Capítulo 3
-¿qué harían en un apocalipsis zombie?-plantea Mateo
-Yo creo que me iría al campo, supongo que habrá menos zombies.- respondo muy seguro.
-Yo me suicido.- responde Luciano.
-Vaya, eso no me lo esperaba- dice Lucas
-Y sí, no creo soportar el hecho de ver morir a mis seres queridos.- dice Luciano.
-Creo que yo intentaría de una especie de Rambo.- Dice Lucas.
-¿vas a andar encuerado en medio de un apocalipsis zombie?- Dice Mateo con un tono sarcástico.
-En bolas, si es posible.
Todos soltamos una carcajada, inmediatamente me hago una pequeña imagen de Lucas desnudo... Ya no causa gracia.

Toca el timbre que marca las 13:00, comienzo de las clases.

Inmediatamente volteo mi casa hacía la puerta y veo entrar a una profesora, alta y delgada. Usa unos anteojos grandes y cuadrados, debo decir que es muy atractiva. Saluda a la clase y toma asiento en su escritorio a rellenar unos papeles.
Pasan algunos minutos, pero mientras mis compañeros (tirando para amigos) conversan, yo noto que la puerta se abre muy lenta, y tímidamente. Se asoma una chica muy enana, su cabello es azul (es la primera vez que veo un azul tan notable) y sus ojos son color celeste muy fuerte, podrías verla a metros de distancia y aun así te darías cuenta de su color. Es muy delgada exceptuando si cadera que se pone un poco más ancha. Vaya si no llamará la atención.
La profesora se gira para averiguar quién es.
-Buenas tardes, señorita, llega algo tarde...
-Perdone, es mi primer día de clases. Me avisaron tarde que este era mi curso.
-Entiendo, tome asiento por favor, más tarde pasaré lista.
La chica agacha la cabeza y se va un rincón. Ese era mí rincón.
Mientras iba pasando, todos los varones giraron su cabeza para acecharla. Realmente la entiendo, pero de cierta manera es parecido a mis primeros días.
La chica me llama mucho la atención, parece sacada de un videojuego, su aspecto es muy llamativo, y no es una excepción conmigo.
-Bien alumnos, pasaré lista.
A medida que la profesora va pasando lista, intento memorizarme algunos nombres, más de los que ya sé. La chica de pelo azul se llama Agustina Sánchez.
-Bueno, para conocernos mejor he ideado un pequeño juego.- Tengo miedo.- el juego consistirá en sacar un número de esta caja que traje. Las personas que saquen los mismos números deberán hacerse las preguntas que escribiré en el pizarrón, iré banco por banco con la caja para que saquen un número.
Nosotros estamos sentados hasta adelante, así que no es extraño que empiece con nosotros.
Efectivamente, comienza a pasar con la caja desde nuestra posición, hasta llegar a la otra punta del salón. Me tocó el número 11, eso quiere decir que tendré que buscar a mi pareja… vaya.
Comienzo a revisar a mi alrededor como todos se reúnen con sus pares, mientras tanto Lucas, Luciano y Mateo ya se marcharon antes de que me dé cuenta. No se le es difícil socializar.
Paso banco por banco preguntando si tienen mi número, recibiendo como respuesta un rotundo no. Miremos el lado bueno, al menos son amigables; cuando termino de ir por mi fila, decido ir al último lugar. El de la chica peli azul.
A ella parece no importarle nada de lo que está pasando, solamente se encuentra haciendo garabatos en su carpeta. Es posible que no me haya tocado con ella, aún queda la fila de las chicas por recorrer, pero bueno, ya qué.
-Hola… ¿Agustina?, ¿puedo saber tu número?
-Tengo el número 11- La concha de mi hermana.
-Uh, buenísimo, ya también.
-Wuuu, que emocionante.- Acto seguido Agustina se recuesta en su banco, no parece tener muchas ganas de hablar. Pero bueno, es mi pareja de hoy.
-Bueno alumnos, estas son las preguntas que tendrán que hacerle a su compañero. Comiencen.
Observo que el número de preguntas no son muchas. Parecen ser muy fáciles de responder, son del tipo ‘’¿Qué te gusta hacer?’’ o ‘’¿Dónde vives?’’.
-¿Empezamos?- pregunto cautelosamente a Agustina.
-Bueno- responde desganada.
Agarro una silla y la pongo junto a ella, supongo que tendré que ser yo el que tome la iniciativa.
-¿Qué te gusta hacer?
-Nada
-¿Comida favorita?
-Ninguna
-¿Prácticas algún deporte?
-No
-¿Sos de esta escuela?
-Paremos con esto, por favor, es ridículo.- Responde Agustina, vaya, qué encantadora.
-Esa son las preguntas que tenemos que hacernos, no hay otra.
-Sí que hay otra, inventar nuestras preguntas. Estas preguntas son aburridas.- No me gusta a donde va a terminar esto.
-¿Cómo qué clase de preguntas?
-Sexuales.
-¿Q-Qué?- Dios mío, esta chica está loca. La conozco hace menos de 3 minutos y ya quiere pasarse de confianza, aunque son solo preguntas no estaré a gusto de contar mis experiencias sexuales… No porque no tenga ninguna, simplemente no quiero… bueno, nunca tuve una experiencia sexual.
-¿Qué pasa?, ¿acaso sos virgen?- Pega un pequeño salto hacía mi cara, me inclino para atrás por la vergüenza, claramente no está cuerda, claramente esta chica no es normal. Nunca conocí a alguien tan atrevida.
-No, para un poco, ¿vos analizas la situación?, estamos en medio del curso con preguntas NORMALES, además te conozco hace menos de 5 minutos.
-¿y?, empiezo yo si querés.
Estoy dudando respecto a mi respuesta, no quiero entrar en ese terreno, pero a la vez me causa algo de intriga las preguntas que hará. Puedo mentir fácilmente respecto a mi vida sexual, no es que se me dé mal la mentira. Es algo contradictorio lo que estoy diciendo, pero, es el tercer día de clase, y es la persona más rara e interesante que encontré hasta ahora. Ya fue.
-Solo 1 pregunta.
-Sos virgen, entonces, ¿cuándo fue la última vez que te masturbaste?
-Listo, me voy.
La chica entra en carcajadas, atrayendo a todo el salón, se está divirtiendo conmigo.
-Perdón, perdón, era broma. Es que pareces una persona muy inocente. Me gusta divertirme con ese tipo de personas. - No logro entender en qué momento entramos en tanta confianza.
-No quiero seguir con estas preguntas, no te conozco, no sabes nada de mí, ni de mi vida. No sé qué pasa por tu cabeza, pero no soy tu juguete.
-¿Te quejarás que una chica tan bonita te haga preguntas sexuales?
-Me chupa un huevo si sos bonita o no, no es manera de tratar a una persona que apenas estás conociendo.
-Da, cómo quieras.- Dice la chica desinteresadamente.
Doy por terminado esta situación, y me dirijo de nuevo a mi banco.
Pasaron las horas, hasta que llegamos a la a hora de la salida. Me quedé pensando en cómo reaccioné frente a Agustina, tal vez no ha sido la mejor manera y también exageré un poco. Nunca se me dio una situación parecida y no sabía muy bien cómo reaccionar, aunque creo que estuvo bien ponerla en su lugar. Mira si le tocaba alguien más prepotente y reaccionaba de una forma más agresiva… es posible. Pero, aun así, yo mismo me metí en la boca del lobo, pude haber rechazado la propuesta de las preguntas y me jactaba de toda esta situación morbosa. Mañana le pediré perdón, pero solo por mi forma de reaccionar, no de mis comentarios.
Mientras salgo del colegio, decido ir por un refresco, hay un kiosco atrás del colegio. Me merezco algo luego de todo esto.
Voy a intentar no perderme, aunque conociendo lo pelotudo que soy, es posible perderme hasta en mí casa.
Mientras el sol se va escondiendo, y el calor se hace más pesado debido a la humedad, voy apreciando un poco más el bonito lugar en donde está ubicado este colegio.
Creo que debería de h-
-¡Waaaaa!
-¡Ahhh!
Alguien salta con un grito detrás de mí, me sacó el alma por un minuto, mientras estaba enredado en mis pensamientos no noté que alguien estaba atrás mío. Diablos, es la peli azul.
-Che, quería decirte algo
-No es la manera de hacerlo
-¿Ah sí?- Acto seguido me toma de mi remera y me tumba al suelo… menuda forma de dejar en evidencia que no tenés nada de artes marciales.
Agustina se posa arriba de mí pecho, Dios mío, esto no puede estar pasándome.
-Escucha, perdón si te asusté algo en clases, es mi forma de ser. Lo cierto es que la mayoría de los chicos con los que ‘’bromeo’’ como lo hice contigo terminan asumiendo el hecho de que estoy coqueteando con ellos. Pero, vos no lo hiciste… En cambio, te enojaste y te ofendiste.
-¿Podés salir de arriba mío?- Noto como me hierve la sangre, no sé si de vergüenza o de calor, pero mis orejas están que arden y cada vez siento que sudo más.
Agustina se acerca mucho a mi rostro, no sé cómo actuar, podría quitarla de arriba mío, pero temo ser muy bruto y lastimarla por accidente, además, en algún momento, logró sostenerme de mis brazos.
-Creo que podría interesarme por vos.- Dice Agustina.
-¿Q-qué?
-Me gustas.