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- Fué allá por los 90 en una tarde calurosa del mes de agosto. No recuerdo bien el año, pero sí la emoción de romper el miedo y los tabús que desde niño asaltaban mi imaginación con oníricos placeres y noches de pulsión. Lo hice como todo novel que se enfrenta a lo desconocido: ilusión, miedo, placer, inseguridad en el acto definitivo.
- Introducir mi juguete en la hendidura y sentir la emoción que nos embargaba (sí, a ella también) es algo que jamás olvidaré y que me acompañará definitivamente hasta que mi mente envejezca y mis manos no puedan ya acariciar la inspiración de mis deseos. Ella se había resistido a manos más expertas y a mentes mucho más perversas. No había manera de seducirla, sin embargo estaba convencido de su rendición ante el insistente cortejo que le procuraba.
- Esperaba todo el tiempo necesario, la miraba con ensoñación, admiración y respeto. Su vestuario era seductor, con un rostro tan bello como reluciente y una personalidad arrebatadora. Esa tarde por fin me habló, su sonrisa hizo que mis manos temblaran; ¡al fin, la tenía!. Pude acariciarla y notar su calor cuando me permitió poner mis manos en su piel. Poco a poco fuimos avanzando en nuestra exploración, iba descubriendo sus rincones más ocultos y ella me iba enamorando a cada momento que pasaba.
- Sin darnos cuenta, nos encontramos desnudos, frente a frente; la miré fijamente y con tanta suavidad como inexperiencia puse mi mano en su pecho, acerqué mi cuerpo al suyo y probé a sentir el centro de mis deseos. Fué una prueba tímida, una exploración timorata del deseo que sentía por romper su virgimidad y con la suya, la mía.
- Después de varios intentos, sudábamos los dos. Ella mucho más firme, yo temblando de emoción, pensado en el momento sublime en que se rindiera a mis caricias y explotara en un multicolor escenario de sonidos y luces. Así lo deseaba y así quería que ella respondiera a mi amor. Cuando por fin, introduje de forma definitiva su chip V2 en el decodificador, esa luces se encendieron; las rayas de la pantalla dieron paso a una imagen nítida y yo llegué al orgasmo más alucinante: ¡¡le había hecho el amor a la tarjeta de Canal Satélite Digital en su versión 2!!. A partir de ahí fueron días de no parar, de emular con otras tarjetas lo que había conseguido, y de contar mi hazaña a quienes desearan escucharme.
- Sigo adorando esa tarjeta aunque luego pasaran otras muchas por mis manos y mi teclado: RS232C, Funcard, Nagra Digital, pero como aquella tarde de verano con mi adorada V2 de Canal Satélite, ninguna ya. Fué mi primer amor, mi primer hackeo de los muchos que llegaron después.
- PD.- Sí, aquella tarde de amor loco llevó a la producción de tarjetas que emulaban a su progenitora. Tuvimos descendencia ;-)
- Pic: http://i60.tinypic.com/2yltlvr.jpg
- Un casco de: La 9 de Anon
- Inglorious /b/asterds
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