Amanecer

Te despiertas agotado en un lugar que no reconoces, en una meseta entre mil que abarcan todo tu campo de visión. Sintiendo todo tu cuerpo dolorido, te intentas levantar, mientras tus sentidos se van activando, poco a poco. A lo lejos, ves un punto de luz asomando por el horizonte. Parece que está amaneciendo. Lentamente, comienzas a recordar. La Gran Tormenta, los relámpagos rojos, una presencia antinatural. La pérdida de comunicaciones a nivel global. La caída de ciudades, una tras otra. Lo que creíste que sería el fin de la Humanidad. Y, sin embargo, has sobrevivido. De algún modo, has sido transportado a un lugar remoto que no reconoces en absoluto. Y si tú te has salvado, bien se podrían haber salvado el resto. Pero no sabías ni cuanto tiempo llevabas inconsciente. A pesar del dolor, prácticamente tus heridas ya se habían curado.
-Vaya. Veo que has recuperado la conciencia al fin -escuchas que dice una voz, proveniente de detrás tuya. Te vuelves en guardia, rápidamente, los viejos reflejos acudiendo en tu ayuda al instante. Reflejos que pensabas que habías perdido. Ves a un hombre mayor, moreno, vestido de dorado. Su presencia... Impone. Es como esa fuerza antinatural que percibiste durante la Gran Tormenta, pero menos... Furiosa o vengativa.
-¿Quién eres, dónde estoy y qué hago aquí? preguntas, con una autoridad propia de una vida pasada en tu actitud. Mientras hablas, el sol va saliendo poco a poco y los rayos del amanecer empiezan a iluminar al hombre.
-Soy... Vuestro salvador. Te encuentras en otra tierra, desconocida para vosotros, en la que estaréis más a salvo. Tendréis que volver a empezar de cero. Pero seguís vivos. Tenéis una oportunidad para prepararos y luchar de nuevo. No la desaprovechéis -la luz del sol naciente se reflejo en la ropa del adverso, cegándote momentáneamente. Cuando volviste a mirar, el hombre ya no estaba allí. Sin embargo, algo llamó tu atención desde la zona detrás de ti. Había bastante ruido. Cuando te giraste a mirar, el sol iluminándote cada vez más, tu gabán hecho jirones por la Gran Tormenta, ves a un grupo grande de humanos organizándose. Parece que fuiste de los últimos en recuperar el conocimiento. Observando al último reducto conocido de la Humanidad, te encuentras sonriendo. Quién sabe, igual aquel hombre tenía razón. Aquello era un nuevo Amanecer para la Humanidad. Y esta vez, estarían preparados.