La semana pasada leí en twitter que Antonio Lorenzo, periodista de tecnología al que sigo la pista desde mi etapa laboral en Vodafone, propuso un experimento curioso: pasar un día despegado del teléfono móvil. Este es mi balance del día, un poco peculiar, como el uso que hago del teléfono.

Lo primero de todo, como muchos tengo dos líneas de móvil activas, una personal y otra del trabajo, ambas en teléfonos Android. En este caso renuncié a usar el smartphone particular por completo, y el profesional pensaba usarlo mínimamente (aunque no llegó a sonar en todo el día, en la oficina seguimos siendo de teléfono fijo o mejor aún, de dar un paseo hasta la mesa del compañero).

Lo primero y más obvio es el despertador. Normalmente lo llevo en el móvil por la facilidad de programar alarmas: de lunes a jueves a una hora, los viernes a otra... Hubo que buscar alternativas por casa y finalmente usé una tablet (Nexus 7). La misma me sirvió para leer los titulares durante el desayuno (extrañando todavía a Google Reader) pero se quedó en casa durante la jornada laboral.

De camino al trabajo, normalmente tengo suerte: aunque el trayecto es de unos 25Km, hay varias rutas a elegir en caso de que haya atasco. Normalmente Waze me avisa de la que está menos saturada e incluso va corrigiendo sobre la marcha si hay algún accidente por el camino. Hoy salí un poco antes, y me hizo falta el margen.

Una aplicación que uso bastante es Pomodoro, una herramienta para gestionar el tiempo que divide la jornada en tramos de 25 minutos, con descansos de 5 minutos intercalados, y uno más largo de 15 minutos cada 4 tareas. Me ayuda a concentrarme y controlar cuanto tiempo dedico a cada cosa. Al no usar el móvil me encontré al principio midiendo el tiempo con el reloj, pero desistí enseguida.

Las reuniones no fueron problema al estar sincronizado el calendario del móvil con el Outlook, así que estando pendiente del portátil no llegué tarde a nada. Antes de salir consulté en Google Maps la ruta con menos atasco para la vuelta, pero no hay color: en lo que se invierte 5 segundos en el móvil (con Google Now incluso es automático), en la web se tarda casi un minuto.

En casa, tras comer (bendita jornada continua de verano) me puse al día con Twitter y redes sociales con el Tablet y el ordenador. Mi pareja estaba trabajando, afortunadamente Hangouts (el antiguo Google Talk) es multidispositivo y podíamos comentar el día en algún rato libre. Si hubiera querido usar Whatsapp no hubiera sido posible, porque únicamente se permite llevarlo activo en un smartphone (en realidad hay alternativas, pero no me merecía la pena para una tarde). Pensandolo bien, es la única aplicación que no tengo instalada en el Tablet, por lo que no pude consultarlo.

Instagram me tiene también enganchado, pero con la cámara del Nexus 7 no se pueden hacer maravillas, así que se quedó sin actualizar por hoy...

En cuanto a llamadas,cada vez realizo menos, y las que hago son a personas que no han entrado en el juego de la mensajería instantánea y que tienen teléfono fijo. En ese caso tiro de la tarifa plana incluida con el ADSL.

Si hubiera seguido la rutina prevista, debería haber salido a correr (con la aplicación de Nike activa), pero  con el calor sofocante de Madrid me refugié en el aire acondicionado de casa con un libro en el Kindle y pasando este texto a limpio.

Ahora sólo queda ver el recuento de llamadas perdidas, SMS y Whatsapps:
Llamadas: 0
SMS: 0
Whatsapps: 6 (Intento de quedar del grupo de amigos, del que se rajaron 3 personas y al que no sé si contestar a estas horas...)