Intento no mirarme, sino más bien escucharme
No me agrada lo que comunica mi cuerpo
Quizás algo tenga que decir la neuroquímica
No quiero sonar infantil, pero tengo miedo
De perderme, como cosa o de lugar
De no saber bailar, de que no me entiendan, de no poder hacerlo, de no captar las abstracciones, de que nada suceda en realidad, de la mentira, esa verdad más profunda, de morir enterrado, de quedarme encerrado, de no pasar un puente, de quedarme sin paracaídas, de tener uno solo, de aprender tarde, de no ver el suelo
De que me hablen de terremotos, no de otros desastres por el estilo, pero sí de los terremotos, no estaría preparado, a menos quizás que deje que me hablen de ellos, quizás establezca un crecimiento, de modo de tener un improvement táctico ante la calamidad
De no entender lo que hablan y de no entender lo que no se me dice
Uno está fundamentalmente jodido, da miedo no superarlo de algún modo, o esa idea da menos miedo
A ver: no sé temblar cuando tengo frío, o cómo respirar
Mi cuerpo es como un instrumento que no siempre anda bien en default
Le tengo miedo al piloto automático, que no se pregunta por qué novia que nunca fue dobla a la derecha una cuadra antes o qué inútil miedo lo hace querer seguir con vida
A estar en un constante catch up con el mundo y hasta conmigo y lo poco que me queda
A que antes haya sido mejor para mí casi exclusivamente
A que alguien me escucha decir: estoy loco, chupame la concha, más allá de que sea o no cierto
Al final feliz, a su ambivalencia
A que la libertad de expresión sea la última que quede
A que me entiendan mejor que yo y no me dé cuenta
A no darme cuenta de los miedos que me gobiernan