Hola Inma. Sí, lo siento. Yo no me enfadé ayer, no más de mis cosas tontas diarias por no tenerte. Siento mucho lo de ayer y entiendo que te cabrearas. Entiendo que estés rara. Son muchas cosas raras de golpe las que nos provocamos.

Hoy es martes. Tormenta de arena, hoy comienza un nuevo día. Te daré todo el tiempo del mundo para que pienses si quieres volver a hablarme, si quieres volver a hablar de cualquier cosa. Yo sí que no podré dejar de hablarte, pero como pasó hace unos cuantos meses ya, me moriré por dentro y dejaré de hablarte si te hace falta, te seguiría escribiendo sin obtener respuesta si es lo que quieres.

Me has hecho mucho, a mi y a mi hija. Mi hija aquí tiene y no tiene nada que ver. Tiene que ver porque sin ella no te hubiera conocido, estoy seguro. Pero sé que si te hubiera conocido sin mi niña, me hubiera acercado tanto a ti, de igual forma. Me acerqué yo Inma, tenlo claro, tu no podías hacer nada, lo único que podrías haber hecho era irte antes, y ya hubieras dejado de estar con ella de igual forma. Por favor no te eches la culpa de nada, todo fue mi culpa.

Lo siento mucho. Sé que hoy no será el último día que dejemos de hablarnos. Hay demasiado para perderlo todo en un momento.
Te echaré de menos todas las horas que no sepa nada de ti. Si te sientes mejor hablando conmigo de cualquier cosa, por favor, háblame hoy. Te echo mucho de menos