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- Uno cree que sabe lo que es un listillo porque tiene un primo informático o una novia periodista. Pero no. Nunca -jamás- ninguna tribu urbana podrá equipararse con los Ingenieros. Ellos son lo piú, el listillo Alpha, el quam de la inteligencia y la erudición. Una panda de fulanos insoportables hostiables a mansalva, pero no nos precipitemos… antes, como siempre, bisturí y paciencia:
- Usos y costumbres. No pueden pretender calar a un ingeniero de raza como lo harían con un ser humano corriente. No funcionan así. Para un ingeniero solo hay problemas y soluciones, nada más. Un problema A y una línea recta hasta la solución B. Y todo lo demás es paja.
- Por ejemplo. Puntualidad. Los ingenieros son puntuales como un artesano de Schaffhausen, ¿por qué? Pues porque si han quedado a una hora es más práctico acudir a esa hora, sin más. ¿Por qué llegar antes o después?
- Moda y parné. Se equivocan si creen que los ingenieros son un grupo de nerds más, dando penita por las cenas de empresa con sus camisas de C&A y los calcetines de mamá. No. Tampoco esperen verlos enfundados en un traje de Hedi Slimane y unos Burlingtons de rombos. Ellos son prácticos. Y lo más práctico es -siempre- la calle de en medio, la mediana más gris de la Campana de Gauss: camisas, chinos, polos, algodón y Massimo Dutti.
- Aparatuquis. No falla. Los ingenieros aman los gadgets con desmesura. Necesitan cada iPad, WiiU o GPS en la punta del nabo que salga al mercado. Todos. Y si es con 64 GB o LEDs o cualquier feature tecnomolona mejor que mejor. Y cada aparatuqui -por supuesto- actualizado al jodido minuto con el firmware más reciente y más badass. Coches también. Les pirran los coches.
- Ingenieras. Hay carreras entre las que se cuela alguna espontánea perdida como un quinto en un día de permiso. No sé, alguna pija taconeando en los pasillos de Derecho o peor, una tronista en el aula de Publicidad del CEU -”Me gusta los anuncios, ¿sabes?“. Esto no sucede con las ingenieras. Ni rastro de tacha o mácula de mediocridad en su expediente del Poli. Ellas son como ellos pero con tetas. Listillas, inteligentes y tocapelotas; pero mujeres, o sea, la repanocha.
- Verdad o truco. House tiene un nosequé de ingeniero. Me explico, un ingeniero no es un comercial bocachancla -qué por cierto, qué puto asco dan- sencillamente porque no puede evitar mostrar su superioridad intelectual con lo que él considera correcto e incorrecto. Aunque te duela. Porque si cree que no has aprobado tu PER porque eres tonto del culo te lo dirá, sin más, porque son amigos de la verdad y eso, para qué engañarnos, les hace un poco entrañables.
- De jarana y ligoteo. Un ingeniero solo puede -y quiere, vaya- observar a una mujer como un conjunto de pros y contras, de virtudes y defectos, de ceros y unos. ¿Pasión y frenesí? Ja ¿Padecimiento y locura de amor? Venga, no jodamos. En su chola no hay pollas ni ego, solo una balanza con dígitos electrónicos y un problema que atajar.
- Por ejemplo: Un alegre Ingeniero Industrial llamado Víctor conoce a Carolina en una cena de exalumos. Dos semanas después este es el DAFO de Víctor. Cosas que sí: es maja, no da mucho por culo, cocina bien, está delgada, le gusta Dos hombres y medio. Cosas que no: está loca, es un poco estrecha y odias a sus amigas. xa ya = (xy)a. Venga, pues sí.
- Él sabe más que tú. Y esta es la llave para entender cómo funcionan los brillantes sesos de un ingeniero, el único mandamiento que resume todo su cosmogonía vital: Él sabe más que tú. Siempre. En cualquier situación, entorno, profesión o circunstancia. En cuanto a mecánica, informática, arquitectura, medicina, ciencia o tarot. Y si no lo sabe, lo aprende. Y si no lo aprende es porque es un tema banal -no sé, arte, literatura o chorradas del estilo- porque si importara, claro, él lo sabría. Porque es ingeniero.
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