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Fuimos al M. Estaba lleno de minas. Y de gente, muchísima gente. En un momento G. se pone a hablar con una rubia, los dos N. están enfrente suyo, los tres en un pasillo. Como al lado suyo no hay lugar cómodo y no tengo ganas de estar enfrente de esa mina y quien sea que la acompañe, me quedo cerca de la barra. Me apoyo contra las paredes, me hago el relajado, relojeo la hora, miro, cara de sota, ¿relax o cara de sota? Ni yo lo sé. Vuelvo con los pibes, estoy justo enfrente de G., que sigue hablando con la rubia. Justo aparece su amiga, otra rubia, pero con cara de poca buena onda. G. le dice que yo me llamo R. y le pregunta cómo se llama ella, cuya respuesta no alcanzo a oir. Le pregunto entonces cómo se llama, me dice que Ester, me pregunta cómo me llamo yo, le digo que R. Nada. Silencio. Me doy vuelta. Me hago el que miro algo. La miro. Ella hizo más o menos lo mismo, aunque no sé si antes, a la vez o después. Nos miramos y otra vez nos evitamos. G., que estaba hablando con su flaquita bastante canchera, le pregunta a la mía si hacía mucho que estaba en Bs. As. Ella dice que no, le pregunto de dónde es, me dice que de Usuahia, G. le dice que yo también soy "del sur, de Neuquén". Ella y yo decimos a la vez que eso no es el sur, especialmente no en comparación con Usuhaia. Nos ponemos a charlar un rato. Estudia ingeniería en sonido (?) desde hace un año, toca en bandas punks muchos instrumentos, últimamente el teclado. La verdad es que me chupa un huevo, no me gusta nada ella, imposible que haya onda. Nunca jamás, nunca jamás. La amiga le dice algo, yo le pregunto si tiene plan B, ella me responde que no. Y enseguida agrega que está esperando a "mi chico". Inmediatamente le dejo de hablar. Ella me saca tema varias veces: a qué me dedico; así que profesor de francés; qué buena onda el francés; yo estudié una vez. Ahí yo le contesto, por mera cortesía. Ella insiste una última vez. Que te vaya bien, yo también te quise. Le digo que me voy a bsucar algo de tomar y desaparezco. Me junto con los N.. N. está hablando con otro chabón, seguramente un arquitecto; habla de lo de siempre, jaj. Sanglar me dice que escuche Arcade Fire (y efectivamente lo hice, aunque jamás lo había hecho voluntariamente antes). En eso cae G., dice que la suya era in-so-por-table, escuchaba Metallica y Carajo, que no podía tener menos onda. Lástima, estaba calentona, se le daba con ganas. Y también que la amiga estaba con el novio y que ella quería quedarse con nosotros. G. huyó. Bajamos, miramos minas un rato, nos fuimos en bici.
Llegué a casa como a las 4am. Me fumé un faso, quise instalar el Vine para filmar una luz que señaliza un bache enfrente de casa pero la aplicaciónr requería android 4, grabé un video, lo subí a tumblr, abrí el grindr, después el skype, ubiqué a G. Es el pibe de acá a la vuelta con el que una vez nos hicimos la paja mutuamente. Me responde al toque, como siempre. Le digo que quiero hacerme la paja adelante suyo, me dice que vaya cuando quiera, le digo que voy ya, le pido la dirección, voy. Me está esperando sentado en la puerta fumando un cigarrillo: punto en contra. Me saluda, yo estoy temblando de frío o de nervios, no sé, o estoy demasiado loco. Subimos y en el ascensor el clima es rarísimo, nos miramos a través del espejo, hablamos casi en silencio. Entramos, vamos a su habitación. Se sienta y me mira. Le digo que tampoco tiene que ser todo tan como yo quiero, que haga lo que quiera, que se ponga cómodo. Me dice que yo también. Dale, gil, activá. Le digo que ponga música y que prenda una luz más lejana y que apague la que tenemos sobre la cabeza. Lo hace y el setting cambia totalmente cuando prende una  luz azul justo afuera de la habitación, al lado de la puerta. Cuando entra yo ya estoy demasiado caliente, me estoy tocando apoyado contra la pared, pero me recompongo cuando entra. A medias, porque tengo lo pantalones bajos y me estoy agarrando la pija que ya está bastante dura. Me mira. Me empiezo a tocar todo el cuerpo y a hacerme la paja. Me caliento, abro los ojos y el tipo me está mirando. Sabe que no me puede tocar, y yo también. Me caliento muchísimo, saco toda la masculinidad, femineidad y singularidad que encuentro en mi cuerpo. Por un momento me entrego a la mismísima muerte y anulo mi yo cotidiano. El tipo me mete un dedo, gimo de placer. Lo saco, lo alejo, lo miro de frente y me sigo haciendo la paja. Lo miro fijo y lo hundo con la mirada, él se empieza a tocar, siente que perdió su rol y que ahora le toca someterse de nuevo a mi voluntad. Me hago la paja casi encima de él, sin tocarlo y sin dejar que me toque, pero mostrándole bien la pija y llenándole de agua la boca. La calentura me tira sobre la cama, me hago la paja mientras me toca el orto. Le damos así hasta que acabo. El orgasmo es larguísimo, dura, en total, con todas sus fases, cinco minutos. Me estremezco de placer, éxtasis extremo, el cielo se abre para recibir a mi cuerpo sin yo. Acá nadie existe, solamente hay un cuerpo retorciéndose, y es el mío. Grité, exploté mientras hacía mi mayor fuerza para no acabar, pero la leche me salió disparada como una bomba de incendio que de tratás de parar con la mano. Acabo de volver. Sun Apr 20, 05:40 dice D.