Naruto: Del éxito a la agonía. Un análisis-crítica para los que hayan visto la serie.

Ahora que Naruto acaba, es el momento de escribir esto que llevaba tanto tiempo dentro. Es hora de escribir sobre la serie que me llevó a la decisión de hacerme un tatuaje. Es hora de hablar sin fanatismos sobre qué ha sido Naruto y qué ha pasado. Y como es una serie densa y larga para poder hacer un análisis detallado, iré por los diferentes arcos. Arcos argumentales que han sabido capturar al espectador en su primera etapa. Pero vayamos por partes. Este análisis está repleto de spoilers; no soy traidor.

Naruto – Periodo que abarca hasta la marcha de Sasuke.

La serie comienza con humor, con un niño descarriado que luego nos roba el corazón al saber que su comportamiento se debe a su orfandad, que nunca conoció a sus padres y que en pocas palabras, era un desgraciado. Era un buen gancho para el espectador, pues todo el mundo puede compadecerse aludiendo a las desgracias de su vida. No solo vemos que Naruto es un bala perdida sino que además tiene su corazoncito y es capaz de defender a los que quieres. Ahora que ya tenemos a un espectador interesado, es hora de ir metiendo algo de contenido.
Enseguida aparecen los personajes principales, Kakashi, Sasuke y Sakura, profesor y compañeros de grupo, y se explican las bases del universo Naruto: villas, ninjas, grados, chakra y todo lo que ello conlleva, como las técnicas, o como todo el mundo que tuvo la suerte de verlo en subtítulos sabe, Jutsus. Y digo suerte porque años más tarde la serie aparecería en televisión, con una muy mala acogida, pero hablaré de ese asunto más tarde.
Estos se embarcan (y nunca mejor dicho) en su primera misión donde deben proteger a un anciano para que llegue sano y salvo a su casa. Emboscadas, malos, más malos y de repente, la historia que me hizo soltar lágrimas como un niño pequeño. Zabuza y Haku. El malo que en la hora de su muerte se percató de que igual no tenía que haber sido tan hijo de puta con el aprendiz que lo quería incondicionalmente. Bravo, Kishimoto. Has creado una mini historia que me ha arrebatado el corazón. Te doy un minipunto.
Cuando se acaba este arco, comienza el arco de los exámenes. Donde aparecen otros muchos grupos de chavales con sendos profesores. Chavales bien diferenciados en personalidades. Si bien, habiendo visto la serie, vemos que los chavales tienen todos un desarrollo madurativo, también es cierto que a Kishimoto le sobró un grupo y medio. Kurenai y sus chavales, Hinata, Kiba y Shino no pintan más que relleno en la serie, madurativamente hablando. Y también cabe incluir a Tenten, una chica que lejos estaba de tener más importancia que el vendedor de la tienda de ramen.
El arco de los exámenes es, diría yo, el más interesante de la primera parte de Naruto. Los chavales tendrán que avanzar a través de diferentes “exámenes” de supervivencia para demostrar lo que valen y ascender de grado. Y si hay que matar, pues se mata.
Cada uno hace alarde de sus dotes, que luego descubrimos que son cosas que vienen de familia en muchos de los casos. Pero no solo hacen alarde de sus dotes, sino que lo hacen de una manera inteligente. Hay que darle un minipunto en este concepto a los combates de Shikamaru, que era el personaje “alto coeficiente intelectual”, y el autor ha sabido estar a la altura en el desarrollo de estas batallas.
Acabando la saga de los exámenes nos encontramos con –oh, sorpresa- una emboscada. Enemigos infiltrados a porrillo en la villa. Comienza otro arco. Un arco que se resume en dos puntos: Punto uno, Orochimaru contra Sarutobi; punto dos, Naruto contra Gaara. Este arco presenta unos prescindibles flashbacks sobre la vida de Gaara. Gaara, ese niño que lo pasó mal porque alguna mente brillante decidió meterle en su cuerpo un demonio que había sellado en una vasija, simple y llanamente para usarlo como defensa para el pueblo. Y claro, el tiro por la culata, el niño no lo puede controlar, y se vuelve un peligro para la villa. Ni España hace estas chapuzas… de momento. Resultado: un niño inestable, traumatizado y con cara de psicópata con brotes de violencia.
Resolución de la temporada, Muere Sarutobi, el anciano Hokage, Naruto vence a Gaara con un cabezazo, cientos de ninjas del sonido y la arena muertos (nadie piensa nunca en la gente de relleno) y a Orochimaru le arrancan la parte del alma que corresponde a sus brazos, con la intención de que deje de putear. El mismo principio de cortarle las manos al ladrón.
Queda todo en un desorden político de tres pares de narices y que no se entere nadie que nos invaden. Aparece en escena Jiraiya, antiguo discípulo del fallecido Hokage, y rechaza el puesto.
Al viejo vividor no le va estar sentado en un despacho con la incertidumbre de que te puedan asesinar mientras duermes.
Pero él, que es muy buena gente, se ofrece a ir en búsqueda de su compañera, que también fue discípulo del Hokage. Y se va con Naruto, para entrenarlo. Y vaya que si lo entrena, pues le enseñará lo que luego se convertiría en su ataque predilecto y cansino, el Rasengan.
Encuentran a Tsunade y Orochimaru, y se sucede una de las peleas más gigantescas que recuerdo desde las de Godzilla o Megazord. Sapos, serpientes y babosas tamaño familiar intentando arrancarse los ojos. Total patatas porque aquí no ha pasado nada. Bueno, sí. Tsunade se da cuenta de que sí que quiere ser Hokage, y de vuelta a la villa, vítores y fiesta. Los aldeanos ya tienen oficialmente heroína a la que admirar.
De vuelta a la villa, tenemos a un resentido Sasuke que ve como su compañero el don nadie ha alcanzado cotas muy altas de poder. Casualidades de la vida, pasaban por allí cuatro ninjas del sonido que le ofrecen droga al muchacho, y este, como buen preadolescente, acepta.
Ya tenemos nuevo arco, mira tú qué fácil ha sido. A buscar a Sasuke. Pero ¿para qué enviar adultos cualificados en una misión tan peligrosa sabiendo que detrás de todo esto está el que asesinó al Hokage, el ninja más fuerte de la villa? Mejor enviemos unos niños, que aquí en la villa nos sobran.
Se forma el grupo de Shikamaru, Choji, Neji, Kiba y Naruto, que parte en busca del renegado.
Pronto aparecen enemigos, y deciden que lo mejor es que se detenga uno contra el enemigo para que los demás continúen su camino. Así cinco veces. Batallas que le sirven al espectador para emocionarse viendo como los chavales han desarrollado nuevas y mejores técnicas de lucha.
Sobreviven malamente todos ellos y Naruto llega hasta donde está Sasuke. Comienza una batalla de proporciones épicas, y dependiendo del capítulo, muy mal dibujadas.
Y aquí tenía que haber acabado Naruto. Sasuke se da cuenta de que hizo una locura. Volvemos a casa, todos contentos, felices, Hokage nueva. Cerramos la cortina con una viñeta en la que todos sonríen.
Pero no.
Resulta que Aparece en lo que el anime se llamó Naruto Shippuden. Y esto es a lo que yo llamo La segunda saga.

Naruto Shippuden – Desde la marcha de Sasuke hasta el fin.

Cambio de apariencia: los chicos han crecido, y de compositor también. Esta fue una de las peores cosas que pudo pasarle a la serie. No hubo acuerdo para renovarle el contrato al gran Toshio Masuda, que nos dejó temas que tocaban muy adentro, como Sadness and Sorrow, por poner uno. Lo cierto es que casi todos sus temas son maravillosas obras de arte musical, y creo que esta afirmación es difícilmente rebatible. Desgraciadamente le dieron el trabajo a Takanashi Yasuharu, que intentó copiar el estilo del anterior y le salió una muy mala bazofia. Naruto Shippuden en cuestión musical fue una basura. No tiene un solo tema que sirva, y cabe destacar que hay uno que parece sacado de una peli del salvaje oeste. Eso estaría bien en una peli del salvaje oeste, pero no en un mundo de cultura japonesa con ninjas. Muy mal, Takanashi, lo has hecho muy mal.
Shippuden no solo empieza con una banda sonora horrible, sino que también comienza con dolores de cabeza para el espectador. Nuevos conceptos por todos lados. Bijuus, Jinchurikis, y un transfondo recién sacado del horno que más o menos encaja, pero que no era necesario.
Aparecen los Akatsuki (algo que quedaba abierto desde la primera parte), unos raritos que trabajan por un bien común, que no se sabe muy bien qué es. Y con esto ya tenemos historia para rato.
Muere Gaara. ¡Sí! Por fin una muerte de un personaje relevante, ¡Qué maravilla, la serie va en serio! Oh. Falsa alarma, primera muerte y primera mágica resurrección. Vaya por dios. Esto lo cambia todo. Ahora cualquiera podrá revivir pues existe el concepto. Ya las batallas pierden su intensidad cuando se tratan de personajes principales.
Shippuden no tiene ese encanto que tenía la primera parte. Shippuden es mucho más seria y aburrida. No hay esos grandes combates inteligentes que había y todo se vuelve mucho más enredado.  Los ingredientes para Shippuden son: Akatsuki, robar juubis, matar gente, repetir. Perseguir a Sasuke de forma sistemática y sin sentido, y una Sakura que rozaba lo absurdo. Una chavala que veía cómo su afecto por Sasuke, después de tratarla como una mierda durante años e intentar matarla, no hacía más que crecer. Porque todo el mundo sabe que a las chicas les molan los tíos duros que intentan matarlas (ironía fina, para los lectores menos avezados). A parte de esto, más entrenamiento, más muertes. Y comienzan las cosas raras. Me refiero ni más ni menos que a las incoherencias. Incoherencias con las bases que se habían sentado del universo Naruto y que el autor decidió ir pisando una a una hasta que no quedara nada.

La escala de poder, que dice que un genin es más débil que un jounin, empezó a no tener sentido cuando aparecieron seres que eran capaces de patearle el culo a los 5 Kages al mismo tiempo.
La escala de poder desaparece cuando alguien completamente exhausto es capaz de invocar a una serpiente gigante (cosa que requeriría una cantidad considerable de chakra), y no solo eso, sino que la hipnotiza con el sharingan para poder irse a otra dimensión con ella y librarse de una muerte segura.
La escala de poder se esfuma al haber peleas con shuriken en el que hay quien muere y que a la vez haya peleas que modifican el paisaje visto desde las alturas y aquí paz y después gloria.
Naruto se fue poco a poco a la mierda. Él solo, sin ayuda de nadie. Empezó maravillosamente bien y a mitad de camino perdió el rumbo. Dando tumbos de un sitio a otro, como un animal herido de muerte, desangrándose. ¿Qué se puede decir del arco de Danzou? Crear un “manipulador” en las sombras para crear una historia paralela… y de repente, chas. Muerto. Como si nunca hubiera estado. ¿Y lo de los alumnos de Jiraiya? ¿Era necesario vincular a Nagato y compañía a Jiraiya? ¿Para qué, para que no pareciese un argumento pegado con cola de la nada?
Konan, Nagato, Yahiko. Tanto monta, los tres son totalmente innecesarios e irrelevantes en la serie. No hacía falta ponerles un transfondo. Hidan no tiene transfondo, ¿ha sido la serie menos mala por ello? La respuesta es no. ¿Cuántos ojos perfectos nos hemos encontrado a lo largo de la serie? Primero eran las tres aspas. Con ellas el sharingan estaría completo. Luego apareció Itachi y reescribió las reglas. Luego el Rinnengan. Y luego si hay algo más no lo sé porque sinceramente mi interés ya no era el suficiente para seguir teniendo en cuenta las mil batallas que pasaban en el guión.
Y hay que tener en cuenta que el Sharingan proviene del Byakugan, según la misma serie.
Tobi.
Tobi, el que sufrió un trastorno de personalidad tan grande que el autor no sabía dónde meterlo. Al final lo arregló creando dos personajes que en realidad actuaban como el mismo (de ahí las dos personalidades). Tobi y su clon blanco, cararretorcida para los amigos.
Tobi, que resultó que era el malo malísimo detrás de Akatsuki. No perdón, el malo maloso final era Madara. El que se salió tanto de la escala de poder que no había humanamente cómo destruirlo. Así que el autor decidió matarlo antes de que hiciera nada. El malo final resultó ser una especie de deidad a la que sellaron. Toda la historia se entremezcló con un montón de personajes recientes: El sabio de los seis caminos, sus hijos, los descendientes de estos, el cuñado, la suegra, y la madre que los parió. Otra historia de trasfondo que volvía a sobrar en la serie. Es como si saliese una nueva película de Star Wars explicando que dentro de Darth Vader en algunos momentos clave de la película no había nadie, sino un robot. ¿Para qué modificar la historia si así está bien? Pues para alargarla. Para seguir trabajando y por ende, recibiendo dinero. Los creadores de contenidos (con permiso de los de Breaking Bad) no tienen ni la más remota idea de que es mejor cerrar una serie cuando se debe, que alargarla hasta la agonía. Porque seguramente, si este señor vuelve a hacer una serie se la va a comprar quien yo me sé. Porque no ha sabido crear una historia. Porque Naruto se acaba a las prisas y mal, por decir algo ligero.
Naruto me hizo pasar grandes momentos y derramar algunas lágrimas. Y poco a poco vi como todo aquello se iba perdiendo. Vi cómo Naruto se iba deformando hasta convertirse en un shounen bastante estandarizado, aburrido y con una trama difícil de seguir.
Naruto Shippuden es Death Note después de la muerte de L.

Me alegra que Naruto se acabe. Hacía tiempo que merecía una muerte, y por desgracia ya no puede ser digna.