LA VOZ DE MI TIA NELLY

La voz de mi tía Nelly
Recuerdo ese espejo en la pared y las sillas rojas y amarillas con asiento de cuero de la galería.
Recuerdo el cuartito oscuro y húmedo de Genaro, la cocina fría, un jardín con un pino alto y la chapita blanca y negra con el número 3293 en el frente.
Recuerdo muy bien como era la casa ahora abandonada, en villa muñecas, en la calle Francisco de Aguirre, a una cuadra y media de la estación de tren.
Recuerdo el gesto de mi abuelo -con su piyama celeste , su camiseta musculosa blanca-  limpiando los lentes en su reposera antes de leer la gaceta.
Recuerdo la felicidad de mi tío Nelson, San Lorenzo había salido campeón del torneo de 1974.
Recuerdo el ultimo cumpleaños de mi abuelo, y en él, su tristeza y su llanto (en 1976).
Recuerdo a mi tía Nelly contándome que una madrugada muy calurosa de verano Buby había visto en el patio de la casa al mismísimo perro familiar arrastrando sus cadenas y alborotando los perros del barrio.
No importa si no fue así. Elijo recordarlo de ese modo porque busco que no se apaguen en mi memoria la voz y la risa de mi tía Nelly.
Hace 10 años que falleció, y más de un año, que trato de escuchar mi nombre con su voz y no lo consigo, aunque algunas noches cuando la sueño, la escucho decir Mónica, Alba, Raulito o Hugo Alberto y los veo, a ellos, inseparables y cuidándome.
Esta noche en mi memoria hay muchos recuerdos de ella.
Hoy sentado y en mi mesa, me alcanzan esos recuerdos para buscar imágenes huidizas en mi memoria y escribirlas en estas notas.
Ya es de noche y es tarde y aunque sería mejor revisar este texto y compartirlo en un mejor horario, lo voy a compartir exactamente ahora con las personas que quiero, aunque no lo lean, no les interese o no les guste.
Lo haré para ver si consigo oír la voz de mi Tía Nelly llamándome “Oscaaar!” y decirle: “Aquí estoy tía. Será porque te llevo siempre en mí que a veces consigo hacer algunas cosas bien”.
O.C.G
Septiembre de 2021