.... Permítame que les cuente el final. Es la historia del último cientifico que trabajó aquí. Era matemático, astronómo, físico y cabeza de la escuela de filosofía neoplatónica de Alejandría. Sus éxitos fueron extraodinariamente variados para una persona de su época. Se llamaba Hypatia, y nació en esta ciudad en el año 370 dc.

Esta era un época en que las mujeres no tenía elección, estaba consideradas como objetos en propiedad. Sin embargo Hypatia se movió con libertad incoscientemente entre el mundo tradicionalmente masculino. Todos cuentan que era de una gran belleza, y aunque tenía muchos admiradores no tenía intención en casarse.

La Alejandría de los tiempos de Hipatía, que para entonces estaba bajo el dominio romano, era una ciudad en grave conflicto. La esclavitud, el cáncer del mundo antiguo, había robado a la civilización clásica su vitalidad.
La iglesia cristiana en crecimiento estaba consolidando su poder e intentado erradicar la influencia y la cultura pagana. Hypatia estaba en el "foco", en el epicentro de las poderosas fuezas sociales. Cirilo, el obispo de Alejandría, la despreciaba; en parte por su amistad con el gobernador romano, en parte por que simbolizaba el saber y la ciencia, los cuales era identificado por la iglesia primitiva con el paganismo.
A pesar de encontrarse en peligro, Hypatia continuó enseñando y publicando, hasta que en año 415, camino de su trabajo, fue atacada por un grupo de fanáticos seguidores de Cirilo. La sacaron de su carro, le rasgaron las ropas y la desollaron con conchas marinas. Sus restos fueron quemados, sus obras destruidas y su nombre olvidado. Cirilo se convirtió en un santo.....

Los últimos restos de la biblioteca de Alejandría fueron destruidos al año de la muerte de Hypatia. Es como si toda una civilización se hubiese hecho una cirugía radical del cerebro, de forma que la mayoría de sus recuerdos, descubrimientos, ideas y pasiones, fueron borrados irrevocablemente.
La pérdida es incalculable. En algunos casos solamente sabemos el atractivo títulos de libros que fueron destrozados. En la mayoría de los casos no sabemos ni los títulos ni los autores. Sabemos que en esta biblioteca había 123 obras de Sófocles, de los que sólo 7 a llegado a nuestros época. Una de esas de esas 7 es Edipo rey. Lo mismo ocurrió con las obras de Esquilo, Eurípides y Aristofanes. Es un poco como si las únicas obras de un hombre llamado William Shakespeare fueran Coriolano y Cuento de invierno; aunque hubiéramos oído decir que había escrito otras obras muy alabadas en su tiempo como Hamlet, El sueño de una noche de verano, Julio César, El rey Lear y, Romeo y Julieta.