Domingo 11 de Febrero

Despierta Rudesindo en su incómoda casa y con 30 centavos, el único dinero con que llegó a TImbalí, compra 3 panes en la tienda de Joseto, la tienda común de todos los jornaleros del pueblo y donde es común ver consumo excesivo de alcohol y peleas por cualquier cosa. Cándida les convida su agua de panela y con eso logran saciar el hambre, luego le ofrece a Pastora la opción de lavar ropa para los ricos, con el objeto de ganar sustento hasta que Rudesindo pueda conseguir trabajo. Le dan 5 pesos, y al saber que en la quebrada donde lavan ropa hay sardinas Rudesindo se fabrica una rústica caña de pescar y logra capturar 4 para aportar a la sopa del día. Almuerzan en la quebrada y luego de lavar la ropa se dirigen a la iglesia, que queda en la zona rica del pueblo donde viven los extranjeros y los dueños. Allí pueden ver el contraste entre su vivienda y la zona de los poderosos, y al entrar en la iglesia ve a muchos cómo él buscando consuelo en las enseñanzas de Cristo, que alaban la pobreza y el trabajo como virtudes que serán recompensadas en el reino de los cielos. Aquí el autor también describe más la belleza de la joven Mariena, así como la vitalidad de Cándida comparada con Pastora, y como se reprocha Rudesindo al tener pensamientos y deseos con ella, destaca también el entorno del pueblo, en donde los jornaleros y trabajadores buscan pasar sus días y sobrellevar su dura situación ya sea emborrachándose, discutiendo sobre diversos temas como política o sus condiciones laborales, o acudiendo a Dios