Desde su juventud Alberto Vallejo había aceptado la necesidad de separar, pero ¿separar qué? ¿De qué manera?
Alberto se lamentó de la impetuosidad de sus infundados razonamientos, los cuales se habían vuelto
usuales en su pensamiento, y prefirió regresar a dormir. Tal vez así encontraría tranquilidad para pensar.

En la mañana llamó a su madre por teléfono. Desearía haberle visitado personalmente, pero el automóvil se encontraba en el
corralón y no poseía el dinero suficiente para sacarlo. Esperó minutos para la conexón; sin embargo, su madre no contestó.
Alberto se sentía desolado y arrepentido. Si tan sólo tuviera el auto, podría escapar.

Al anochecer soñó con María. En ese entonces se le presentó como una delgada joven castiza de ojos almendrados que se erguía sobre el suelo ligeramente. Alberto pensó que estaba siendo sujeto a alguna clase de broma; sin embargo, se esforzó lo más que pudo
por levitar con ella. A cada centímetro que se alejaba del suelo sentía una presión inimaginable sobre sus piernas y
su pecho, por lo que colapsó y rodó como cochinilla en el suelo. Alberto se sentía vil y desagradable.

-¿Si sabes que todo esto es un juego, verdad?- Contestó un sí lánguido y vio cómo María sonreía y luego reía.
Y en cierta medida, tenía razón, todo era un juego, y era necesario comprender eso.

Al siguiente día olvidó ir a trabajar. Más bien, las circunstancias no se lo permitían. Obviamente, no era culpa nuestra,
nosotros no habíamos hecho nada. Debido al choque de un camión repartidor de refrescos y un camión de mudanza, el tráfico se
había extrangulado, y los pasos viales estaban suspendidos indefinidamente. Alberto se alegró que nadie saliera lastimado,
pero pensó que era una lástima no poder llegar a su trabajo en la oficina. ¿Qué pensará el jefe? ¿Creerá la excusa?
Nada se ha hecho que atestiguara en contra de nuestra inocencia, ¿por qué habríamos de ser castigados injustamente?
Siendo totalmente honestos, todo está siempre fuera de nuestro control. Debido al choque no he podido llegar al trabajo, pero sé que no hay otra manera en que se desarrollasen las cosas.

[Parecía que la historia y el desarrollo de todos los sucesos se le expresaban al mismo tiempo, y que
no importaba nada de lo demás. Era por eso que todos los hechos se consideraban uno sólo, su falta al trabajo era el choque de camiones que era el pavimento mojado o la grada resbaladiza. Por lo tanto, decíase, la historia no puede ser más que el desarrollo infinito de un suceso igual para todos, atemporal.]

*Lo que está en corchetes no me parece suficientemente desarrollado, probablemente lo elimine*