Quiero que leas esto solo cuando tengas tiempo, y estés tranquila. Es algo que necesita atención al leerse, porque no son solo palabras, sino que volqué cada sensación de los momentos más importantes en esta carta.
Espero que la disfrutes, como yo disfruté escribiéndola.



Recuerdo aquel 10 de Julio, cuando te agregué al msn para avisarte algo de un juego de facebook. No tenía idea en que la persona al otro lado iba a ser alguien como vos.
Comenzamos a hablar a la madrugada, y era todo tan natural, tan fácil.

Era algo extraño, en general no conversaba mucho por msn, pero con vos era diferente, había algo muy distinto. Estaba confundido, no sabía lo que era, pero lo disfrutaba.

Fueron dos horas, dos de las mejores horas en las que conversé con alguien en toda mi vida.

Hubiera deseado que la conversación siga, pero lo bueno no dura para siempre.

No tuve que esperar mucho para verte de nuevo, solo habían pasado unas horas cuando te volviste a conectar. Por alguna razón estaba contento, pero no le dí importancia,  solo te hablé, para continuar lo que habíamos dejado.

Y así lo hicimos, seguimos. Te reíste por micrófono, y sentí algo que me llenaba. Me encantaba esa risa, pero había algo más, empezaba a darme cuenta de lo que me pasaba: me gustabas.
Raro que después de hablar con alguien por msn por unas horas te pueda terminar gustando, pero qué importa, eso sentía.

Pero no había forma de que algo tan bueno sea verdad, tenía que haber algo, y ese algo al final apareció. Tenías novio. No entendía muy bien como era la relación, era extraña, algo a distancia, pero por tus comentarios entendía que era de verdad.

Fue un golpe duro. Algo que esperaba, pero no quería que pase.

Me conformé con seguir hablándote. Disfrutaba mucho, me era suficiente.

Seguimos chateando, y hablamos un par de palabras por micrófono. Me gustaba mucho escucharte hablar y reír.

Así llegó el día en que estabas mal. No sabía lo que era, pero debía ser algo grande, te afectaba demasiado. Me sentí pésimo al verte así. Era como si toda esa energía y humor desaparecían. Intenté ayudarte, pero no podía hacer nada. Hacía solo tres días que te conocía, no había confianza suficiente como para charlar de eso. Realmente quería saber lo que te pasaba, me destruía por dentro. Quería saber para odiar al responsable, nadie tenía el derecho de hacerte sentir así.

Nunca había sentido dolor porque otra persona sufriera. Era algo nuevo, y muy triste. Muy difícil de entender, y casi imposible de desaparecer. Lo único que sabía era que mientras vos estés mal, yo también lo estaría.

Poco después te sentiste mal, muy mal. No sabía qué hacer. Estaba triste, asustado, y con mucha impotencia. Intenté verte para que me cuentes todo, o al menos estar ahí, para apoyarte en lo que necesites, pero no pude. Desde ahí todo fue de mal en peor.

Te conectaste con un nuevo grupo de gente, y conociste a alguien más. De a poco fui notando que hablábamos menos. Casi nunca por micrófono, y vagamente escribiendo.

En poco tiempo sentí que toda nuestra amistad, todo lo construido, se desmoronaba, y con ella, también yo. Nunca me había apegado tanto a alguien, no tenía sentido hacerlo. Con vos fue todo diferente, y así como te quise tanto, el dejar de hablar me fracturó el corazón. Era una sensación horrible. Me sentía traicionado. Usado.
Fue uno de los días más tristes que recuerdo.

Los días que siguieron eran grises. De a poco fui recuperándome, pero era cuestión de verte conectada para ponerme mal de nuevo. Fue difícil, pero salí adelante, aunque con muchas cicatrices.
Intentaba no hablarte, hacerlo me dolía. A veces lo hacías vos, y terminaba respondiendo, no podía evitarlo, aunque no tenía ánimos para hablar como antes, no podía, no debía quererte de nuevo. A pesar de eso, después de cada una de esas charlas, recordaba aquel último momento, y terminaba sintiéndome mal.

Y así, me hablaste la madrugada de un sábado. No me gustaba mucho que me hables, me hacía sentir mal, pero a pesar de todo quería hacerlo, quería conversar con vos, sentir lo que había sentido sin miedo a sufrir de nuevo.
Jamás hubiera pensado que la sucesión de eventos llevarían al final que tuvo esa charla. Por primer vez te vi en una foto de forma clara. Quedé realmente sorprendido, no tenía idea de que eras tan hermosa. Olvidé por completo el miedo, no era algo que importase en ese momento. Me dejé llevar, como si nunca hubiera pasado nada. De alguna forma terminamos organizando una salida. Una salida que espero suceda pronto, para al fin conocer al ángel detrás de esa personalidad tan singular y atractiva.

Hoy, Lunes 10 de Agosto, se cumple un mes desde la primera vez que hablamos. Un mes desde que te agregué al msn por esas casualidades de la vida. Un mes desde que conocí tu libro de la búsqueda de las manos de Perón, tus fantasías con Jack Sparrow y su padre, tu atracción por los vampiros, tu gusto por las club social con chocolate, tu manía por lavarte los dientes a diario para no sentirte culpable, y entre tantas otras cosas, tu tan magnífica y maravillosa risa.
Fue un mes intenso, un mes que voy a recordar para siempre, y que ya tiene un lugar para vivir en mi corazón por siempre.

Te Quiero Maggie, Te Quiero Mucho. Fue un placer haberte conocido, y un honor ser tu amigo.


Besos Princesa.

Leandro.