospechas tuve que presentar una denuncia, pero el inspector Germain, luego de oírme quiso hablar a solas conmigo. Trato de hacerme entender que mi posición era insostenible.
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  141. - Usted se ha apartado de la banda… Y eso no se perdona. Lo liquidaran tarde o temprano. Colabore con nosotros y estará a salvo.
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  143. - ¿Por cuánto tiempo? Cuando no les sea útil me abandonaran a mi suerte.
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  145. Al regresar a la casa supe que habían encontrado el cadáver de Cortes. No tenía sentido quedarme y Ellie me agradeció que me fuera. Aguardaría unos pocos días para denunciarme como usurpador, pero para entonces ya todos habrían descubierto que yo era el prófugo de Santa Marta.
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  147. Nancy y yo salimos de la casa sin más posesión que un par de maletas y la lista de cuentas cifradas en el extranjero. Con tanto dinero no teníamos que temer, pero Nancy no se sintió segura hasta que el avión estuvo en el aire y recién entonces se cobijo en mi y dándome un fuerte abrazo, y como despertando de una pesadilla, me dijo con alivio:
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  149. - Ahora solo nos queda vivir para nosotros dos.
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  151. Yo pensaba de un modo distinto. Habíamos pasado por demasiadas cosas lo único que deseaba era vivir para ella. Le debía todo: El escapar con vida de la cárcel y de mil desafíos, así como una fortuna que puede decirse nos cayó del cielo. Nunca podría olvidar esto y le dije:
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  153. - Por primera vez, en mucho tiempo, se lo que significa la Libertad.
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